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Primero de MayoDía del trabajo, o mejor día de los trabajadores. Fecha recordatoria de luchas y de mártires de los dos siglos pasados y lo que va de este siglo. De Chicago hasta Neuquén. Desde el reclamo por las ocho horas de trabajo con ocho de descanso y ocho de libertad, que hoy ya ni siquiera es motivo de sueños, porque el que se fija en las horas de más que debe permanecer en su trabajo, o las quiere cobrar como extras, corre peligro de ser despedido. Desde aquel Chicago que condenó con un tribunal a los rebeldes, hasta este Neuquén en que un policía así, simplemente, mató a un maestro disparándole en la cabeza, desde pocos metros, un proyectil de gases lacrimógenos. Luchas y mártires en la mayoría de los casos perdidos en el anonimato. Luchas y mártires que, sin embargo están en el secreto del crecimiento de la nación, porque el capital y los bancos nunca construirían nada sin la mano de obra, sin el sudor, la inteligencia, la paciencia y las necesidades de los obreros.
Hubo primeros de Mayo con la plaza llena de “grasitas” y de sueños. Clamores de victoria alentados por el entusiasmo de los conductores. Pero hubo traiciones. De gobernantes que se sirvieron de nuestras riquezas y nuestras posibilidades para venderlas, vendiendo así la dignidad y los derechos de quienes las habían logrado a fuerza de trabajo y de lucha. De dirigentes gremiales que se olvidaron de quienes habían puesto en ellos sus esperanzas. De instituciones ancestrales que habían prometido defenderlos. Y se vació la Plaza de obreros e ilusiones, dando lugar a la ronda de las ausencias que con los desaparecidos de la dictadura, evoca también este derecho del trabajo conculcado que conspira contra la vida y la paz.
La tibieza mundial en la celebración de esta fecha obedece a que una mano gigante ha abarcado al mundo, apretándolo con fuerza para hacerle saber que no hay más que un modo de pensar, un modo de vivir, un modo de subsistir y le ha inyectado el dogma de la globalización económica que conlleva la supresión de las independencias nacionales e individuales y la cerrazón del todos los futuros en un único y obligado futuro. Mayo, mes de libertad para los argentinos, comienza en este primer día, con una evocación de los patriotas que con las herramientas del campo, de la tierra o de la inteligencia, viviendo las exigencias duras y casi desprovistas de romanticismo del trabajo de todos los días, forjaron nuestra historia con sus valores y sus grandezas.
De pie frente a ellos nos corresponde agradecer sus empeños y realizaciones, acompañándolos hoy en sus reclamos que por todas partes se levantan para reivindicar su dignidad y su espacio con el objetivo de recuperar una nación grande, libre y soberana. Pbro. José Guillermo Mariani |
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