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A todo vaporEs la recta final. El camino a las urnas, que para algunos significa la vuelta a la “querencia” se apresura sudorosamente. Ya todo está dicho, y todo está por hacer. Han abundado las palabras y la gente ha esperado con gran expectativa los anunciados y tan esperados debates. Expectativas que, si uno bien se fija, no estaban tanto en lo que podían decir los participantes, candidatos a gobernadores o intendentes, sino en quién “ganaba”. Claro que para cada uno, como aquí no se trata de goles objetivos, pelotas que entran en la red superando al arquero, sino de apreciaciones subjetivas, el ganador fue siempre el del propio equipo. Los candidatos están alineados para la confrontación democrática. Las encuestas, a veces pagadas, a veces parcializadas, a veces desfiguradas y a veces realizadas con seriedad, ejercen gran influencia en la gente común. Todas, no sólo las serias. Por eso constituyen también un elemento de campaña. Y generalmente aciertan con el pálpito final. En ese sentido, es como si hubiera una certeza sobre el ganador en provincia e intendencia. Claro es que en esto, como en el fútbol, nunca está todo dicho. La reacción popular más o menos analizada en sus orientaciones y resultados, muchas veces depara sorpresas. La “continuidad diferente” de Schiaretti o la “continuidad de la lucha anticorrupción”, tanto como la “discontinuidad con la dependencia del gobierno nacional” estarán sujetas a prueba. Lo mismo que el programa modesto de Riutort y el agresivo y faraónico proyecto de Chuit, como la serena perspectiva de un hacia adelante corrigiendo errores de Giacomino, y la repetición como herencia de las obras paternas, en categoría de conservación y progreso de Mestre. Schiaretti no puede desligarse del delasotismo. Negri no puede desligarse del angelocismo. Ya fueron probados. Ya no pueden desligarse de la dosis de corrupción e insatisfacción de necesidades en el orden de los salarios, de la salud y de educación. El Frente cívico y social hace la propuesta renovadora desde la opción por nuevos integrantes de los equipos de gobierno. Las otras dos propuestas mantienen en reserva los nombres. Porque es seguro que allí, en los partidos tradicionales, los nombres de los políticos profesionales se repetirán en distintos cargos, a veces muy distantes de su especialidad. La ambigüedad de que porque conocen el campo es mejor recurrir a personajes que ya fueron y, en cambio, los improvisados se perderán en las realidad de los problemas que los esperan, no tiene respuesta fija, hasta después de la experiencia. El reclamo popular del 2001 subrayado por las cacerolas, pedía “que se fueran todos” y, en realidad, somos un pueblo tan y tantas veces defraudado, en cuestiones que podemos calificar como esenciales, que carecemos de elementos para solucionar aquella ambigüedad. El 2 de Septiembre por la noche o a lo más el 3, después de haber recibido los gritos y aclamaciones de los que se consideren victoriosos con su séquito ritual, nos enteraremos de quienes serán realmente los que tengan en sus manos el gobierno de la provincia y la intendencia de la ciudad y de varios municipios del interior. Para muchos, allí habrá terminado todo. Como si se tratara de un partido de fútbol en el cual, el que ganó ganó, y el que perdió perdió, y nada más. No y no!! Precisamente desde el día después, los nuevos gobernantes empezarán a ganar o perder. Grandes hospitales periféricos; administración redituable de la TAMSE, aumento de colectivos y troles, dispensarios de 24 horas y médicos full-time; boleto urbano gratis para estudiantes y jubilados; reciclaje productivo de la basura; salarios dignos para los docentes; obras de infraestructura, fomento de la educación formal para terminar con la deserción escolar y el analfabetismo… todas las promesas irán cayendo encima de los futuros gobernantes, desde el día después del cuarto oscuro. Y a medida que se vayan esfumando esas expectativas, su triunfo se desvirtuará. Por eso, en realidad, no nos importa demasiado quienes ganen o pierdan, nos importa como cordobeses que nos tomen en serio, y después de las elecciones, estén presentes todos los que hoy dicen interesarse por nosotros, para fomentar las iniciativas beneficiosas, aunque no provengan de su propio partido. Hay un aspecto que se recalcó en las campañas y ojalá no haya sido sólo para conquistar votos sino porque realmente se cree así. Que el municipio es el primer escalón de la democracia, y la autenticidad de sus autoridades legitima el de las del orden provincial y nacional porque aquellas son las únicas sometidas realmente al juicio y criterios del pueblo concreto y las que pueden sortear los engaños de la propaganda mediática. Que el “a todo vapor” no sea entonces para terminar la carrera sino para empezarla. La carrera fue hacia el poder. Que el poder sea hacia el pueblo José Guillermo Mariani (pbro) |
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