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¡A defenderse!La orden debe ser impartida y obedecida al levantarse cada mañana, antes de “SALIR A LA VIDA” ¿Alguien te va a atacar? La verdad es que todos están dispuestos a hacerlo. El comerciante o el vendedor domiciliario tienen un discurso preparado para endilgarte sus productos. Te esperan y te reciben sonrientes, con cara de amigos y hasta palmadas de afecto (lo han aprendido en los cursos de marketing) Y, si creyendo en su sonrisa y sus palabras que ponderan lo que te quieren vender, los crees verdaderamente interesados en ti, ¡vas muerto! Te meterán el perro, sin que caigas en la cuenta. Tienes que entrar al local de la negociación, provisto de un escudo que coloques enseguida entre tú y él o ella, (vendedores) preparado para detener las suaves y seductoras flechas que te disparan. Vas al mecánico porque has escuchado un ruido raro en tu automóvil. Se trata de un taller con “tecnología”. Con unos aparatos irrefutables te diagnostican la enfermedad de tu auto. La bomba, la polea, la dirección, el distribuidor . . .¡esto no se consigue!- Estás dispuesto a arreglarlo pronto, porque lo necesitas para trabajar. Y esto sirve de pretexto para que te señalen un trabajo y un costo exorbitante. ¡Saca tu escudo! Comienza a exponer tus límites y la irracionalidad de los costos señalados con decisión de cambiar de técnico. De otro modo quedarás enredado. Vas al médico. Sales del consultorio con una receta que, de acuerdo a sus dichos es el medicamento más nuevo que se ha inventado para tus males, con efectos maravillosos. En la farmacia viene el impacto ¡doscientos pesos diez comprimidos! No lo cubren las mutuales. Y recién entonces empiezas a pensar: La actitud de este médico tan amable, tan amigo, ¿será realmente intención de curarme o se estará aprovechando de mi ingenuidad y mis bolsillos? Por lo menos haz otra consulta. Vas al cura de tu pueblo o de tu barrio para conversar sobre tu estado espiritual. Eres muy bien recibido como el hacendado más importante del lugar. La conversación que versa sobre algunos escrúpulos de malversación de bienes o de mezquindad para compartirlos, se orienta fácilmente a la posibilidad de “blanqueo” sagrado, haciendo donaciones importantes para la iglesia u obras de beneficencia. ¡Saca tu escudo! Allí hay una intención no prevista para tu conversión o tranquilidad de conciencia. Te están utilizando, aunque te prometan dejar tu nombre escrito para que todos sepan de tu generosidad. Sabes que la cúpula eclesiástica presidida por el cardenal Bergoglio visita a las autoridades de todos los poderes, con ocasión de la semana santa, buscando reconciliaciones y unidad entre los argentinos en su mayoría católicos. Por tus informaciones disponibles y la experiencia de circunstancias parecidas, esta actitud es meramente diplomática, con la política de no dejar que la iglesia pierda poder frente a todos los escándalos que se destapan en el mundo y entre nosotros. La pérdida de poder que significaría una ley de legalización del aborto o que permita las uniones civiles entre homosexuales o la adopción, que son cosas de las que ya se habla, es lo que los está preocupando. Si no se suprime la vicaría castrense, ni se añaden a la ley de divorcio las referidas al aborto y la homosexualidad la iglesia conserva su autoritarismo y prestigio a pesar de todos los escándalos sexuales y financieros que se le descubran. ¡Ojo! Escuchas a los que protestan por la severidad de los jueces que están condenando a los genocidas de la pasada dictadura, y piensas si no ha sido suficiente la impunidad de que gozaron, y que después de treinta años de ocurridos los hechos, los delincuentes se amparen en la desaparición de testigos o puedan, por su edad, gozar del privilegio de cárcel domiciliaria. Y te convence de alguna manera el argumento de que también habría que proceder así contra los que militaron en la organizaciones armadas subversivas. Dos demonios. ¡Sólo hay uno: el sistema capitalista cruel y opresor que alimenta subrepticiamente todas las represiones! Lees un noticia repetida de diversas formas 38 veces en un día en Clarín, acerca de un propuesta de juicio político a Aníbal Fernández y te convences de que hay que hacérselo. Y un tiempo después encuentras que están sospechados de malversación o enriquecimiento ilícito O.Aguad o L. Juez y como ni Clarin ni la Nación repiten la noticia, los calificas de inocentes. ¡Te olvidaste del escudo y caíste en el engaño mediático! Por eso creo que es sabio reconocer la agresión a que la realidad a que la competencia despiadada nos ha acostumbrado y preparar cada noche junto al lecho, el escudo, para armarse con él a la mañana siguiente. Cada uno tiene preparada su “caja de herramientas” para cautivarte y aprovecharse de ti. José Guillermo Mariani(pbro) |
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