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Aborto, socialismo, poder y política
¿Por qué mezclar tantas cosas en el título de esta reflexión? Simplemente, porque todo está mezclado en la realidad de una cantidad de informaciones que nos llegan y responden a reacciones y manejos eclesiásticos desde las más altas esferas. El cardenal Bergoglio visita al Papa para informarle sobre la realidad político, social y religiosa de Argentina. Lo acompaña como corresponde, lo más selecto y conservador del Episcopado. Un asunto a tratar será el de Mons. Baseoto, obispo emérito de Añatuya, (lugar que recuerda otro proceso silenciado y brumoso) sospechado de complicidad en el tráfico de bebés y violador como obispo castrense, de la disciplina militar (recibe sueldo como tal) y del respeto debido al Ministro de salud de la nación, a propósito de las decisiones favorables a la planificación familiar y al uso de preservativos en la lucha contra el SIDA, junto con la despenalización del aborto. Esas gestiones se orientan a desconocer la decisión del gobierno nacional de apartarlo de su cargo, lo que implicaría, si sucede antes del tiempo de su renuncia por edad, la pérdida del beneficio económico que es el elevado monto de la jubilación como integrante de las Fuerzas armadas.
El campo de batalla elegido por las autoridades eclesiásticas argentinas para oponerse a un gobierno que no ha reconocido sus recomendaciones de frenar los juicios contra violaciones de los derechos humanos, ni a silenciar a la prensa en sus denuncias contra abusos sexuales de clérigos de diversas jerarquías, ni a dejarse presionar en la elaboración de la nueva ley de educación, ni a aumentar los privilegios de los Colegios católicos privados, es tácticamente el más adecuado. Menem adquirió prestigio definitivo ante Juan Pablo II y el episcopado argentino con su posición antiabortista y rechazo de las conclusiones del gran Congreso feminista realizado en Beijín en 1995. Ruckauf logró desplazar a su contrincante para la provincia de Bs. As. con el apoyo de Ognegnovich que acusó a la candidata rival, Fernández Meijide de abortista. Bush se conquistó a los católicos tradicionales y confesiones religiosas cerradas a toda disminución de las leyes represivas en ese aspecto, asegurándoles su coincidencia en esa posición. Así obtuvo el apoyo necesario para su reelección.
La experiencia resulta aleccionadora. Por eso también el Episcopado Argentino con un prestigio absolutamente disminuido ante la población, y muy pocas simpatías hacia el gobierno de Kirchner debido a sus criterios prescindentes de las posiciones conservadoras de la Iglesia, acude a robustecerse en Roma con una presentación que incline la balanza vaticana en su favor, descontando que logrará fácilmente su objetivo.
Allá arriba, entretanto, en Venezuela, aparecen por otro lado las patas a la zota. El vicepresidente del episcopado, Roberto Luckert, como una venganza por que el gobierno de Chávez no renovó la concesión estatal a una emisora privada de TV calificada como golpista, ridiculizan el propósito del presidente elegido por absoluta mayoría, (siete contra cuatro millones) de establecer un socialismo a la venezolana y acuden a buscar la aprobación de Roma para su campaña antichávez y probush.
Todo esto es un enredo muy complicado para sensibilizar al pueblo sencillo, pero es una táctica excelente para oponerse a una revolución que necesita Latinoamérica, sin sangre pero con justicia, sin guerra pero con independencia de los grandes que la manipulan y la oprimen.
José Guillermo Mariani (pbro) |
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