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Baja por traición
No es la primera vez que en los países latinoamericanos, evidentemente necesitados de una revolución social que acabe con el liberalismo esclavizantes y corrupto, son víctimas del engaño de quienes astutamente, prometen el oro y el moro y luego olímpicamente, se vuelven atrás y entregan con el mayor descaro al País. Acaba de suceder con Lucio Gutiérrez, el nuevo presidente de Ecuador. Subió al poder hace seis meses, apoyado por todas las fuerzas progresistas y las comunidades indígenas, abriendo una brecha esperanzada para el futuro. Refundar la República, derrotar la corrupción, defender la soberanía, detener privatizaciones petroleras, reactivar la producción . . . Los compromisos estaban establecidos con las organizaciones populares, desde Enero del 2000. Ahora, fiel aliado de Bush y sumiso ejecutor de las recetas del FMI, con persecución desatada contra dirigentes laborales y un sistema de espionaje en todas sus formas, llevado a cabo por el funesto coronel Patricio Acosta simpatizante de los métodos usados por Fujimori-Montesinos, todo aquello que era compromiso se diluyó en la traición. Todo lo que era esperanza se desmoronó en el abismo. Ha finalizado en estos días una gran convocatoria del Congreso Nacional de los Pueblos de Ecuador con participación de más de dos mil quinientos delegados de diversas organizaciones sociales del país. Sus denuncias y reclamos son muy concretos. Replantearán sus exigencias de acuerdo a los compromisos contraídos. Y alentarán grandes movilizaciones para impedir que continúe esta maniobra traicionera de entrega y sumisión a los intereses extraños al País. En la cima de las propuestas figura la de rechazar el ALCA para unirse a Venezuela, Brasil y Argentina en la gran empresa de fortalecer el MERCOSUR, mientras se aguardan también las definiciones del Salvador, Uruguay, Bolivia y Paraguay. Lo de Lucio Gutiérrez puede calificarse como “baja por traición” Lamentablemente no se trata de una cosa imprevisible. Entre nosotros ya han brotado las objeciones reaccionarias de los intereses sobradamente conocidos desde siempre, que se quejan de la “obsecuencia kirchneriana” del periodismo, o auguran una caída estruendosa, o se entretienen con chismes acerca de la vida familiar, cuando no se toman la cabeza afirmando horrorizados que estamos entrando en un régimen marxista. Ellos, los obsecuentes del menemismo, los que lucraron con la corrupción, los que a pesar de todas las evidencias delictivas propiciaron y defendieron la impunidad. El poder de estas redes que no sólo se tejen dentro de las fronteras, sino que se extienden y trenzan mucho más allá, es temible. Por eso, no podemos dejar de apoyar todas las decisiones que van limpiando el plano sociopolítico, aunque anhelemos que pronto se llegue también a definiciones fundamentales en el orden económico respetando nuestra soberanía y devolviendo a millones de desempleados la dignidad del trabajo. Sin llegar a la obsecuencia, no podemos sin embargo dejar de apoyar expresamente, una cantidad de decisiones y gestos del equipo presidencial que responden a viejas aspiraciones populares. Pensemos también que en esta oportunidad, una gran parte del futuro está en nuestras manos, a pesar de todas las traiciones. El fortalecimiento del MERCOSUR está en la mira y es un objetivo primordial que les “pica” a varios que ya han comenzado a rascarse en salud en diversos “ámbitos”. Pbro, José Guillermo Mariani
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