Córdoba, 13 de Septiembre de 2008
Al Obispo de la Diócesis de Santiago del Estero
Monseñor Francisco Polti Santillán:
Ante el Comunicado emitido por su obispado, el pasado
viernes 22 de agosto, donde se da a conocer el Decreto del 4 de agosto, y las
razones por las que Ud. sanciona al Presbítero y Dr. en Teología Ariel Álvarez
Valdés; es que queremos manifestar nuestra opinión y sentir.
Somos miembros de diferentes Comunidades de Córdoba, que
muy lejos de sentirnos “perplejos y confundidos por el contenido de las
enseñanzas, reflexiones y propuestas teológicas del padre Ariel”, éstas nos
hacen sentir reafirmados en nuestra fe, y más bien nos llena de indignación, nos
perturba y defrauda, que una vez más, se repriman y acallen las voces de
teólogos, exegetas, sacerdotes y laicos reconocidos ampliamente por sus
conocimientos, dedicación y compromiso para con el Reino anunciado por Jesús de
Nazaret. Lo entendemos como una forma de violencia anacrónica, que solo provoca
desaliento y exclusión, en quienes deseamos vivir en una Iglesia Pueblo de Dios,
donde son escuchadas todas las voces, se valora la libertad de conciencia y nos
tratamos como adultos capaces de formar nuestros propios juicios en la búsqueda
de poder vivir una fe liberadora para nosotros mismos y quienes nos rodean.
La renovación iniciada en el Concilio Vaticano II, y
reafirmada en nuestra América Latina desde Medellín a Aparecida, donde se nos
pide una apertura hacia una mayor pluralidad y respeto por la diversidad de
Dones y Carismas, se ve una vez mas traicionada; y para quienes miran “desde
afuera” es un anti-testimonio que afecta la credibilidad de la Iglesia, y del
Mensaje, del cual Ella es Custodia y responsable de transparentar.
Sabemos que desde hace años, tanto Organismos del
Vaticano, como diversos Obispos Diocesanos, pretenden conducir a la Iglesia de
Jesucristo mediante advertencias y sanciones. Nuestra Iglesia deja de ser así
“Madre y Maestra” para ejercer un rol represivo y condenatorio.
Seguramente Ud., no volverá atrás de una decisión ya tomada
y publicada, porque eso significaría deponer el poder episcopal, aunque sería un
gesto noble en aras de la justicia y el evangelio, que reclama una autoridad
siempre servidora.
No queremos dejar de hacerle saber nuestra “perplejidad” y
absoluto desconcierto ante su juicio y sanción, a la vez que nuestro aprecio y
valoración eclesial de la persona y los conocimientos del padre Ariel Álvarez
Valdés, a quien esperamos poder seguir escuchando y leyendo, en cuanto esté a
nuestro alcance. Atentamente.
Consejo Pastoral de Parroquia Nuestra Señora del Valle
Integrantes de la Comunidad
Comunidades de Parroquias amigas
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