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"Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo".
Jürgen Moltmann

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¿Castigo o providencia?

 

En una nota de Osvaldo Bayer se consignan datos muy curiosos sobre  la Iglesia católica en Alemania, hasta el momento una de las más ricas y por eso con mayor influencia ante el Vaticano. Esta circunstancia fue precisamente la que salvó al Cardenal Ratzinger de un escándalo producido en acto público con la presencia de Juan Pablo II, cuando la joven delegada para representar a la Diócesis en el saludo al Papa señaló una cantidad de deficiencias del cardenal en la conducción diocesana. Entre esas fallas las más notables eran un autoritarismo muy marcado, un antiecumenismo agresivo y una prescindencia de toda ingerencia laical y sobre todo, juvenil. Los aplausos que rubricaron el reclamo de la oradora no pudieron acallarse ni ocultarse, a pesar de muchos signos de molestia en el palco. Pero al poco tiempo Ratzinger fue sobreelevado a Roma, al lado del Papa, para convertirse en el vigía más severo de la ortodoxia más conservadora y restauracionista.

Hoy la estrella áurea de los marcos de la Iglesia alemana parece estar empalideciendo. Hay un pedido demasiado insistente en que la consigna es ahorrar. En 27 Obispados se ha frenado todo gasto en reparaciones. Se juntan parroquias haciendo dos de tres o tres de cinco. En las que funcionan, las Misas dominicales no congregan más que ocupantes de dos o tres filas de bancos.  Se ha disminuido sustancialmente la cantidad y las retribuciones económicas a los empleados de los templos e instalaciones eclesiásticas. Ya no se podrá sostener una cantidad de instituciones benéficas ni ayudar a obras de promoción social en países del tercer mundo, como se venía haciendo hasta ahora.

Después de la dificultades financieras anunciadas oficialmente desde el Vaticano y los generosos aportes del Opus Dei para solucionarlas; de los escándalos cuidadosamente acallados del Banco Ambrosiano, y otras cosas parecidas, esta novedad alemana resulta impactante. Al menos treinta templos están siendo alquilados para Conciertos, centros de diversión o grandes  restaurantes. Se calcula que otros diez mil  deberán ser vendidos o demolidos. En Estados Unidos el empobrecimiento proviene de las indemnizaciones que se han tenido que afrontar para reparar a las víctimas de abusos y acosos sexuales. Entre nosotros, el Episcopado ha resuelto comenzar a concientizar a los fieles sobre la obligación del diezmo o los aportes materiales generosos. Es indicio de que, también aquí, a pesar de los aportes estatales, no cierran las cuentas.

Y uno se pregunta el por qué de todo esto. Seguramente no se trata en el fondo, de un problema financiero  o económico. Esto es un reflejo de los efectos producidos por una actitud eclesiástica de empecinada cerrazón ante el mundo. Los templos se vacían porque  ya no hay interés en un mensaje anquilosado en lo prohibitivo o rutinario, que no respeta la adultez de las personas y sigue blandiendo castigos o premios.

Y a propósito, cabe preguntar. ¿Se trata de un castigo o de una circunstancia providencial?  Si no se hacen oídos sordos, como parece que está sucediendo hasta ahora, atribuyendo todo lo que sucede a perversión del mundo y a campaña persecutoria contra la Iglesia católica, es posible que todo esto traiga la esperanza de un renacimiento. Que las iglesias y la Iglesia dejen de ser ricas, a lo mejor las lanzará de nuevo a la evangelización, comprometiéndolas con la gente, valorando las conclusiones de la ciencia y de la experiencia de la humanidad, luchando codo a codo con los pobres para restablecer la justicia en la distribución de los bienes, llevando mensaje de esperanza a los afligidos,  fomentando, o al menos permitiendo, la búsqueda de la felicidad como destino natural del ser humano por encima de todos los argumentos de “ley natural” con que se ha cultivado toda clase de cerrazones y rigideces

La bomba atómica trajo un nuevo Japón. Ojalá esta debacle económica y moral esté anunciando una nueva Iglesia.

Pbro.José Guillermo Mariani


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Última modificación: 30 de July de 2010