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CINCO PATAS
El acontecimiento que concentró de manera más notable las reacciones y comentarios periodísticos fue la movilización provocada por el Gobierno nacional, en Plaza de Mayo. No voy a añadir un juicio crítico más a los ya pronunciados desde los más diversos sectores. Sólo quiero referirme a la extrañeza que me ha producido la diversidad de opiniones, tendiente al parecer a fijar definitivamente dos bandos en pugna, sin tener en cuenta el bien del país. La apreciación numérica de la concentración fue en primer momento de 300.000 personas de acuerdo a cálculos de la policía federal. El Lunes una columnista de un matutino afirmó que apenas llegaba a una 150 personas. ¿Fallan las máquinas calculadores? Una diferencia en la apreciación, de acuerdo a los propios intereses es siempre explicable, pero no en una dimensión tan notable. Lo segundo es que esos 300.000 ó 150.000 fueron llevados, no llegaron por propia voluntad sino movilizados por punteros políticos que les dieron o prometieron favoritismos especiales. La opinión contraria es que si bien se facilitó transporte y alimento austero y esencial, la invitación en cada provincia fue motivada por proximidad ideológica al Gobierno nacional. Se habla de muchos millones gastados para comprar asistentes y encajarlos en un transporte colectivo. Otros lo reducen al mínimo en cuanto a lo dispuesto oficialmente. Para unos se trató de un acto re-eleccionario y no de una aprobación multitudinaria de tres años de Gobierno. Para otros, de una aprobación que ratifica las encuestas sobre el mantenimiento de la adhesión mayoritaria que reúne el presidente Kirchner. Para unos una pretensión mesiánica de prolongarse en el poder, emulando las grandes concentraciones presididas por Perón, y para otros un llamado ficticio al pluralismo para desembarazarse de enemigos . El núcleo opositor se expresó yendo a visitar un Comedor suburbano. Macri y López Murphi haciendo causa común dieron ejemplo de silenciosa caridad, aunque también el discurso del segundo mostrando alternativas políticas y económicas, debió interesar bastante poco a los comensales. Todos tendrán sus razones y estarán suponiendo que son las únicas atendibles. Mirando un poco desde fuera y considerando no sólo este acto sino una cantidad de iniciativas gubernamentales, pareciera estarse cultivando una oposición especialista en “buscarle cinco patas al gato”. Se objetan detalles que no hacen al gran emprendimiento de la gran meta latinoamericana de este momento que es la construir el bloque sólido que pueda resistir las pretensiones imperialistas que ya nos han devorado en buena parte nuestra independencia y nuestras riquezas naturales. Que se reclame por todo lo que falta o no se hace bien. Que se siga haciendo una oposición todo lo negativa que se quiera, pero que se ponga atención en no dañar el objetivo más preciado en esta nueva oportunidad para Latinoamérica y en no dejarse arrastrar por los que desde dentro o fuera, conspiran contra nuestros valores.
José Guillermo Mariani (pbro) |
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