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De la codicia al respeto (Por Quito Mariani)
Se trata de un largo camino. Somos un país rico. Con abundancia de recursos naturales y excelentes recursos humanos. Desorganizados, entregados, reacios al trabajo excesivo, proclives al humor, en la cumbre por unos años y en el abismo por otros, pero seguimos siendo un país ricos. Y por eso, codiciable. Codiciable, codiciado y más aun víctima de los más atrevidos “arrebatos”. El menemismo nos logró una postura internacional de excepción, cosechando alabanzas de todos los codiciosos, Estados Unidos, España, Italia, Inglaterra . . . que se adueñaron “legítimamemte” de nuestra riquezas, gracias a la entrega descarada de los que se sentían halagados en los foros internacionales por las afirmaciones de que se trataba del gran cambio que Argentina necesitaba y nos hacía ingresar “derechito” al primer mundo. Hoy, el panorama ha cambiado. Estamos recuperando lentamente la dignidad nacional. Se escuchan discretas palabras de reconocimiento, de funcionarios del Fondo, de naciones que esperan el cumplimiento de draconianos compromisos financieros, de países simpatizantes que aun no pueden atreverse a adoptar actitudes parecidas. La absoluta rigidez de la ahora modelada Sra, Carrió, juzga que nada hay valioso, al menos tan valioso como lo que ella juzga hubiera logrado, de haber accedido con sus simpatizantes, a la dirección del Estado, asociada posiblemente al patriotísimo Dr. López Murphi. Lo real es que transitar desde los halagos de los codiciosos, favorecidos por nuestros entreguistas o débiles, hasta la expresión de respeto de quienes comienzan a pensar en Argentina como un País en serio, hay un largo camino que recorrer. Pero, el mantenimiento de una posición firme (Carrió afirma que no lo es) ante el FMI, la marcha hacia una entidad latinoamericana constituida por MERCOSUR y Comunidad Andina, la prudencia en administrar el fenómeno piquetero sin llevarlo al terreno de las violencias enfrentadas, la dilación de las resoluciones para colaborar con tropas a los planes supuestamente pacifistas de la ONU, todavía “asentada” en Nueva York, son señales positivas que van a ir reconquistando el respeto que nos merecemos, aunque alejándonos de las adulaciones peligrosas que siguen seduciendo a muchos, que no se resignarán a perder el cuarto delantero y visible de esta vaca gigante de la que nos roban los otros tres, realmente productivos , sin que nos demos cuenta. |
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