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Primeras reacciones a la Encíclica de Benedicto XVI: Deus Caritas Est. Por Teólogo P. José Comblin

 

Como dice explícitamente el Papa, esta encíclica consta de dos partes. La primera parte y más teológica y la segunda más práctica. No se nota mucha continuidad entre las dos partes.

La primera parte es una larga disertación sobre la relación entre eros y ágape, que son dos versiones, dos modos y dos concepciones del amor. Eros es el amor de deseo, el amor que busca la posesión, el amor que quiere gozo y satisfacción para si mismo. Ágape es una palabra griega poco usada antes del cristianismo, pero es la palabra escogida para expresar el amor cristiano, el amor de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo y de los cristianos. Entre eros y ágape hay una diferencia profunda que les da la apariencia de una oposición radical. Algunos teólogos más radicales como Anders Nygren, construyeron la teología cristiana del amor a partir de la oposición entre eros y ágape.

Ahora bien, la disertación teológica del Papa es una sorpresa porque es una novedad en el lenguaje de la jerarquía. El Papa afirma la necesidad de un acuerdo, de una forma de complementariedad entre las dos formas de amor, la del gozo y de la recepción, y la del don y de la gratuidad. No conozco ningún documento pontificio que haya exaltado en esa forma el gozo y el  deseo. Si esas cosas hubieran sido dichas desde la época patrística, la historia del cristianismo habría sido radicalmente diferente. Pues, durante todos los siglos hasta hoy el gozo ha sido sospechado, rechazado o condenado. Ese rechazo del gozo han sido motivo de continuas oposiciones entre los sacerdotes, sobre todo los confesores y los laicos, sobre todo en el momento de la confesión. Si se aplica la doctrina del Papa a la sexualidad, muchas cosas podrían cambiar en la forma como la sexualidad es tratada en la pastoral habitual.

El Papa aplica su esquema del doble aspecto del amor a Dios, a Cristo y al ser humano. El n. 12 que se refiere a Cristo no es de fácil comprensión. El texto da la impresión de que la aplicación del esquema a Cristo no es tan evidente. La cristología es demasiado breve y deja muchas preguntas abiertas. Con toda seguridad, el Papa, que es teólogo reserva para otra oportunidad una encíclica sobre Jesucristo, y tendrá la oportunidad de presentar en forma más elaborada la concepción teológica a la que alude aquí.

La segunda parte habla de la práctica de la caridad por la Iglesia. Recuerda los fundamentos de esa misión de la Iglesia en la Escritura y en la Tradición.

Muchos lectores esperaban con curiosidad la aplicación de la doctrina del amor a los problemas sociales. El asunto es tratado en los n. 26 a 29, que se presentan bajo el título de justicia y caridad.

Hay algo un poco extraño en esa exposición: la doctrina del Papa se presenta como polémica contra el marxismo. Y no hay ninguna referencia al capitalismo como sistema social y como respuesta a los problemas del desarrollo humano. El texto presenta la doctrina social de la Iglesia como respuesta de la Iglesia a los problemas sociales, como si esa doctrina social fuera una doctrina ya acabada, completa capaz de orientar a los católicos en su acción social hoy día. La Iglesia enseña la doctrina social y nada más. El trabajo por una orden más justa en la sociedad es responsabilidad de los laicos. La distinción es tajante: hay por un lado la Iglesia y por otro lado los laicos. Estos no son la Iglesia y no representan a la Iglesia. Su acción social es una decisión puramente individual.

La encíclica no ofrece ninguna referencia a la situación actual del mundo. No es el objeto que pretende tratar. Sin embargo ese silencio dejará en varios lectores un cierto sentimiento de frustración. La doctrina del amor no recibe ninguna aplicación social concreta. Cada cristiano tiene que buscar por si mismo de que manera la doctrina del amor se aplica en la sociedad actual.

En el n. 28 b, se explica como, al lado de la justicia, el amor todavía conserva su necesidad. Nunca habrá justicia completa que pueda dar satisfacción a todas las necesidades: subsiste un espacio para la caridad. Este texto parece sugerir que en la mente del Papa las obras de caridad mantenidas por la Iglesia son más importantes para la Iglesia que la acción social y política. Por supuesto el Papa puede haber reservado para otra encíclica los problemas que proceden de la situación social del mundo actual. No podemos ser impacientes.

Del n. 30 al n. 42 la encíclica habla de las obras de caridad organizadas por la Iglesia. Es una larga apología de esa forma de acción de la Iglesia considerada en su organización jerárquica. Es la parte más extensa de la encíclica. Ella legitima la práctica actual, pero no propone ninguna orientación nueva.

Varias veces el texto usa la palabra ideología y siempre en un sentido negativo. Podría haber la sospecha de que toda ideología contiene algo de marxismo, y, por consiguiente un fermento negativo. En esto el Papa actual se ubica en una posición más radical que su predecesor.

Los lectores que buscan pequeñas señales significativas, podrán notar que dos veces el Papa habla de Madre Teresa de Calcuta. No puede ser pura casualidad. Podría ser que en la mente del Papa Madre Teresa de Calcuta sea la santa que más representa la presencia cristiana en el mundo actual. Otra señal es la relativa abundancia de citaciones de autores antiguos y de los Santos Padres. Era previsible que el Papa actual tenga más cultura que Juan Pablo II y quiera utilizar esa cultura para ilustrar su pensamiento.

Estas son solamente algunas primeras impresiones que tendrán que ser sometidas a una lectura más atenta del texto, comparándolo con los libros ya publicados por el Papa y con las obras de su predecesor.                                                                                                                                                           

José Comblin, SJ - Joao Pessoa. Brasil.

 

* “Primeras reacciones a la encíclica del Papa Benedicto XVI”, es respuesta el 28/enero/2006, de parte de P. José Comblin, a tema solicitado por Movimiento También Somos Iglesia-Chile.


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Última modificación: 30 de July de 2010