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CON O SIN los MEDIOS
Llegando ya a su fin un conflicto que se desencadenó con la publicación de Sin tapujos, enfrentándome con la autoridad eclesiástica, y tratándose de un final que me favorece plenamente, no quiero dejar de agradecer a los Medios que constituyeron el instrumento esencial de mi defensa en toda esta situación. Recibí una ayuda jurídica comprometida y fundamentada, pero el proceso marchó entre amenazas, incertidumbres, exigencias, y recursos que llegaron infructuosamente hasta Roma sin conseguir otra cosa que la dilación de las sanciones amenazadas. Mi opción fue entonces muy clara. No guardar nada en secreto. Entregar todo a los Medios., aprovechando mi proximidad y las simpatías conquistadas. Esto irritó sobremanera. Se agudizó el enfrentamiento. Los preceptos penales del Arzobispo que me silenciaban en absoluto con respecto a “Sin tapujos”, y me obligaban a someter a censura previa todo pronunciamiento en los Medios, no fueron tenidos en cuenta por mí. Me argumentaron que ésa no era conducta de iglesia, que había que dialogar, pero prácticamente se me exigía sumisión. Me impusieron retractación. La hice a mi modo. Espantaron a un colaborador que me abandonó inesperadamente. No cambié mi táctica. Seguí publicándolo todo a la comunidad y a los Medios. Hoy creo que se produce el mejor final. No he cedido en mis principios. Si me hubiera callado hubiera sido inconsecuente con mi vida. No me han expulsado sino que he decidido voluntariamente mi renuncia. La comunidad se ha erguido valientemente con una magnífica comunicación al Arzobispo. El sacerdote que me sucederá coincide con mi línea de pensamiento y acción. Para mí es una gratificación inmensa. Y un testimonio de que hay ciertas cosas que no se logran sino encarándolas de frente. Y que el papel que no se les asigna oficialmente a los laicos y las comunidades, ha de ser asumido por ellos mismos con decisión y valentía. Pero nada hubiera logrado sin los Medios, a los que con toda sinceridad, a pesar de conocer muchas de sus debilidades y deficiencias, considero el más firme sostén de las democracias y la mejor esperanza para el fin de la corrupción eclesiástica y social. Por eso para ellos, los periodistas que de diversos modos me hicieron saltar del anonimato indefenso a las postura de batallador incansable, mi agradecimiento. Un agradecimiento porque me han ayudado a ser y vivir, a mantenerme erguido y seguir siendo capaz de seguir luchando. José Guillermo Mariano (pbro) |
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