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Con pie de plomo
Así hay que marchar cuando se tiene conciencia de que los enemigos acechan desde cada lado del camino. Y así están marchando los nuevos referentes latinoamericanos lanzados a la palestra por decisiones populares y democráticas. Evo Morales, tratado por la prensa comprada, con una especie de suficiencia que resta importancia a sus realizaciones y logros desde la situación de presidente electo y trata de descubrir pasos en falso para convertirlos en tropiezos irremediables, sin haber podido darse el gusto todavía, es un ejemplo. El dirigente cocalero no hace alardes y con astucia de raza perseguida trata de desarmar las conspiraciones armadas delicadamente en su contra. Argentina, Uruguay, Brasil pueden unirse con Bolivia y Chile cuyos gobernantes elegidos, con una trayectoria política muy definida, parecen embanderados en una lucha contra el sistema neoliberal de dependencia globalizada, atacando los puntos más débiles y atendiendo a las posibilidades concretas que muchas veces exigen paciente perseverancia. Venezuela es un socio valioso contra el enemigo común. Un MERCOSUR fuerte va a resultar muy agresivo para los Estados Unidos. Y, por otra parte, cada país tiene que concentrarse en la defensa de lo que ha conseguido como bienestar general con peligro constante de no respetar los derechos y reclamos de los países amigos. Tenemos que estar preparados para ilusionarnos y desilusionarnos alternativamente. Porque la radicalidad del cambio que hay que llevar a cabo no es simplemente una empresa, es una lucha, que a veces importa una agresividad mortal y por eso, implica también un mecanismo defensivo que puede hacer retroceder ocasionalmente de las trincheras de vanguardia. En realidad eso está sucediendo con cada uno de los gobernantes implicados en este esfuerzo gigantesco e indispensable de dar solidez a las alianzas de la región. Una reunión, un gesto, una victoria, una proclama y después un retroceso, una incertidumbre, un señalamiento de los intereses particulares predominando sobre la causa común. Creemos, sin embargo que los pasos que se están dando desde el pueblo latinoamericano, señalan un tiempo nuevo que marcha lentamente pero con firmeza, a `pesar de los errores y vacilaciones. Y por eso, creemos que alentándolos, nos está permitido mantener la esperanza. Con pie de plomo, pesadamente, pero sigamos caminando. José Guillermo Mariano (pbro) |
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