La Cripta Virtual: Un espacio para hablar Sin Tapujos

"Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo".
Jürgen Moltmann

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CRISIS

 

La palabra infunde temor. Suena a malestar, a pérdida de tranquilidad, a conflicto, a problemas difíciles de solucionar. En realidad es un desafío que orienta hacia el crecimiento y la madurez. Pretender que una persona o una sociedad no experimenten crisis es condenarlas a una especie de “enanismo” y “anquilosamiento”.

Sin embargo, la inestabilidad que produce una crisis, de manera especial si es prolongada, no pueden dejar de intranquilizarnos. Y es que la crisis supone revalorización y su solución puede orientarse en tres direcciones. O en la afirmación definitiva y obstinada de los viejos esquemas (esto sucede ahora en la Iglesia católica que, frente a la crisis numérica, moral y económica ha decidido cerrarse en el pasado y defenderse de la modernidad y la posmodernidad que le exigen adaptaciones)

O puede definirse con un salto al vacío, jugándose por un cambio propuesto pero no investigado(nos sucedió con nuestra inclusión voluntaria y alegre en el proceso de globalización económica que nos resultó, a pesar de los augurios y promesas de los “técnicos”, una caída abismal)

O, finalmente, puede impulsar una renovación de energías en base al reconocimiento de nuestras capacidades y un cambio que nos hace ocupar el espacio que buscamos y necesitamos como personas o sociedad (crisis de adolescencia, crisis de parejas, crisis de dependencia internacional). La solución positiva  produce maduración, fortalece las relaciones adaptándolas a un nuevo espacio de la realidad, afianza la afirmación de los valores y riquezas nacionales.

 

En el orden social, toda crisis es multifacética y sujeta al proceso de retroalimentación en dialéctica constante. Los distintos diagnósticos parcializan por lo general y equivocan por eso las soluciones. Frente a las próximas elecciones de octubre las diversas propuestas obedecen a esos distintos diagnósticos. Hay quienes supervaloran lo económico, proponiendo cambios de ortodoxia científica. Otro sector, que logró espacio en base a denuncias de corrupción, continúa ofreciendo una opción moral. La derecha eclesiástica sigue afirmando que si no se vuelve a Dios y a la Iglesia los problemas no tienen solución. El otro sector, que apenas si logra emparchar las rupturas y rivalidades,  gracias a múltiples equivocaciones cometidas desde el poder, tiene también una tradición de honestidad que logró convencer en el pasado.

Crisis económica, moral, religiosa, de corrupción. Siempre está pesando la crisis de todo el sistema y los que propician como única solución un cambio drástico e inmediato de todas las reglas que sostienen el actual.

 

Todos son “oposición”. La visión parcial siempre exige la solución perfecta para un aspecto de la crisis. Las con apariencia de totalidad, por lo general resultan irrealizables aunque hermosamente utópicas.

 Creo que en la situación actual cada aspecto acusa deficiencias. Pero creo también que todos han recibido un “toque”, expresando una visión amplia de la crisis, y esa actitud ha generado una sensación de que estamos en camino de superarla. Comenzando por las raíces se ha suministrado savia de crecimiento a todo el árbol. Lo cual es ya una gran conquista, que la gente aprecia por encima de las críticas de los interesados y técnicos en los aspectos parciales, y   traduce en el apoyo mayoritario a la gestión actual.

Y esto nos pone en situación no de llegar a lo perfecto pero sí de superar esta crisis y seguir creciendo. Sin alimentar como ideal a los países llamados del primer mundo, que en cosas fundamentales son del cuarto, sino hacia nuestras propias posibilidades que conservan todavía valores indispensables para la convivencia y la solidaridad familiar, nacional e internacional.

José Guillermo Mariani (pbro)


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Última modificación: 30 de July de 2010