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Debate claroscuroEs mi calificación para el encuentro televisivo de los cuatro principales candidatos para diputados nacionales en las agrupaciones políticas más conocidas en Córdoba. Hay que alabar sin retaceos la iniciativa de la Voz del Interior con Canal 12 de convocar a los políticos para hacer conocer y discutir las propuestas de los distintos sectores que pugnan por alcanzar poder de decisión en la democracia representativa. La intención es, a mi parecer, claramente pedagógica. Hacer que la gente conozca las personas que están de cada sector y escuche para valorar o criticar sus propuestas, en orden a producir un voto conciente e independiente no ciego ni comprado. El respeto elemental entre los cuatro candidatos se observó gracias a la prudente organización del debate, en cuanto a tiempos, turnos sorteados, y combinación de distintas alternativas de diálogo entre ellos. Eso contribuyó también a que no resultara demasiado llamativo. Detalles para notar. La insistencia por parte de los tres candidatos de la oposición se centró en la supresión o baja de las retenciones agropecuarias, sin insistir de ninguna manera en completarla con igual carga para las explotaciones mineras, o cualquier otra que se base en el aprovechamiento para sus propios intereses de las riquezas de la tierra que nos pertenece. Entiéndase petróleo, gas, agua potable, deforestación, latifundios…etc. Esas coincidencias tienen mucho olor a manotazo electoralista. Porque el llamado Campo, como eje de toda la prosperidad nacional y provincial no encajará realmente en la perspectiva de un gobierno progresista. Las respuestas aparentemente esquivas de Nebreda cuando la apuraban por esa cuestión del Campo, se mantuvo en la necesidad de distinguir entre “Campo” (grandes propietarios y productores exportadores, que tienen a su disposición la tecnología más avanzada y lideran desde la mesa de enlace toda la campaña contra las retenciones) y campo ( el de los campesinos en contacto con la tierra, los pequeños propietarios, cultivadores de trigo, maíz y alfalfa), con todos los detalles a tener en cuenta para respetar estas diferencias y favorecer a estos últimos que no disponen de los medios y el capital de los primeros que pueden bastarse a sí mismos. El representante del Frente cívico se pronunció directamente en favor de la sojización, para llenar las arcas y disponer así de lo más importante, para poner al país de pie, supuesta la reforma constitucional. Otra característica en que coincidió la “oposición” acordando en lo fundamental, a pesar de marcadas diferencias, fue en la reducción de todo el problema a la falta de fondos en las provincias y la corrupción y autoritarismo del poder central, con un reclamo sin matices para que sean las provincias las que realicen las obras (más de 30.000 viviendas en las cuentas del Sr. Fortuna) consideradas limpias de toda sospecha de corrupción “coimástica”. Visiblemente, aunque sin expresarlo con profundidad, el mercado fue admitido como el gran regulador, en contra del estado al que se procuró debilitar hasta la exclamación exaltada de Aguad convocando a destruir al kirchnerismo. En este asunto, también fue Nebreda quien quebró esa línea puramente económica, típica del neo capitalismo liberal, intercalando el papel fundamental (al margen de la cansadora muletilla de Fortuna para quien todo era “fundamentalmente”) de la educación, aunque sin abundar en detalles precisos. Si evaluamos las condiciones oratorias se destacó muy claramente el Dr. Aguad entrenado en debates parlamentarios. Nebreda mantuvo un discurso sereno que buscaba los conceptos para responder pero al mismo tiempo no agredir a sus interlocutores. En tercer lugar entraría el sr. Fortuna, quien en un solo trozo de minuto y medio de su propuesta repitió ocho veces la palabra “fundamentalmente”. Y con una especie de enojo prolongado, el representante del Frente cívico ( reemplazante a último momento del Sr. G. Alonso requerido violentamente por Aguad) fue el menos feliz para expresar su posición axial de necesidad de una reforma constitucional y resultó dificultoso entender sus razonamientos expresados con una especie de cortes producidos por el tono generalmente desafiante de su discurso. Las preocupaciones por la cuestión social con alusiones a la pobreza, la inclusión, la igualdad, no pasaron de ser un repetido recurso a que “la torta debe crecer con el trabajo y la producción rentable para que así se pueda repartir entre todos, cuando haya crecido lo suficiente” Vieja y desgastada propuesta del capitalismo liberal. Mi calificación de “claroscuro” no desmerece el esfuerzo de los organizadores y los participantes, pero señala la menguada incidencia en los electores comunes e indecisos. José Guillermo Mariani |
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