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Decisiones. Por Quito Mariani
Aunque se trate de una situación personal, aprovecho en esta semana el hecho que trascendió a los medios, de mi renuncia a la parroquia para la que fui designado hace treinta y nueve años. Me resulta indispensable aclarar algunos puntos, respondiendo a preguntas que me han formulado e indican ciertas inexactitudes al interpretar la información. 1ro. Renunciar a la parroquia no significa renunciar al ejercicio del ministerio sacerdotal. El ordenado sacerdote lo es para siempre. El ejercicio del ministerio puede ser suspendido voluntariamente o por decisión jerárquica. En mi caso, seguiré ejerciendo el ministerio cuando sea requerido, pero sin fijación de lugar geográfico y jurisdicción. 2do. Con mi renuncia no vuelvo atrás de mis convicciones ni de mis luchas sembradas en una misma dirección durante toda mi historia personal. Creo que la comunidad de La Cripta está madura para adoptar decisiones en cuanto a seguir las líneas pastorales que hemos establecido durante estos 39 años o cambiarlas por lo que, en las palabras de Mons. Ñáñez quiere establecerse como una “cosa nueva”, o una nueva orientación. Ante la negativa de ponerme un compañero que pudiera enterarse de nuestra historia y las características de la comunidad, para lograr una transición menos costosa y conflictiva, me pareció inútil quedarme más tiempo y más aun comprometer a la comunidad en una especie de muralla defensiva frente a las descalificaciones oficiales. 3ro. Ni me siento triste ni derrotado. La comunidad está marchando a pleno con clara conciencia de lo que estos tiempos significan. Experimento un apoyo total afectivo y efectivo. Mirando a mi futuro me han dado gestos de incalculable aprecio. Puedo por eso tomar una decisión con plena libertad. No he vuelto ni volveré un paso atrás, pero no quiero involucrar a quienes tanto me quieren y quiero, en una resistencia inútil, puesto que tarde o temprano tiene que darse mi alejamiento. 4to. A no ser que ocurran cosas imprevistas, no dejaré de atender a quienes me necesiten. Los llevo en el corazón y sé que muchos me llevan también profundamente injertados en su vida y su familia. Daré a conocer los datos de mi domicilio y teléfono apenas los tenga. 5to. No abandonaré mis reflexiones semanales y síntesis de homilías anticipadas, que trasmito por este medio. Un añadido que es técnico pero no importante- “Cura” es la denominación que significa que alguien está al frente de una parroquia. El título completo es “cura párroco”. A pesar de que para todos, familiarmente soy “el cura Mariani”, ya no seré más cura. Sólo seré sacerdote, o “padre” como se dice vulgarmente. No me afectará sin embargo que me sigan dando título jerárquico, al llamarme afectuosamente “cura Mariani. José Guillermo Mariani (pbro) |
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