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¡Derecha…..mar!!
No es fácil vivir en libertad. Todos lo deseamos cuando somos víctimas de abusos de autoridad en cualquier nivel y de cualquier clase. Pero cuando entramos en un clima de libertad compartida, en que cada uno y los diversos grupos que se constituyen precisamente para eso, avanzan sobre la libertad personal o las libertades individuales, comenzamos a expresar molestias. Y entonces añoramos un “gobierno fuerte”, olvidándonos de los resultados finales que estos producen invariablemente, de acuerdo al testimonio de la historia. Las clases medias que suelen unirse a los reclamos de cambio cuando la situación económica está muy deteriorada, se convierten en resistentes a esos cambios, que afectan principalmente a la distribución de las riquezas, cuando se viven tiempos de progreso y bienestar. Entre nosotros ya es frecuente escuchar en gente perteneciente a esas clases medias en ascenso, opiniones que reclaman gobernantes que se impongan, para que vuelva el respeto, para que terminen los abusos de pereza y negligencia de los empleados oficiales, para que se acaben los cortes de ruta y las manifestaciones que paralizan el tráfico ciudadano impidiendo que concurran al trabajo los necesitan hacerlo, para que se frene la entrada de inmigrantes que perjudican a los nativos por su oferta de mano de obra barata, para que se garantice la seguridad, para que se establezcan horarios para los boliches nocturnos y se obligue a cumplirlos con multas aleccionadoras …etcétera .etcétera. Y hay candidatos que prometen adoptar todas las medidas necesarias para remediar esos males. Creo que el resultado de las elecciones de la ciudad de Buenos Aires, para algunos un espejo de la nación, pasa también por ese tamiz. Europa ha vivido un proceso paralelo. Los gobiernos europeos se inclinaron en la etapa anterior hacia la izquierda democrática. Hoy, mirando hacia los Estados Unidos, el Vaticano, Alemania, Francia y al parecer también España es perceptible un giro hacia la derecha nacionalista. Las propuestas de los responsables de estas sociedades, elegidos por la gente tienen mucho parecido entre sí. Bush quiere y practica un gobierno fuerte para acabar con el terrorismo en el mundo, y para imponer hacia adentro las normas estrictas de moral y progreso, con todo lo referido al sexo y a los inmigrantes, integrados al “american way of life” Benedicto XVI se lanza a una campaña intensa para restablecer la disciplina eclesiástica de modo que no haya voces discordantes y no se piense en ningún momento que puede haber otra propuesta realmente salvadora de la humanidad que la católica. Sarkozy ahora, aliado de Bush como retomando la posta que deja Blair, se propone hacer pasar adelante a la Francia descuartizada de Chirac, remediando la crisis de valores morales y restableciendo el orden y la autoridad frente a la violencia y el desorden reinantes. En la preocupación de Alemania y España, parece tener influencia definitiva en las opciones de la gente, el problema de los inmigrantes. Que estos movimientos pendulares afecten con frecuencia a la sociedad se debe quizás a que, en muchos casos, el péndulo queda fijado casi obsesivamente en un solo extremo. Pero también es posible diagnosticar otra razón. La cíclica decepción de la gente con las distintas ideologías en oferta, que se aceptan como promesa de cambio y concluyen en frustración. Lo importante siempre, será no quedar atrapados por una cerrazón ideológica que, en lugar de hacernos madurar en libertad, nos encorve sobre nosotros mismos con la vara temible de la sumisión exigida, o más aun, internalizada. José Guillermo Mariani (pbro) |
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