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Divinos derechos humanosLos cristianos tenemos los mejores argumentos para ser vigorosos defensores de los derechos humanos. Inviolabilidad de la persona como hijo de Dios, participación igualitaria como hermanos y miembros de un mismo Cuerpo, Sacramentos de reconciliación en el perdón arrepentido y en la Comunión, modelo de vida en un Jesús de Nazaret predicador del reino de justicia y liberador de las opresiones individuales y sociales, que culmina su historia perseguido y ejecutado por los opresores del Imperio y del Templo. Una anécdota estrictamente histórica. El Arzobispo Primatesta se dispone a celebrar la misa . El sacerdote redentorista que lo asiste se atreve a insinuarle (1977): Monseñor haga referencia a los derechos humanos. El responde: Lo que hay que defender ahora son los derechos divinos. La conquista de las declaraciones y práctica de los Derechos humanos no ha estado en manos de las religiones ni de la Iglesia, a pesar de que para nosotros los cristianos, son de origen divino. Ya en 1789 la primera declaración fue condenada oficialmente como “obra del diablo” La libertad de pensamiento fue negada y castigada del modo más cruel. Ante los grandes abusos hubo muchas veces silencios complacientes o temerosos La defensa de los derechos humanos es una conquista secular, civil. Es cierto que las Declaraciones no tuvieron ni tienen efecto inmediato. Recién en 1948 la Declaración Universal. El 1966 la primera codificación por las Naciones Unidas. Mucho más adelante, en 1978 un número suficiente de naciones firman los dos pactos, referidos a los derechos individuales y a los económicos y sociales. EE.UU. después de la firma de Carter en 1977 no los hizo entrar en vigencia hasta hoy, en lo que conozco. La Iglesia sólo tuvo claras definiciones cuando se tocaban sus derechos. Hasta el Vaticano II se puede decir que no había documentos que valorasen estos Derechos. Y esto engendró profundas divisiones en la Iglesia. Las causas de rivalidades y guerras son muchas veces las distintas religiones. Fanatismos, ritos sacrificiales, defensa de la fe, proselitismos agresivos, posesión absoluta de la verdad de Dios. . . Sin embargo, América Latina amerita otro análisis. La violencia y negación de los derechos más elementales, no ha sido aquí de origen religioso. Al contrario el martirologio se ha ampliado con las persecuciones. La verdadera causa originante es, a ojos vistas el sistema Capitalista. Las religiones que apoyan por intereses o miedos el orden establecido, son hábilmente manipuladas. La violencia más real, masiva y permanente es la que produce la muerte lenta y oculta por la pobreza, el desempleo y la exclusión de la salud y la educación. El capitalismo dependiente y globalizado, que sin vacilación recurre a la represión, a las torturas a las desapariciones. Argentina. El Salvador, Nicaragua, Guatemala. Por eso los que se oponen, por ej. a la abolición de las leyes de Punto final y Obediencia debida son los cómplices del Capitalismo, como el Sr. López Murphy. O miembros de la Iglesia que como Quarracino en su tiempo, llevado por la amistad con Menem, propició el Indulto, o los que se escandalizan ahora ante la posibilidad de que los Tribunales internacionales y nacionales, conviertan en venganza el final de la impunidad. ¡Ellos que siempre profesaron la vigencia de la legalidad y las sentencias de la Justicia! Las decisiones tomadas por el Gobierno nacional ya han avanzado en muchos aspectos fundamentales. Tenemos conciencia que no se puede hacer un cambio de sistema con unas cuantas decisiones. Pero el terreno se está preparando. Aunque más moderadas en el orden económico, esas decisiones avanzan hacia una mejor distribución de los bienes. Hay un gigante condicionante al que se ha alimentado durante muchos años, que seguirá intentando pisotearnos sin ningún escrúpulo: el F.M.I. Pero hablar de derechos humanos en la Argentina hoy ya no es una carga sino una esperanza. Quito Mariani |
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