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Despenalizar el Aborto
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto
Denuncia y repudia lo sucedido en Santa Fe que acabó con la vida de Ana María
Acevedo. Una vez más se incumple la ley en la Argentina y cuesta la vida de una
mujer joven que vive en situación de extrema pobreza. Primero se le niega la
ligadura tubaria, contemplada en ley nacional. Con 3 niños, los tres por cesárea
y con grave peligro frente a un nuevo embarazo. Luego al detectarle un cáncer y
un embarazo de 3 meses, frente al pedido de la familia de que se le practique un
aborto terapéutico, contemplado en el artículo 86, inc. 1 del Código Penal, se
le vuelve a negar su derecho y se posterga el tratamiento que necesita con
urgencia de quimioterapia negando el derecho a la vida y a la salud de esta
joven mujer. El resultado es trágico desde todo punto de vista: luego de 24
horas murió el recién nacido y ayer falleció Ana María.
México ya avanzó y lo que sigue es la
reflexión de un sacerdote y psicoanalista jesuita.
Despenalizar no es aprobar - P. Juan Lafarga, SJ
Puedo estar en contra del aborto y al mismo
tiempo a favor de su despenalización - Juan Lafarga - Abril del 2007
Hasta el momento no he escuchado en el debate sobre la despenalización del
aborto un planteamiento suficientemente claro del objetivo de esta ley que
propone no la aprobación, sino la despenalización por motivos de salud pública.
Inútil, estéril e injustificadamente violenta ha sido, a mi modo de ver, la
polémica sobre temas que no contempla la ley, como son la legitimidad o licitud
del aborto y menos aún, sobre el momento en que empieza propiamente la vida
humana. La ley exclusivamente trata de la despenalización del acto. Nadie será
sancionado por creer, pensar y actuar en función de sus propios valores. Más aún
los derechos de todos y sus creencias serán protegidos. Todo lo que se ha
legislado anteriormente sobre el aborto está en pie. Lo único que cambia es que
quienes lo lleven a cabo antes de la semana 12 del embarazo no serán
penalizados.
Si se despenalizara la ley del semáforo del tráfico, no significaría que pasarse
el alto se convertiría en lícito o legal y menos todavía saludable, sino que no
habría multas ni cárcel. Se dejaría a la conciencia y responsabilidad de cada
uno asumir las consecuencias de cumplir o no cumplir con esta ley que no habría
sido abolida, únicamente despenalizada.
La nueva ley deja a la conciencia y a la responsabilidad de todos y de cada uno
opinar y actuar según los criterios propios. La ley no invita y menos aún obliga
a nadie a actuar en contra de su propia conciencia. Quien opine que cualquier
aborto es ilegal o ilícito y aun criminal está en su derecho. Y el que lo
practica está en su derecho también.
Contempla sí acabar con la corrupción de quienes están sacando ventaja de la
clandestinidad del acto y proteger la vida de cientos de mujeres que penalizado
o no, practicarán el aborto.
Artificialmente planteada, me parece también, la disyuntiva entre “estar a favor
de la vida” o “estar a favor de la libre decisión”. Todos los que están opinando
sobre el tema pretenden de hecho estar a favor de ambas, sin embargo,
descalifican violentamente a sus adversarios.
El debate sobre el momento en que empieza la vida propiamente humana lleva dos
mil quinientos años. Lo único claro es que ni filósofos, ni teólogos, ni
biólogos, ni médicos, ni antropólogos u otros especialistas se han podido poner
de acuerdo. Es claro también que cada quien piensa y actúa según sus propias
creencias, independientemente de las legislaciones en los diversos países.
En todos aquellos en que se ha despenalizado, no ha crecido la incidencia del
aborto. Sabemos muy bien quienes hemos acompañado a otras personas en los
procesos de discernimiento sobre abortar o no, que quienes por sus razones
personales deciden llevarlo a cabo o los que no, rara vez toman en cuenta su
legalidad. De hecho en México las mujeres que llevan a cabo esta acción, que
actualmente está penalizada, no son perseguidas.
Es constatable también que el número de mujeres que han muerto por condiciones
insalubres en el parto, ha disminuido considerablemente con la despenalización.
Así mismo, ha disminuido la corrupción de médicos, enfermeras y administradores
de servicios de salud.
Concluyo con un comentario atribuido a San Agustín, (siglo IV)
“En lo cierto, unidad, en lo dudoso, libertad y
en todo caridad”.
Soy Juan Lafarga sacerdote jesuita, psicólogo clínico y promotor del desarrollo
humano. No hablo en nombre de la Compañía de Jesús y menos aún de la iglesia.
Hablo a título personal.
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