La Cripta Virtual: Un espacio para hablar Sin Tapujos

"Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo".
Jürgen Moltmann

 Por el pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II.  Firme aqui.
Firme por un nuevo Concilio!

Javascript DHTML Drop Down Menu Powered by dhtml-menu-builder.com
Usted está ingresando al sitio viejo el cual funcionó desde el 2001 al 30 de Junio del 2010. Desde el 1 de Julio hemos iniciado una nueva etapa con mucho material que puede encontrar haciendo clic acá: www.sintapujos.org El contenido anterior seguirá aquí como archivo.

 

Dos palabras (Campo, Malvinas)

 

Hay palabras cuyo contenido espontáneamente provoca simpatías. Estamos en estos días utilizando dos de ellas muy importantes para la historia argentina. El campo y Las Malvinas. Cuando decimos “el campo” evocamos grandes extensiones sin barreras de horizontes, aire libre, verdor infinito, ondear de trigales, libertad de animales en el aire y en la tierra, vaquitas pastando… un panorama bucólico y simpático.

Además evocamos a los campesinos. Los trabajadores de la tierra a los que la Pacha mama les brinda generosa su aporte para ocuparse de sol a sol, trabajar, mantenerse y alimentar a sus familias produciendo también para la comunidad. Tradicionalmente ellos ocupan un lugar merecido en el afecto de los argentinos. Un afecto especialmente ligado, en los descendientes de inmigrantes, a los que llegaron y se establecieron como bandadas advenedizas en estos campos. Entre ellos unos pocos alcanzaron a superar la voracidad explotadora de la oligarquía agrícola-ganadera, hasta hacerse dueños de las tierras que trabajaban. El axioma del “grito de Alcorta”.

Diciendo “el campo”  se nos presenta también  la situación lastimosa de tantos peones en negro, golondrinas o estables, con salarios por debajo de lo justo y digno, que continúan en la misma situación a pesar de los instrumentos legales que los defienden.

Pero ese “el campo” en lo bucólico y lo humano nada tiene que ver con EL CAMPO que tiene como contenido los latifundios de los grandes terratenientes que lo han convertido hoy en acumulación de dinero y comodidades para un sector privilegiado. Un veinte por ciento sojizado al máximo, producen el 80 %  de la soja, embolsando todo el sobreprecio internacional y vendiendo 95% al exterior. Y un 80% produce el 20% restante. Toda la convocatoria de EL CAMPO que, favorecida por los medios, aparece como espontánea expresión popular, y quiere por las cacerolas y por el desabastecimiento que provoca saqueos llegar a la desestabilización, no es realmente del campo argentino sino de los grandes empresarios que se adueñaron para estrujarlo con la soja.

Lo mismo sucede con las Malvinas. Las quisimos como nuestras desde la escuela primaria. Nos daba orgullo escuchar y afirmar “Las Malvinas son argentinas”. Nadie podía contra ese sentimiento tan acorde con la justicia y la dignidad nacional. Pero un día la dictadura militar se sintió perdiendo prestigio y poder, después de la gigantesca manifestación obrera de Plaza de Mayo, y encontró el argumento salvador. Resucitar la causa nacional y las intervenciones armadas para salvar al país, invadiendo las Falkland. Y se armó una epopeya en que las clases altas llegaron a despojarse de sus joyas para mantener el combustible de los aviones y se llenaron galpones de alimentos para fortalecer a los abnegados soldados enviados sin compasión a realizar una aventura imposible. Pero así la Plaza de mayo se llenó de voces de apoyo y la multitud entusiasta volvió a vivar al gobierno militar. Galtieri, en medio de los vahos de su imaginación, había dado con la tecla. Había tocado el punto débil.

Las muertes, las deserciones, la valentía inútil de los soldaditos decididos a morir por la Patria, terminó como todos sabemos, con esta herencia de los héroes de Malvinas con monumentos en las plazas pero abandonados a su suerte con las secuelas en su salud, sus posibilidades laborales, las compensaciones económicas.

Hay una indudable semejanza en la confusión que se puede producir con solamente las palabras cuando se usan taimadamente. Además de toda la fuerza desestabilizadora que pone como “plus” la oposición fracasada en las pasadas elecciones, resulta muy difícil descifrar lo que ahora quiere decir “EL CAMPO”, para quienes obligan a tirar la leche, la carne y los vegetales exigiendo la anulación de las retenciones que, con la disminución del precio de la soja han bajado ya al 40 y si el gobierno cumple con las ventajas ofrecidas a los pequeños productores, volverán a estar en los 35%.

José Guillermo Mariani


Inclúyanos en sus Favoritos !

Suscribir Boletín de Noticias

 
Número de visitas desde la Pascua del 2001

Enviar correo electrónico a raul@sintapujos.org con preguntas o comentarios sobre este sitio Web.
Copyright © 2001 Parroquia Nuestra Señora del Valle
Última modificación: 30 de July de 2010