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El poder oculto
“Multinacional” es nada más que una denominación geográfica, descriptiva, inofensiva. Contextualizada en los últimos cincuenta años con lo económico financiero. Como la “globalización”, se presenta inicialmente como un proyecto de unión y universalización. Y en esto se parece a lo “católico” que sigue desde el rótulo guardando las apariencias de un movimiento de unión y apertura entre los pueblos y las culturas. En realidad detrás de todos estos que podemos calificar como “eufemismos” se esconden propósitos terribles en cuanto a utilización de medios para lograr sus fines, ligados siempre con el dominio y la opresión. Nunca están expresados. Al contrario, la publicidad insiste en que se busca el bien de todos. Proporcionando empleo, levantando el nivel de rendimiento de los recursos naturales, importando tecnología, radicando capitales, colaborando al progreso del país y a la elevación del nivel de vida y felicidad de sus habitantes. Frente a esos medios, si los consideran en una época o circunstancia determinada, indispensables para sus logros, no tienen ningún escrúpulo. Si hay que comprar, compran; si hay que corromper corrompen; si hay que engañar, engañan; si hay fomentar discordias y enfrentamientos, los provocan; si hay que matar, aun lo más disimuladamente posible, asesinan. Estamos experimentando la gravedad del litigio entre Uruguay y Argentina por las papeleras contaminantes. ¿Quién está detrás de todo, impidiendo los acuerdos racionales y pacíficos, que beneficien a todos? Una multinacional poderosísima. Una “patota” delictiva. Todas las que podían haber sido concesiones y correcciones después de constatados los males y contaminación que produce esa clase de industrias al ambiente todavía preservado del envenenamiento en varios países, han ido siendo dejadas de lado. De un lado y de otro se van alineando los que tienen idénticos intereses. Y no es en la trinchera aparente de los dos países en pugna, ni en las rutas y puentes trazados para unir y compartir libertades y bienes. No. No es que unos estén de parte de Uruguay y otros de Argentina. Los poderosos están en contra de la unión que puede hacer la fuerza de los países explotados hasta ahora impunemente para provecho de los grandes. Están en contra de todos los argentinos y uruguayos. Y se encargan de inutilizar todas las sugerencias que pueden llevar a un entendimiento objetivamente aceptable sin grandes pérdidas, para ambos países y para la región. En lugar de pensar “no es tan feo el león como lo pintan” aquí hay que aprender que “el león es mucho más devorador de lo que se lo pinta” cuando de multinacionales se trata. José Guillermo Mariani (pbro) |
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