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"Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo".
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Entrevista a Leonardo Boff publicada en el diario español "El Ideal" 28-05-01

 «Este papa ha utilizado el báculo para golpear a las ovejas, no a los lobos»        

El teólogo brasileño predica un cristianismo ecológico, combate a la Iglesia oficial, más preocupada por el ritual que por el hombre, y cree que los europeos son menos solidarios que hace años

ANTONIO CAMBRIL GRANADA

 -Abandonó el sacerdocio hace 16 años, ¿su fe sigue intacta?

 -Mi fe sigue intacta porque mucho más grande que el cardenal Ratzinger, o Juan Pablo lI, es la Iglesia; no abandono a San Francisco, ni a san Buenaventura, ni a San Agustín, ni a los grandes testimonios de la fe, esos que hacen que sienta la Iglesia como un hogar espiritual.

 -¿No le asusta la posibilidad de convertirse en un heresiarca?

 -El discurso de la herejía es el discurso del otro, no el mío; pero los herejes son los que más han ayudado a la fe a crecer y modernizarse.  Nacimos de una herejía, en el cristianismo primitivo de los Hechos de los Apóstoles se habla tres veces de la herejía cristiana.

 -¿Teme a la muerte?

 -No.  La muerte es el otro lado de la vida. No vivimos para morir, sino que morimos para resucitar,

 -Le acusan de comunista.

 -Hay que rescatar la grandísima dignidad ética de Marx, porque luchó por los pobres y por los oprimidos. Marx nos enseñó que el pobre es un explotado, alguien a quien se ha convertido en pobre.  Como eso es verdad, en último término no viene de Marx, viene del Espíritu Santo.

 -Ahora vive con una mujer, ¿entiende que debe suprimiese el celibato?

 -El encuentro con la mujer es el encuentro con algo que viene de Dios; al prohibir esa experiencia, la Iglesia atenta contra el deseo del Señor.  Hay que respetar a las personas que optan por vivir el celibato, pero no debe ser fruto de la imposición de una instancia superior.

 -La mujer ocupa un segundo plano en la Iglesia, ¿ por qué?

 -Todo sistema autoritario, centralizado, es incapaz de ternura.  La Iglesia se inscribe en esa tradición y no aguanta la fuerza intelectual que la mujer tiene, ha de negarla para poder mantenerse.

 -¿Por qué se desprecia el cuerpo?

-La Iglesia es más hija de San Agustín, enemigo de¡ cuerpo y de la carne, que heredera de¡ Evangelio.  Es fundamental que vuelva a ser humana, que rescate la sacralidad y la belleza de¡ cuerpo, la altísima dignidad del place

-Es curioso que usted, un franciscano, sea el fundador de la Ecología de la liberación.

-Lo llevamos en la sangre: el universo no es mudo, todo habla, todo es un gran sacramento de Dios. Hay que hacer llegar la democracia más allá de los límites humanos, a todo el universo, para que todos seamos ciudadanos a los que hay que respetar e incluir en la sociedad.  Yo sueño con reuniones en las que tú, Antonio, vienes acá con tu perro, tu papagayo y tus animalitos, porque esa también es tu familia, son hermanos y hermanas de verdad, y no solamente retórica.

 -La globalización económica ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. ¿Lo denuncia la Iglesia con la suficiente contundencia?

 -La Iglesia no denuncia porque es parte de¡ proceso, es cómplice, pertenece al bloque histórico que hace esa globalización.  Nosotros, nacimos ya globalizados en el siglo XVI, cuando se produjo el primer gran intento de globalización desde lberoamérica.  Allí, junto a los globalizadores, estaba la Iglesia, y hoy, bajo este Papa, sigue igual, es una Iglesia oficial, imperialista, de misión, preocupada por extenderse a todo el mundo para conquistarlo, no para servirlo ni para descubrir lo que Dios ha hecho. La Iglesia no condena porque sería un poco condenarse a sí misma; hace un discurso moralizante, condena la injusticia, la explotación, pero no pone remedios, no se pone de parte de los pobres, de los sin tierra, de los indígenas.  Cuando se defiende eso, las cosas concretas, la Iglesia condena, dice que se está politizando la fe... y crea mecanismos de disculpa para no intervenir.

 -En Occidente apenas se oyen argumentos alternativos frente a quienes entienden la globalización como un mero proceso de aprovechamiento de los recursos naturales de los países menos desarrollados. ¿De dónde vendrán las respuestas?

 -En este momento no hay alternativas, estamos en el purgatorio, para algunos en el infierno, de la globalización, pero en la periferia de¡ sistema están apareciendo semillas de contestación, y fuertes, hasta el punto de que el Banco Mundial no ha podido hacer la reunión que pretendía en Barcelona.  Está surgiendo un antipoder, empiezan a aparecer voces que pretenden que no se trate a la Tierra como a un banco de negocios ni a los seres humanos sólo como fuerza de trabajo, A partir de esa conciencia planetario se empieza a organizar en muchos lugares de Brasil y América Latina una forma de producción comunitaria (son muchos los que participan), autogestionaria (va de abajo a arriba), que crea sus propios mercados y monedas internas... son semillas de otras forma de producción, que atiende necesidades y realiza lo que es la economía en su sentido originario: la atención a demandas concretas de las personas.

 -¿Ve algún aspecto positivo en la globalización?

La veo muy positiva, independientemente de¡ proceso económico.  Es una etapa de la evolución de la humanidad, de los que habitamos la misma casa común, que es la Tierra.  Somos una sola especie y tenemos que hacer posible la convivencia de las diversas culturas.  Llegará un momento (en eso sigo a De Chardin) en que entraremos en una etapa nueva llamada noosfera, la esfera de una mente y un corazón colectivo, de una globalización del proyecto humano.  Estamos inaugurando esa ilusión.  La globalización es un proceso irrefrenable, se va a producir, queramos o no queramos. Pero al mismo tiempo, hay que decir que ha ganado la globalización material y se ha olvidado para qué sirve, que es la base para una globalización ética, espiritual, política, con la que se inaugurará de verdad el nuevo milenio.

 -Usted, que viaja continuamente, ¿tiene la sensación de que los europeos son menos solidarios que hace años?

 -Donde hace años notaba solidaridad e interés por el Tercer Mundo, la mujer o la ecología, hoy, dada la gravedad de la situación europea, la gente entiende que cada uno tiene sus problemas y debe arreglarlos como pueda.  El thatcherismo fue fundamental para el neoliberalismo, y ahora estamos viendo sus consecuencias: la deconstrucción de¡ Estado, los sindicatos, la Seguridad Social; las privatizaciones; una disminución fantástica de la solidaridad, un individualismo creciente y una globalización más amplia, pero únicamente material, financiera, especulativa.  La situación es dramática, no percibimos los lazos que unen a la familia humana.  Somos más pobres que ayer y tenemos menos esperanzas.

 -Ha declarado que el Papa se orienta por Roma y no por Belén, ¿por qué?

 -El Papa es muy eciesiocéntrico, piensa que Roma es el mundo.  No advierte que el llamado más original del cristianismo va por Belén, por la sencillez, por la periferia.  Dios nació entre animales, y la Iglesia debe estar donde está Jesús, con los marginados, con los anónimos, con los oprimidos en comunión con los hermanos.

 -¿El papado de Juan Pablo II ha supuesto un retroceso?

 -Creo que es un retroceso dramático, porque no se han negado verdades, pero se han matado las esperanzas de muchos cristianos, de los mejores.  Este Papa, más que nadie, ha utilizado el báculo, y no para golpear lobos, sino para golpear ovejas.  Lamento profundamente que aquí, en Granada, se golpeara de manera injusta a Castillo y Estrada, dos de los teólogos más brillantes de España, que constituían una esperanza.  El Papa hace esto para mantener una unidad más cercana a la de un ejército que a la de un pueblo.

 -¿Está la Iglesia más preocupada por el ritual que por el hombre?

 -Sí.  Bajo este Papa, el rito y la disciplina, han sido más importantes que las personas. Pongo dos ejemplos. En Brasil han prohibido la Misa de los Negros porque, dicen, no se veía el carácter romano.  También han prohibido, por las mismas razones, la Misa de la Tierra sin Males, de los indígenas.  Permite que se haga teatro, que se monten 'shows', pero no con la forma con que el pueblo gusta alabar al señor.

 -¿Actúa la Iglesia como un estados?

 -Esa es la dimensión más escandalosa de la Iglesia: se comporta como los paganos y no como dicta el Evangelio, se entiende a sí misma como un poder, como un estado.  Lamento que no hubiera una fuerza política en Italia que acabara con el Estado Vaticano.

 -Ahora que se habla de la mala salud de Juan Pablo II...

-Sí, está reunido el consistorio, cardenales, todos...

-¿Que Papa necesita la Iglesia?

-Alguien sensible a la nueva etapa de la humanidad (que es la etapa planetario), que entienda su función como espiritual, destinada a mantener en las personas la convicción de que tenemos un fuego interior.  Segundo: que trate de unir a todos los que están en búsqueda espiritual y hacer una paz religiosa amplísima, porque todos somos hijos de Dios.  Después: que luche en defensa de las vidas que son más negadas, de la vida de la Tierra, de la vida de los pobres, de la vida de los que no pueden comer una vez al día al menos (millones y millones de personas).  Y por último: defender el derecho de¡ ser viviente a ser abrazado como ciudadano de la Tierra, ya sea la la hormiga, el árbol o la persona... hacer una democracia sociocósmica.

 -¿Si el Vaticano no cambia, se producirá un cisma en Suramérica?

 -Sufrimos mucho, porque los pobres dicen: «Si el Papa tuviera asesores mejores estaría de nuestra parte, que raro que esté junto con los que nos oprimen».  Nosotros no tenemos ganas de separación, pero me temo que llegue un día en que Roma, víctima de su dogmática, tenga que condenar a millones de cristianos que están en las comunidades de base.  Ese sería el gran cisma, porque si la Iglesia pierde a los pobres, perderá a Jesucristo; y, sin Jesús, no tendrá ningún valor religioso.

 -Usted propone un pacto ético por la humanidad. ¿lo cree posible?

 -Es posible, y probablemente vendrá de una crisis tremenda de la humanidad, de la economía de especulación financiera que, a mi juicio, va a explotar, o de una crisis ecológica.  Habrá que desarrollar una sensibilidad que nos permita sentir unidos nuestros destinos y garantizar un espacio de comunicación mínimo para fortalecer los lazos de sociabilidad y vivir nuestra humanidad.

 -¿Sabe dónde habita hoy el Anticristo?

 -El Anticristo no es una figura, es un tipo de espíritu, es el gran opositor, el ser que se opone a la vida y a su desarrollo, a que todos los seres tengan su dignidad garantizada, a que la dimensión religiosa pueda desarrollarse en libertad.  Ese Anticristo está en nosotros, en los religiosos, en el mismo Vaticano... Y, sobre todo, en el proceso de globalización económica.


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Última modificación: 30 de July de 2010