|
|
Hacia el futuro
En medio de conflictos con los docentes con un peso histórico de salarios insuficientes que sigue amparándose en la noción de las autoridades y de muchos padres de que el docente lo es por vocación y que no debiera interrumpir los períodos de desempeño de su misión buscando mejores salarios. Como si la vocación fuera algo tan apartado de la realidad que para cumplirse no necesitara un complejo de elementos que la favorecieran. O como si el docente no necesitara de constante actualización, capacitación, tiempo para planear el encuentro educativo con responsabilidad creativa, y otras circunstancias parecidas que no pueden darse con una retribución tan mezquina, que obliga a multiplicidad de horas de clase con diversas materias y auditorio, que no pueden concluir sino en tensiones e insatisfacción para docentes y alumnos. En medio también de las preocupaciones y lamentos porque la escuela ya no contiene a los adolescentes ni a los niños que como consecuencia llegan a los niveles universitarios con preparación absolutamente deficiente. En un clima en que las profesiones tradicionales, aunque prácticamente insuficientes para el mantenimiento personal y familiar son la opción mayoritaria abarrotada en los cursos de preparación, mientras escasea la inclinación hacia la capacitación laboral. Agobiados por las afirmaciones de que todo es cuestión de educación y lo que falta es eso precisamente, sin que se den señales ciertas de las reformas que tienen que llevarse a cabo. En medio de todo este remolino que es la realidad educativa, aparece una iniciativa salvadora del Gobierno Nacional propiciando una nueva Ley de Educación. Una oportunidad más que no puede ser desperdiciada. Si el futuro del país depende de la calidad de educación de sus habitantes, no lo es menos que el proyecto de país influye necesariamente en la educación. Las reformas que no lo tengan en cuenta producirán un aumento de la multiplicidad de proyectos existentes cada uno con sus motivaciones justificantes, pero que no logran confluir en la coincidencia fundamental de tener claro el país que queremos. Si el valor más importante es la dignidad del ser humano, el sentido fundamental de la transmisión educativa debe colocarse allí, renunciando a perspectivas proselitistas de diversas filosofías o visiones religiosas que parcializan ese valor. Una indiferencia hacia la justicia social y hacia el respeto a los derechos de todos, no puede generar inquietudes de conocimientos profundos y de competencias responsables. La convocatoria a discutir los proyectos que se van presentando es muy importante para hacer conciencia de que las decisiones democráticas valiosas para un pueblo deben ser fruto de la participación del mayor número posible. Es bueno entonces que se escuchen las voces de todos. Pero se necesita por otra parte el concurso de especialistas que descubran y viabilicen las propuestas más acertadas y también la consulta con experiencias locales anteriores y de otros países que hayan resultado exitosas. Los niveles de información tendrán que adecuarse de modo progresivo a las posibilidades reales de la población, cuidando no cerrar los ojos a la exclusión, de una cantidad de argentinos, por diversos motivos, del sistema educativo. Una cosa creo que es indispensable tener en cuenta. Como para la cumbre de presidentes del MERCOSUR el mayor obstáculo resulta de las visiones particulares de cada país de acuerdo a sus intereses particulares, haciendo ojos ciegos a la absoluta necesidad de integración, así en los Congresos y Asambleas en su etapa final será necesario que se excluya a quienes fomenten los largos debates con incesantes objeciones que respondan a sus intereses económicos o ideológicos. Las dificultades son muchas, pero no hay que perderse en los obstáculos, sino avanzar cuidadosa y despaciosamente para ir logrando pequeñas conquistas. José Guillermo Mariani (pbro) |
Número de visitas desde la Pascua del 2001
Enviar correo electrónico a
raul@sintapujos.org
con preguntas o comentarios sobre este sitio Web. |