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Hombres fuertes
No es fácil vivir en libertad. Todos lo deseamos cuando somos victimas de abusos de autoridad en cualquier nivel y de cualquier clase. Pero cuando entramos en un clima de libertad compartida, en que cada uno y los diversos grupos que se constituyen precisamente para eso, avanzan sobre la libertad personal o las libertades individuales, comenzamos a expresar molestias. Porque anhelamos que nos den la libertad, pero nos volvemos atrás cuando tenemos que usarla, defenderla y admitir que también la usen los demás. Cuando tenemos que vivirla. Y entonces añoramos un “gobierno fuerte”, olvidándonos de los resultados finales que producen invariablemente, con el testimonio de la historia, los gobiernos fuertes. Entre nosotros ya es frecuente escuchar opiniones que reclaman gobernantes que se impongan, para que vuelva el respeto, para que terminen los abusos de pereza y negligencia de los empleados oficiales, para que se acaben los cortes de ruta y las manifestaciones que paralizan el tráfico ciudadano impidiendo que concurran al trabajo los que lo necesitan, para que se frene la entrada de inmigrantes que perjudican a los nativos por su oferta de mano de obra barata, para que se establezcan horarios para los boliches nocturnos y se obligue a cumplirlos con multas aleccionadoras …etcétera .etcétera. Y hay candidatos que prometen adoptar todas esas medidas y remediar esos males que son consecuencia de estar recién aprendiendo a vivir en libertad. Y muchas veces esas expresiones culminan con una exclamación decepcionante “Pero es que ¡así somos los argentinos!”
Miremos un poco al mundo. Hay varios puntos destacables. Estados Unidos, el Vaticano, Alemania, Francia y ahora España. Las propuestas de los responsables de estas sociedades, elegidos por la gente (aunque en el caso del Papa los electores son medidos y manejables) son muy parecidas entre sí. Bush quiere y practica un gobierno fuerte para acabar con el terrorismo en el mundo, y para imponer hacia adentro las normas estrictas de moral y progreso, con todo lo referido al sexo y a los inmigrantes, integrados al “american way of life” Benedicto XVI se lanza a una campaña intensa para restablecer la disciplina eclesiástica de modo que no haya voces discordantes y no se piense en ningún momento que puede haber otra propuesta realmente salvadora de la humanidad que la católica. El papa Ratzinger afirmando sin ninguna duda la autoridad absoluta confiada por el Espìritu Santo a la Iglesia y su conductor, ha fijado la vuelta a la tradición mas estricta en el orden teológico, moral y litúrgico como único medio de restablecer la unidad de criterios y la influencia de la Iglesia como factor de poder en la sociedad. Sarkozy ahora, claramente aliado de Bush como retomando la posta que deja Blair, se propone hacer pasar adelante a la Francia descuartizada de Chirac, remediando la crisis de valores morales y restableciendo el orden y la autoridad frente a la violencia y el desorden reinantes. En la preocupación de Alemania y España parece tener influencia definitiva El movimiento pendular afecta siempre a la sociedad quizás porque, con demasiada frecuencia el péndulo queda fijado casi obsesivamente en un solo extremo. Esperemos no quedar atrapados por una cerrazón ideológica que, en lugar de hacernos madurar en libertad, nos encorve sobre nosotros mismos con la vara temible de la sumisión exigida o más aun, internalizada. José Guillermo Mariani (pbro) |
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