Kirchnerista 
 

Estábamos  conversando amablemente alrededor de la mesa que nos había tocado por número, en una fiesta de cumpleaños. De los asuntos intrascendentes se fue pasando a otros más importantes e inevitablemente al tema de la situación del país- Ninguno de mis dos  interlocutores directos era intolerante. Apenas habíamos comenzado a expresar juicios personales, uno de ellos se da vuelta hacia mí y me lanza la pregunta ¿Es cierto Padre que ud. se ha vuelto kirchnerista? Sentí como si me estuviera acusando de un pecado. Sonreí y respondí serenamente Eso se debe a que no dejo de afirmar y aprobar las cosas buenas que ha hecho este gobierno, pero mucha gente está instalada en la protesta opositora y no aguanta que nadie pueda hablar de nada bueno. A mi lado una persona que escuchaba la conversación de reojo, exclamó con fastidio. ¡Bahh!! Descalificándome con sus palabras y su gesto de girar la cabeza hacia otro lado. Continuamos la conversación entre nosotros y, con mucho respeto no exento de ironía el otro interlocutor me preguntó: ¿Y cuáles son las cosas buenas que ha hecho este gobierno? Al parecer, muy pocas. ¿por qué no las menciona? Advirtiendo que sólo podía referirme a lo que yo creo que ningún gobierno anterior hizo y ninguno de los que fueron candidatos hubiera hecho, ni tampoco mantendrá ninguno de los candidatos actuales de la oposición, pedí también que hubiera un poco de objetividad para advertir esas realizaciones. Ya se está viendo con la oferta de la Sra. Carrió y el Sr. De Angeli que quieren volver a la dependencia del F.M.I.  Bueno, sí, terció el otro compañero, indudablemente hay exageraciones, pero vayamos a la enumeración de las cosas buenas. Experimenté la tentación de hacer una broma y cambiar de tema porque me parecía inútil poner tensión frente a la opinión preestablecida que iba apareciendo paso a paso. Triunfó sin embargo mi aprecio del diálogo. Y comencé, quizás con un criterio equivocado. Lo primero que nadie se había atrevido a encarar en serio, con leyes de punto final, obediencia debida o indultos, es la de los derechos humanos violados durante la dictadura. ¡Y se armó la gorda! El gran argumento, el de los dos demonios. Ni el número de víctimas, ni el terrorismo de estado eran razonamientos valiosos.  La cuestión era que hubo excesos y víctimas de ambos lados y ahora se estaban considerando sólo los de un bando.

Enumeré entonces: El rechazo del ALCA.-El abandono de las relaciones carnales con EEUU.-La postulación e intervención activa en la formación del bloque latinoamericano con el Mercosur, el banco del Sur, el Unasur.- la reimplantación de las leyes que amparan a los trabajadores.- La soberanía del estado reivindicada frente a las corporaciones empresarias como la prensa monopólica, (proyecto de ley de radiodifusión) el campo exportador (resistencia a las acometidas conspirativas), las empresas de explotaciones mineras, las de desmonte y sojización del país … No sé si logré enumerar tanto. Cuando me referí al Campo, de muevo estalló la discusión. Hay que estar ciego para  no ver que del campo depende el bienestar del país! ¿Qué se logra con provocar el descontento de los campesinos que por otra parte son los más constantes y eficaces productores en nuestro país?  Y los argumentos seguían saliendo. Los de los locutores radiales y televisivos de diversas cadenas- Por suerte también llegaban los platos y los momentos de masticación aminoraban la acritud de la discusión que, sin embargo se mantenía dentro de los límites de respeto y seriedad. Y ¿qué me dice de la voracidad con que el gobierno se apoderó del dinero de las AFJP y de sus aportantes? Me sonó a una afirmación injuriosa e injusta pero pronunciada con buena voluntad porque aquel señor no era de los que querían seguir enriqueciéndose a costa de los aportes de los asociados. De modo que sólo respondí Creo que fue un gran acto de valentía y de justicia para con el país y los supuestos beneficiarios de esa privatización, lograda casi clandestinamente y que provocó desaparición de la mayor parte de los grupos nacidos con la esperanza de lucrar con el dinero de los abnegados ahorristas. Bueno-me respondió uno-esa es una manera personal de ver la cosa pero para la mayoría no es así. Pero continúe, porque hasta ahora son muy pocas las cosas buenas.- Recuperación de empresas públicas enajenadas, profunda renovación de la Corte de Justicia.- Giro al Congreso de las iniciativas oficiales con discusión abierta y respetada.-Convenios e iniciativas para respetar el empleo y todos los índices de la Cepal mostrando el progreso económico, me los guardé en el tintero. Había llegado la hora de los postres y de la música.