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Los tiempos de la hondaPor Pbro. José Guillermo Mariani - 20 de Enero del 2005
La globalización, como un monstruo con extraordinario poder de adaptación y enredos, continúa su vigencia y su dominio, con las terribles consecuencias de hambre, guerras, pérdida de valores morales, inseguridad e impotencia, a nivel mundial e irresistible. Hay reacciones muy fuertes en lo ideológico y en lo práctico. La importante iniciativa francesa con adhesión internacional contra el Pensamiento único, las manifestaciones multitudinarias cortando accesos a los concurrentes de las periódicas convocatoria de los Siete, las grandes reuniones del Foro Social Mundial con gente de todo el mundo y todos los niveles, (tres en Porto Alegre y la del 2004 en India (Mumbai) calificadas como anti Davos, y multiplicadas en distintos Foros), la dramática protesta organizada en Seattle y otras expresiones en la misma línea, son indudablemente muestra de un poder revolucionario como lo definía Trotsky “...interferencia directa de las masas en los acontecimientos históricos...” . Los ejércitos están, al parecer, en orden de batalla y la fuerza creciente de las organizaciones populares va creando esperanzas, sobre todo como símbolo de presencia y como gran denuncia de esa otra revolución conservadora de derechas, manufacturada para el pueblo y en provecho exclusivo y excluyente de los que la sostienen y recogen sus beneficios. Pero el Gigante sigue su marcha arrolladora. En estos tiempos parece por eso, que es indispensable recuperar el valor de la resistencia, de la actitud de resistencia. Que no ofrece batalla directa, sino que desgasta al enemigo y no deja de crecer en la propia dimensión. Creo que la Nación está de algún modo comportándose así frente a los acreedores que pretenden tener todos los derechos. Los está poniendo nerviosos, nada más. A quienes no recuerdan lo que ya tienen ganado. Se fijan sólo en lo que no podrán ganar en adelante. La resistencia es, en realidad, el arma más poderosa de los pobres y oprimidos. Y se puede armar sin demasiados problemas. Porque, como el David del ler libro de Samuel, los pobres ya tienen la honda. El arma rudimentaria para defenderse y defender al rebaño. Sólo hay que preocuparse de buscar las blancas piedritas del torrente para hacer puntería y debilitar la gigantesca armadura. Concluyo con un hermoso párrafo de Arundhati Roy en la clausura del F.S.M de 2003 en Porto Alegre, que especifica el contenido de esa resistencia.. “...Tenemos que sitiar al Imperio, avergonzarlo, ridiculizarlo. Con nuestro arte, nuestra música, nuestra literatura, nuestra contumacia, nuestra alegría, nuestra genialidad, nuestra absoluta persistencia, nuestra capacidad para contar nuestras propias historias ...” Es lo de Teresa Parodi: “En la subasta se llevaron todo...pero no pueden con nuestra canción” Y por eso tenemos que seguir cantando.
José Guillermo Mariani (pbro) |
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