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La piedrita
Allí está el gigante, imponente, amenazante. Armado con una espada gigantesca que ha pasado a degüello a naciones enteras. Filisteo, como los fenicios y los pueblos de la costa, comerciantes y crueles. Su armadura atemoriza. Las letras que lo identifican están cargas de misterio. F M I G 7 . Tiene una carcajada burlona. Se dispone a acabar con otro pueblo. Adentro, trae la crueldad de los que sólo defienden intereses económicos. Todos ellos se han apoltronado en su cabeza y en su abdomen, semiocultos, pero dirigiendo todos sus movimientos. Antes, pareció que su presencia podía resolver problemas entre naciones con la mediación de un poderoso. Ahora sólo exige sumisión y tributos. Allá abajo, un débil muchachito, a la orilla de un ancho río de plata, busca una piedrita. Es hábil en el disparo de la hondera. Lo curioso es que entre los mismos a quienes pretende defender, le esconden la piedrita. A su lado, el compañero más próximo, se la ha pateado varias veces, para alejarla de su mano. Una cantidad de complicados traidoramente con el gigante, se hacen los distraídos y patean como pueden, con mentiras, astucias y agresiones, el espacio de las piedritas, para evitar que se encuentre la que puede ser proyectil.
Goliat y David. Martes 9 de septiembre. Enfrentamiento definitivo. La espada gigantesca se llama con un nombre nuevo. “default”. Hay que entregar 2.900 millones de dólares, arañando todos los “colchones” de reservas. Luego hay que pagar , entre intereses de la Deuda y compensación a Bancos ladrones, 24.000 millones. Y después hay que seguir estrangulando al pueblo con el aumento de tarifas reclamado por la Empresas privatizadas . Argentina, el muchachito del episodio, en la figura de su Presidente se afana en buscar una piedrita. Los corruptos y triunfalistas que no se resignan a la pérdida del poder y al disfrute de la corrupción menemista, obstaculizan de todos modos el proceso. Todos sabemos que la “piedrita” no podrá hacer otra cosa que herir como un pequeño pellizco al gigante, en algún lugar sensible. Sería muchísimo. Un comienzo auspicioso de nuevas relaciones. Una recuperación de la dignidad. Son muchos los que quieren que sigamos viviendo en el barro, porque ellos lograron colocarse en la terraza. Y ya no saben de dónde sacar argumentos. Lo malo es que su gritería ensordece a muchos otros. ¡Ojalá Kirchner y el equipo que coincide con su proyecto logren encontrar la piedrita y revoleando la honda la disparen para darle al monstruo en cualquiera de sus partes sensibles, aunque no lleguen a la cabeza! Martes 9 de septiembre 2003 |
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