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Levantando esperanzas
El Miércoles 26 se reabrieron las puertas de la esperanza. Comenzó entonces en Porto Alegre la quinta reunión del Foro Social Mundial. Haciendo peso, del otro lado de la balanza, el Foro Económico de Davos, con medidas de seguridad extremas para defender a los señores importantes que representan los capitales internacionales y que, disfrutando de todas las comodidades, redefinirán las políticas para seguir ajustando, con el mayor disimulo posible, los mecanismos globalizadores que les producen ganancias incalculables. Pero, bajo el sol abrasador latinoamericano, cobijado por centenares de blancas y amplias tiendas de campaña levantadas en la costa del Guaíba, representantes populares de más de cien países, golpearon y abrieron una vez más las puertas de la esperanza para el mundo que padece impotente el dominio de los más fuertes -que cada vez son menos-, para escándalo de la historia y sufrimiento de las mayorías. En la política de los organizadores, que en cada convocatoria van recogiendo experiencias y variando los ensayos para vencer al Gigante, se destacó este año la decisión de llevar el Foro “a la calle” disminuyendo todos los gastos y costos para hacer posible la participación de indígenas, campesinos y faveleros. Se esperaba, con optimismo, unos 120.000 participantes. Fueron 155.000. En la clausura, leyeron las conclusiones un brasilero, un indígena y un niño. Se desarrollaron, programadas, 2.500 actividades. El presidente venezolano H.Chávez y el escritor premio Nobel J. Saramago impactaron por la radicalización de sus conceptos y proyectos. Muchos analistas critican a estas gigantescas expresiones antiglobalizadoras, como movilizaciones estériles, que no llegan a concretar acciones eficaces para construir el otro mundo posible. Desde luego que sería de desear que, en esta especie de anarquía que necesariamente se vive en un clima tan multitudinario y heterogéneo, brotara un consenso que ideara y organizara una acción eficaz y disparadora de un proceso definitivo contra la opresión .Los esfuerzos se orientan en ese sentido. No conocemos las decisiones concretas que se han podido tomar en esta multitudinaria reunión. Una de ellas es la propuesta de preparar el Foro 2007 que se llevará a cabo en algún país africano, con Foros regionales o continentales en el 2006. Venezuela reuniría a Latinoamérica. En los requerimientos de soluciones para los problemas causados por la bendita globalización económica, no es raro que haya impaciencia y urgencias. Pero nada se produce con un salto. Hay que seguir caminando. Y el éxito de la convocatoria de Porto Alegre hace notar que los pobres, excluidos y marginados no están dormidos. Y la esperanza va alimentándose con todo este proceso que consiste simplemente en permanecer de pie, sin dejarse engañar y restregando las narices de los poderosos de Davos, con la fiesta, el desafío, la presencia y la canción. José G. Mariani (Pbro) |
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