La Virgen María en la devoción popular
(P. José Guillermo Mariani)
Devoción
Llamamos
así a una reacción eufórica, entusiasta, fervorosa: emocional.
Puede
acompañar, prevenir o seguir al conocimiento. Fruto de experiencia, necesidad o
inseguridad personal. Llega a fraguar o alterar la realidad. Es una fuerza y un
regalo cuando acompaña la adhesión a la verdad.
Raíces explicatorias de la devoción a María
Constatamos
que esa devoción es numérica e intensamente muy grande entre los católicos.
No se dio así, sin embargo hasta después del siglo VI.- San Agustín, por ej.
no tiene ningún himno a María.- Recién a fines del siglo X aparecen
abundantes leyendas milagrosas como fruto de la oración a María.
Entre
nosotros, la primera evangelización fue muy austera y se centró en la
presentación de Cristo. Como en los primeros tiempos de la Iglesia. El anuncio
del “kerigma” abarcaba la gran noticia del Dios amor y Padre y de la
victoria de Jesús sobre la muerte. En una segunda corriente evangelizadora se insistió
mucho más en todo lo que resultaba milagroso y allí fraguó más fácilmente
la devoción a María.
¿Qué elementos configuran esta devoción?
1)
La necesidad natural de la presencia de lo femenino
. La generalidad de las religiones lo tienen. Astarté (diosa madre) en el culto
a Baal que figura en el A.T.- Isis (Egipto) que amamanta a Horus.- Diana (Efeso)
que es virgen y sólo para Dios. Entre los muchos títulos a diosas de la
fecundidad, nuestra Pachamama.
Aun
en el A.T. con fobia antifeminista, el Espíritu (ruah) es femenino, incuba
sobre las aguas, Isaías habla de Dios como madre, Jesús se figura como gallina
que quiere cobijar
2)
Después del protestantismo; un motivo de identidad
católica: defender a la Virgen, junto con los de no interpretar
individualmente la Biblia. En ambas cosas se exageró lo polémico. Se exaltó
tremendamente a María y se prohibió la Biblia
3)
rechazo y miedo a las sexualidad, proverbial
en la iglesia católica que propone la virginidad como estado superior. Así en
occidente se crea una situación particular. Aparece como la Dama de los
Caballeros y como la Esposa de los célibes. Endechas amorosas (Bernardo de
Claraval y Anselmo) y afirmación de que ella calma los deseos ardientes de la
carne (S. Ambrosio)
4)
Pedagogía del temor y del Infierno. Como Dios tiene que ser justo ella aparece
como salvadora. Prácticas abundantes en la Iglesia católica: tres ave Marías
cada noche, Primeros Sábados, rezo del Rosario para librarse del Infierno. Muy
claro en Fátima. Los pastorcitos son invadidos por el terror. Francisco
“ve” el Infierno y se horroriza ante las malas palabras, el beso a un compañero
o cosas parecidas. Las memorias de Sor Lucía atestiguan este ambiente de
terror.
5)
Leyendas milagrosas que la convierten, de boca en boca, en un alivio
para las necesidades del pueblo
pobre. Dos argumentos: la sensibilidad maternal y la infalible intercesión ante
Jesús su hijo.
6)
Cualidades extraordinarias en base a
pasajes bíblicos “extrapolados”.
Se le atribuyen las cualidades de la Sabiduría
(Prov.8,22-31) ,del Apocalipsis . mujer vestida de sol y coronada por 12
estrellas (12,1-9), aplasta la cabeza del dragón (Gén. 3,13-15).-
7)
Se aprovecha la afirmación de ciertas cualidades, para remarcar
ciertos objetivos del momento.
La definición como Madre de Dios, para afirmar la humanidad de Jesús,
cuestionada en ese momento. El título de Madre de la Iglesia para afirmar la
sumisión a la institución eclesiástica. Las apariciones de Lourdes para
acabar con las polémicas sobre la definición del dogma de la Inmaculada
concepción.- Las apariciones de Fátima para inspirar horror al comunismo
ateo...
El panorama más próximo a nosotros: Latinoamérica
Hay que distinguir dos tipos de fenómenos: la devoción
originada en imágenes con signos milagrosos, y la que propone “apariciones”
con mensaje especiales. En otras oportunidades hay mezcla de los dos estilos.
En general, especialmente en
tiempos de la Conquista, el sentido de las reacciones frente a estas
“revelaciones”, es liberador. Al menos, la gente pobre encuentra en los
suntuosos Santuarios construidos en honor de María, un lugar de descanso y de
contacto con una realidad mejor.
Guadalupe es ciertamente la más importante de las devociones
marianas latinoamericanas. Aparición a Juan Diego un indiecito esclavo (1546)
Dos versiones: como el hecho se
da en el monte dedicado a la diosa Tenantzin (diosa madre) y la figura que Juan
Diego describe tiene las manos juntas y la mirada baja en señal de sumisión,
muchos dicen que constituye el signo de la perfecta dominación del azteca por
parte de los españoles.
Otros, en cambio tienen en
cuenta que el indiecito, desde entonces, como símbolo de su raza empieza a
subir de categoría, se iguala a los blancos y ante funcionarios españoles,
ante el Obispo y ante el Vaticano, su propuesta es escuchada y se erige en el
lugar indicado el Templo. Los misioneros cambian la denominación de Tenantzin
por la de Teo nantzin y así, de diosa madre, la protectora comienza a ser la
madre de Dios. Es como si las dos culturas quedaran abarcadas por esta imagen
que, además, inspiró e inspira en
Méjico todas las luchas libertarias e incluso en otros países como en Brasil y
hasta en el campesinado norteamericano. El argumento es entonces “por sus
frutos los conoceréis”.
Entre nosotros, sin ese
potencial revolucionario, están La Virgen del Luján, del Valle, Itatí. Se
trata siempre de imágenes con una historia parecida que producen algún
acontecimiento favorable para la gente. En esta línea se colocan también la
Virgen de Copacabana en Bolivia, Nossa Senhora Aparecida en Brasil, Santa María
de la Antigua en Panamá, de las Peñas en Chile, de Coromoto en Venezuela.
Hay que advertir que en todos estos casos, la devoción popular fue
inclinándose cada vez más a la obtención de beneficios personales y se perdió
la imagen de transformación social con que en un principio parecieron
revestirse.
Acerca de las “apariciones”
que a fines del siglo XIX y en todo el XX, se multiplicaron de manera
extraordinaria, no habiendo pueblito o lugar que no contara con su “aparición
propia”, hay que advertir:
1) Que el Magisterio de la
Iglesia ha establecido taxativamente que la revelación pública se ha cerrado
con Jesucristo. No hay entonces nuevos dogmas en qué creer.
2) La Iglesia no se pronuncia
sobre la autenticidad de las apariciones sino sobre si los mensaje están de
acuerdo o no con el mensaje ya emitido desde el Nuevo Testamento y la Iglesia.
3) No se trata de “apariciones
objetivas” sino de “visiones” provocadas por la situación interior, de
fe, de sugestión, de necesidad o de presión del ambiente, que se proyectan
hacia el exterior y aparentan impresionar los sentidos. Si fueran apariciones
serían accesibles a todos. Aún cuando hay muchos testigos ( la danza del sol
en Fátima) el fenómeno se circunscribe al lugar lo cual sería imposible si se
tratara realmente del Sol.
4) El Papa Benedicto XIV (1740
al 58) ya se pronunció claramente a este respecto, distinguiendo entre revelación
pública y revelaciones privadas y condicionando estas últimas a la aprobación
de la Iglesia si no contradecían la primera.
5) Dos grandes místicos,
universalmente reconocidos Juan de la Cruz y Teresa de Avila nos han dejado dos
sentencias muy sabias. “¿Para qué nuevas revelaciones si ya tenemos la de
Cristo que es la perfecta?” (nuevas revelaciones serían injuriosas para la
suprema revelación ya dada a través de la Palabra hecha hombre) (Juan de la
Cruz)
“Hija mía, come más
garbanzos y dejarás de ver con tanta frecuencia a la Virgen” (Sta. Teresa)
Aspectos positivos de esta devoción popular
Se da una inculturación, en el
sentido de una mezcla de dos culturas, nativa y cristiana, que suponen mutuo
respeto y valoración.- A veces no hay más consuelo y esperanza ante la
injusticia irremediable que produce sensación de impotencia.- Esta devoción
con base emocional es una óptima oportunidad para una evangelización más
seria y completa.- La gran convocatoria de estas devociones arraigadas en
experiencias muy fuertes de necesidad de protección llevan a un compartir
preocupaciones que dan pie para acciones comunes para buscar soluciones.
Aspectos
negativos o peligros
Fácilmente
se cae en “alienación”, es decir, alejamiento de la realidad con la
consiguiente pérdida de preocupación y compromiso por analizarla y mejorarla.-
Sentimentalismo: la gratificación de lo sentimental satisface plenamente y
puede llevar a cualquier clase de engaño o fanatismo.- Soberbia: cuando se
trata de apariciones o mensajes personales, además de que sean consciente o
inconscientemente fraguados llevan a un menosprecio o minusvaloración de
quienes no los experimentan o no los admiten.- Muchas veces, esta imaginación
lleva a anormalidades psíquicas.- Se llega insensiblemente a oscurecer la
imagen de Cristo y el Padre o, al menos a prescindir de ellos expresamente.-
Se aumentan las distancias con las confesiones protestantes y se daña al
“ecumenismo”.-
Podríamos
afirmar, en una síntesis muy apretada que hay dos tendencias para el aprecio y
la devoción mariana: Una, la Cristotípica es peligrosa: trata de poner a María
a la altura de Cristo exagerando sus títulos y méritos. Otra, eclesiotípica,
por la que optó el Concilio Vaticano II que la considera como modelo y
vanguardia de la respuesta al Padre, siguiendo a Cristo.
Conclusión
La
Iglesia y los cristianos estamos en deuda con la figura de María como mujer, y
la consiguiente valoración de la mujer en la Iglesia. (los dogmas la exaltan al
margen de su femineidad)
Dejar
que María ocupe su lugar junto a Jesús, ayudándonos a hacer lo que él nos
pide y respetando su lugar de silencio y humildad en el seguimiento de Jesús es
amarla verdaderamente.
Que
el sentimiento acompañe nuestra actitud ante María es absolutamente natural y,
en la perspectiva masculinista de un Dios Padre, es como si completara nuestra
posición ante lo divino.
Habría
que tener presente que la oración es siempre a Dios o a Cristo. Nunca debiera
darse la oración a María ni a los santos, sino por ellos a Cristo, el único
mediador, y a Dios.
Se
debe respetar la devoción popular, sin que esto signifique fomentar sus
aspectos negativos. ¿Por qué respetarla? Porque muchas veces procede de
elementos culturales ancestrales. Y porque hay que reconocer que nosotros mismos
hemos fomentado con afán proselitista muchos aspectos de esa devoción. No se
trata de estar en contra, sino de no fomentar aspectos supersticiosos o
alienantes.
Disponemos
de un gran modelo y un importante motivo de aliento para cumplir con nuestra
responsabilidad en el establecimiento del reinado de Dios entre los hombres. Es
María. Tenemos que aprovecharlo.
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