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"Me apena Ratzinger, por lo que sufre"
LA ENTREVISTA CON LEONARDO BOFF, TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN -
Junio 1 del 2007
Fuente: El Periodico.com
Leonardo Boff (Concordia, Brasil, 1938), eminente teólogo de la liberación
condenado por Ratzinger al silencio obsequioso por díscolo, dejó el sacerdocio y
se ha convertido en un "agitador cultural". El exfranciscano comparte vida con
una educadora popular, defiende a la Tierra como a una madre anciana y colabora
con diversas entidades, entre ellas la Fundación Alfonso Comín.
--¿Se ha convertido en ecologista por vía sentimental?
--(Sonríe) Mi transfondo intelectual es la espiritualidad franciscana. No
entiendo la ecología como la gestión de recursos escasos, sino como una forma
diferente de relacionarse con la Tierra. Una relación amorosa. Y eso es lo más
cercano a la visión bíblica, que entiende al ser humano como el cuidador de la
herencia que ha recibido, y no como el dominador. Hoy la misma lógica que
explota a la persona, explota a la naturaleza de forma ilimitada.
--Así, ¿su compañera no ha tenido nada que ver en su transformación?
--Marcia, que es educadora popular, ha trabajado durante 20 años con las
personas que viven de la basura. Ella me ha ayudado a entender el mundo de las
no personas, a considerarlas nuestros maestros. A veces pienso que las favelas
son oasis de valores que hemos perdido. Solidaridad, hospitalidad,
generosidad...
--Pero, ¿a quiénes interesan hoy esos maestros?
--En el fondo, están solos y abandonados. La Iglesia católica debería tener un
oído muy atento a los pobres, porque Dios escuchó el grito de los oprimidos de
Egipto, y el de los exiliados de Babilonia. Si una Iglesia no sabe escuchar los
gritos de los pobres, traiciona la herencia de Jesús. Pero los pobres son tantos
que ya son muy visibles. Dos tercios de la humanidad tienen hambre y sed.
--Y a los teólogos de la liberación, ¿se los engulló la tierra?
--No. Estamos todos vivos, lo que significa que la teología de la liberación no
ha muerto. Hay una red en todos los continentes. Pero ha nacido otra vía de
esperanza... En Latinoamérica hay gobiernos de centro-
izquierda que se basan en los movimientos populares de los Sin Tierra, de los
indígenas, de los negros, de las mujeres. Y de ahí han surgido presidentes como
Evo Morales, Lula, Correa. Hay una movilidad de los pobres. Ya no están pasivos.
--Usted apoyó a Lula y nada es como se esperaba...
--Los Sin Tierra que respaldaron a Lula también le presionan porque no empuja la
reforma agraria. Lo apoyan con autonomía, ¿comprende? Y Lula, a cambio, no
criminaliza la ocupación de tierras. Ahí es donde se nota la dialéctica de apoyo
y autonomía. Eso es nuevo. Es la base posible para relanzar el proyecto
socialista. Con una raíz popular y un trasfondo religioso.
--¿Religioso dice?
--No hay ocupación de tierras en que no haya una gran celebración con la cruz.
Desde la periferia del mundo se puede relanzar el sueño socialista. Además,
seremos socialistas no por ideología, sino por matemática. Los recursos son tan
escasos que, o los dividimos, o no sobreviviremos.
--Ese proyecto no interesará a Occidente, me temo.
--Occidente tiene una Iglesia envejecida y crepuscular, con una crisis
espiritual de grandes proporciones. Es una Iglesia carnal, que se maneja bien
con los poderes dominantes.
--Eso siempre fue así.
--Sí, pero siempre hubo profetas. Un Juan XXIII, un Pablo VI... Ahora lo
importante es reforzar la institución... Para Benedicto XVI, la comunidad
cristiana es Cristo y los 12 apóstoles. Es la lógica del pequeño grupo, con el
poder sagrado de conducir a la multitud y no dejarse contaminar por ella. ¡Eso
no representa el mensaje cristiano! La teología del Papa lo sitúa contra la
modernidad. Decir que fuera de la Iglesia no hay salvación es una versión
medieval.
--Reduce posibilidades, sí.
--Limitarse a decir que el mundo es relativista, materialista y ateo es
blasfemar contra el Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo está en todas las
personas. Él eso no lo entiende. Él pretende la dictadura de Cristo en la
Iglesia.
--No le aprecia usted... Ratzinger le condenó al silencio.
--Le conozco y me da pena por lo que sufre. Es extremadamente tímido y tiene que
hacer gestos populistas, como abrazar a ancianos y a niños. No está hecho para
eso.
--¿Siente algo de rencor?
--No. Ellos condenan a Jon Sobrino, a mí y a otros por la lógica del sistema
romano. Es un patriarcado totalitario espiritual. No les importan las personas,
solo los libros. Pero la globalización hará posible un cristianismo universal,
no romanizado.
--Una curiosidad. ¿Le apena haber dejado el hábito franciscano?
--No, porque cambié de trinchera pero no de batalla. Si acaso, me disgusta no
celebrar los domingos la misa en latín y con mucho incienso. Ahora me conformo
con cantar salmos en el coche, mientras conduzco.
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