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«No me explico cómo las mujeres, tan marginadas, siguen yendo a la iglesia»
Por José Ma Castillo
José
María Castillo, conocido teólogo de la liberación y jesuita hasta el
año pasado, expresa con pasión sus opiniones. Muy crítico con la jerarquía
católica, afirma sin rodeos que la Iglesia debería preocuparse más de los 30.000
niños que mueren a diario en el mundo que del uso del preservativo. Invitado por
el Colectivo de Redes Cristianas de Extremadura, José María Castillo pronunciará
mañana a las ocho de la tarde una conferencia en el Centro de Profesores y
Recursos de Badajoz, en la Avenida de Colón. Hablará de 'Creencias y laicismo en
una sociedad plural'. En esta materia, el teólogo granadino considera que se
debe avanzar hacia una sociedad «verdaderamente laica». Que no significaría un
rechazo o persecución a la Iglesia, sino una separación entre instituciones
políticas y religiosas. Lo entrevista el diario Hoy.
-¿Ha sido este Gobierno más sensible a las presiones de la Iglesia?
-El Gobierno del PSOE no ha sido consecuente. Debía haber sido más tajante, no
en perseguir a la Iglesia o marginarla, sino en ponerla en su sitio. Lo primero
que tendría que haber hecho es replantear los acuerdos entre el Estado y el
Vaticano de 1979 en los que se conceden una serie de privilegios económicos,
legales, docentes, que no los tienen otros confesiones.
-¿La Iglesia Católica es ahora más conservadora que cuando se firmó ese
acuerdo?
-Mucho más. En la Iglesia ha habido el largo pontificado de Juan Pablo II, que
ha sido muy conservador. El actual Papa es aún más conservador. En estas
condiciones lo que se privilegia en la Iglesia son aquellos grupos
incondicionalmente sumisos a las orientaciones que vienen de Roma, y no a los
grupos que desde sus creencias en Jesucristo y el Evangelio consideran que deben
adoptar otros comportamientos. En la nota de los obispos del 30 de enero se da a
entender que en España para ser buen católico hay que ser derechas, y más en
concreto del PP. Eso me parece una atrocidad. Hay personas que no estamos de
acuerdo con el PP y nos consideramos buenos creyentes. Puede haber personas a la
que se le provoque un conflicto interior.
-¿Cómo evolucionará la Iglesia en la próxima década?
-Las religiones evolucionan lentamente. No se les cambia en unos años.
Necesitaría unos dirigentes más jóvenes. Estamos con falta de vocaciones y con
las iglesias vacías y ponen para arreglar esto a un señor de 80 años. A ninguna
institución se le ocurre. Si tiene problemas, una empresa multinacional, -porque
al fin y al cabo la Iglesia es una gran multinacional religiosa-, no pone al
frente a una gerontocracia como es el Papa y el Colegio de Cardenales. Pero la
Iglesia, viendo que la comunicación con la sociedad y la cultura es más
complicada, prefiere replegarse. Se produce un fenómeno de fundamentalismo.
Anthony Giddens lo ha definido muy bien diciendo que el fundamentalismo es
tradición acorralada. Y yo pienso que la Iglesia se ve así. No quiere reconocer
que se equivoca y que tendría que cambiar. Se apoya en los círculos más
conservadores, mientras la mayoría de la gente va por otro camino.
-¿Qué reformas cree que tendría que hacer la Iglesia?
-Lo primero sería replantear su sistema de gobierno. El Papa no puede ser un
monarca absoluto. Tienen que replantearse las relaciones entre el Papa y los
obispos, y hacer un reparto de poderes. Tendría que haber una descentralización
del poder. En ninguna parte está legislado que el poder se tenga que ejercer
así, de forma que la Iglesia entera esté pendiente de un solo hombre. Es una
institución única en el mundo. Tendría que haber una mayor descentralización y
darles mayor protagonismo a los laicos, sobre todo a las mujeres. No me explico
cómo las mujeres, encima de todo lo que las marginan y excluyen, siguen yendo
erre que erre a la iglesia.
-¿El feminismo no ha entrado en Iglesia?
-Que recen cada una en su casa. Una reforma de fondo iría a planteamientos
teológicos, a la manera de entender a Dios. Mucha gente ve a Dios como alguien
que castiga y amenaza. Y hay que repensar la moral, que se centra tan
machaconamente en el sexo y olvida otros aspectos fundamentales. Cada día mueren
30.000 niños de hambre y yo no sé cuándo he oído hablar de eso en documentos
eclesiásticos. Lo hacen de pasada. Se le da más importancia al tema del condón
que a la muerte de 30.000 niños al día.
-¿Es absurdo?
-No tiene ni pies ni cabeza. También habría que reformar la liturgia, que tiene
rituales de la alta Edad Media. Totalmente anacrónica.
Fuente: www.ReligionDigital.com
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