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Nuevo desembarcoLa tierra a que llegó Colón creyendo completado su viaje a las Indias, fueron las islas de las Bahamas. En su honor y para designar a toda América, Francisco de Miranda propuso la denominación de Colombia, sugerida siglos antes por Bartolomé de las Casas. Esto se concretó en Bolívar, ciudad venezolana por, disposición del Gral. Simón Bolívar al consumar la libertad de la Gran Colombia integrada por las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Hoy, en la misma tierra liberada de la dependencia extranjera por Bolívar está pronto a realizarse un tremendo desembarco para vigilar y mantener sometidos a todos los países latinoamericanos. Como un gigantesco portaviones de los estados Unidos, Colombia ofrece sus bases aéreas para que perfeccionadas con la tecnología norteamericana puedan servir de protección al gobierno colombiano, de control en la ruta que ellos llaman del narcotráfico, de influencia desestabilizante de las democracias no sometidas a sus intereses, de impunidad para las acciones de los miles de soldados que se instalarán en esas bases y circularán con todos los derechos además de no poder ser juzgados por los delitos que cometan o de que se los acuse, sino por los jueces de su país. Los argumentos del presidente Uribe, aceptados en pleno por Alan García, juzgados con tibia indiferencia por Bachelet, han sido absolutamente rechazados por Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez uniéndose a ellos Lula, Tabaré Vazquez y Lugo con diversas objeciones muy bien fundadas. UNASUR reunida en Quito ha preferido el diálogo al enfrentamiento directo, atendiendo al interés de toda la región, y ha postergado su toma de decisión hasta una próxima reunión que se celebraría en Buenos Aires, convocando a Uribe que había rehusado participar en la de Quito. Toda la inocencia y hasta oferta de protección paternal con que los gestores de este “plan Colombia” defienden la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional al mismo tiempo que el fomento de especial ayuda económica para el progreso del país (Colombia es hoy el tercer país en el mundo en el porcentaje de ayuda, calificada como militar, por parte de los EEUU) no alcanzan a disminuir el testimonio de las dificultades políticas producidas en muchas partes por estos asentamientos. El presidente Manuel Zelaya había propuesto ya transformar la base norteamericana de Soto Cano, en aeropuerto internacional y seguramente éste fue un motivo más para admitir o provocar el golpe de estado. Ecuador por consenso popular ha rechazado la presencia de tropas estadounidenses en su territorio y por ese motivo canceló la cesión de Manta. Pero el “país gendarme” no renuncia a disponer de “torres de control”, que en este caso no son construcciones sino aviones que pueden sin reabastecerse, recorrer toda la región en cumplimiento de cualquier clase de misión especial. Por ahora está pendiente el acuerdo o disenso que pueda producirse en el UNASUR si llega a reunirse en Buenos Aires. Si el proyecto se realiza a pesar de todas las desaprobaciones internacionales de organismos y países, como está sucediendo con Honduras, se habrá producido un nuevo y temible desembarco colonizador. José G. Mariani (pbro) |
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