La Cripta Virtual: Un espacio para hablar Sin Tapujos

"Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo".
Jürgen Moltmann

 Por el pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II.  Firme aqui.
Firme por un nuevo Concilio!

Javascript DHTML Drop Down Menu Powered by dhtml-menu-builder.com
Usted está ingresando al sitio viejo el cual funcionó desde el 2001 al 30 de Junio del 2010. Desde el 1 de Julio hemos iniciado una nueva etapa con mucho material que puede encontrar haciendo clic acá: www.sintapujos.org El contenido anterior seguirá aquí como archivo.

 

Llevará a la Iglesia por un camino de ortodoxia

Fuente: Clarin.com


Con cierta severidad, Ratzinger, aun antes de ser consagrado, ya había ratificado su visión tradicional. Enfrentará fuertes desafíos y múltiples preguntas

 

El Cónclave de un solo día y cuatro votaciones que eligió Papa al cardenal Joseph Ratzinger, favorito en los pronósticos, líder de los conservadores de la Iglesia y abanderado de la continuidad con el papado tradicionalista de Juan Pablo II, ha dejado traumas y enseñanzas que repercutirán en el incierto futuro de la Iglesia. En términos futbolísticos, Ratzinger y la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia, han ganado por goleada noqueando a moderados y progresistas que trataron de organizar líneas de resistencia para impedir lo que ocurrió: un "blitz" del "Panzerkardinal" perfectamente maniobrado desde las cumbres del Vaticano con la ayuda de grandes movimientos como el Opus Dei y Comunión y Liberación, para paralizar y desarticular el campo adversario.

Seguramente mucho contribuyeron figuras consulares de la Curia, como el secretario de Estado, Angelo Sodano, y el vicario del Papa en Roma, Camillo Ruini, que manejaban "paquetes" de votos cardenalicios.

Ha sido aplastante el apoyo que ganó el nuevo papa Benedicto XVI y más que la fortaleza del dispositivo conservador triunfante sorprende la debilidad del frente adversario.

El futuro de la Iglesia está ampliamente condicionado por la realidad que se vivió en el Cónclave de 2005 con la participación de 115 cardenales, de los cuales sólo dos (uno de ellos el mismo Ratzinger) habían sido creados por Pablo VI. Los otros forman parte de la herencia Wojtyla.

Los tres meses de enfermedad, agonía y muerte de Juan Pablo II, más las dos semanas largas de los funerales, el precónclave y el turbo Cónclave, fueron un despliegue del gobierno absoluto de los acontecimientos por las cumbres vaticanas, en particular del mismo Ratzinger. Las riendas, ahora se sabe con certidumbre, estuvieron siempre en sus manos y sorprende la docilidad de la gran mayoría de los purpurados.

Muchos se consuelan sosteniendo que una cosa es el cardenal Ratzinger y sus posiciones de intransigencia doctrinaria, y otro es el papado que afronta de cara al futuro Benedicto XVI. La realidad, esperan, empuja al Pontífice al centro del camino. Pero es difícil aceptar este pronóstico: el nuevo Papa ha sostenido siempre sus posiciones, es un teólogo de altísimo nivel y ha estado 24 años junto a Juan Pablo II, que justamente tuvo en Ratzinger a un brazo derecho poco amigo de las concesiones y entusiasta de los "no". Tanto es así que se recuerda una frase, en la que dijo que "la bondad implica también la capacidad de decir no".

No bajar el celibato de los curas, no a la Teología de la Liberación, no al sacerdocio femenino, no a la homosexualidad, no a los anticonceptivos (preservativo incluido), no a la fecundación asistida que no acepte restricciones sofocantes, no a la reforma litúrgica de Pablo VI, no a las concesiones para aflojar el centralismo de Roma y la Curia, no al ecumenismo que no comience por persuadir a ortodoxos y protestantes que es inevitable el primado del Papa, o sea la Iglesia de Roma.

¿Por qué se supone que Benedicto XVI cambiará de posición en estos temas, salvo tal vez en la cuestión del gobierno interno de la Iglesia, haciendo concesiones a una mayor autonomía de los obispos y a las instituciones, como el Sínodo de Obispos y las Conferencias Episcopales?

El nuevo Papa tiene 78 años y quiere seguramente dejar una huella imperecedera de su pontificado que nace en la sombra inevitable que produce la luz del reino de Juan Pablo II. Pero su campaña electoral ante los otros cardenales —basta leer las homilias de Ratzinger en los últimos tiempos—, ha consistido en reafirmar los principios del rocoso tándem Wojtyla-Ratzinger.

El día antes del fallecimiento de Juan Pablo II, Ratzinger habló en Subiaco, cerca de Roma. El hoy nuevo Papa habló de muchos temas y ratificó opiniones. De la Europa laica y "descristianizada" dijo que "se asiste a una deriva que podría cancelar a Dios de la vida pública para confinarlo en un ámbito subjetivo de residuales culturas del pasado".

En la Constitución Europea no figura el reconocimiento de las raíces cristianas del continente que Juan Pablo II y su guardián de la doctrina reclamaron, durante un año y medio, poner en el preámbulo. Ratzinger dijo que esto demostraba "la grave crisis cultural y de identidad que castiga al Viejo Continente".

Los conservadores triunfantes están seguros de que el futuro de la Iglesia se juega primero en la descristianizada Europa, a la que urge volver a evangelizar porque "cada vez más los padres no se casan, no bautizan a sus hijos, no pisan las iglesias, viven en el pecado continuo".

En el Cónclave que eligió a Benedicto XVI se cumplió la profecía de que el papado iba a ser otra vez para un europeo, quienes no están dispuestos a soltar su poder secular para dejarlo en manos de incontrolables gentes del Tercer Mundo, que es donde más crece la Iglesia. La mitad del Cónclave era europeo aunque el Viejo Continente representa hoy el 25% del mundo católico.

Esta línea se mantendrá y la Iglesia corre el riesgo de perjudicarse con su eurocentrismo. No hay indicaciones de que el nuevo Papa esté dispuesto a cambiar el paternalismo europeo sobre el Tercer Mundo en la Iglesia.

En cuanto a la paz del mundo, amplio terreno para la acción de la Iglesia, Ratzinger comentó que "en los últimos decenios hemos visto como en nuestras calles y plazas el pacifismo puede desviarse hacia un anarquismo destructivo y hacia el terrorismo". En cuanto a la homosexualidad, dijo que "como enseña la Iglesia católica, constituye un objetivo desorden en la estructuración de la existencia humana".

En definitiva, existe "el tentativo de construir la comunidad humana sin Dios" y el punto de partida es el relativismo ético, al que atacó también en la homilía de la misa que celebró ante los cardenales del Cónclave. También incursionó en cuestiones políticas delicadas de Europa al oponerse al ingreso de Turquía en la Unión Europea, que se está negociando.

"El espíritu del papa Wojtyla está con Ratzinger", dijo un ministro conservador italiano, para marcar la coherencia y continuidad entre ambos. Pero los énfasis de Benedicto XVI son más duros que los de Juan Pablo II y toda una promesa de que también en la vida interna de la Iglesia Benedicto XVI tiene programada una limpieza ejemplar.

Impresionaron a muchos cardenales las reflexiones del cardenal Ratzinger para el Via Crucis del Viernes Santo, cuando aún estaba vivo Juan Pablo II. "Señor, tu Iglesia nos parece con frecuencia una barca que hace agua por todas partes... los hábitos y el rostro tan sucios de tu Iglesia nos apabullan". El cardenal denunció "Las tantas Eucaristías sacrílegas celebradas por sacerdotes en pecado grave".

"¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia, y justamente entre aquellos que en el sacerdocio deberían pertenecer completamente al Señor. Cuánta soberbia, cuanta autosuficiencia!", arremetió.

Muchos se preguntan qué pasará en Alemania, la patria del nuevo Papa, donde 5 de los 6 cardenales que participaron del Cónclave le eran hostiles. El purpurado Karl Lehmann, presidente de la Conferencia Episcopal, fue puesto una década en la congeladora por el Papa, que le negaba la promoción al cardenalato por inspiración directa de Ratzinger, protagonista de enconadas polémicas por la no subordinación plena de la iglesia germana.

Hans Küng, el teólogo disidente suizo-alemán, que sufrió las represalias de Ratzinger, sostiene que la elección al papado del ex arzobispo de Munich "es una decepción" para quienes quieren reformar la Iglesia. Pero Küng, pide cautela. "Servir a Pedro en la Iglesia de hoy es un desafío tan grande que puede cambiar a cualquier persona", concluye, dando espacio a la esperanza.


Inclúyanos en sus Favoritos !

Suscribir Boletín de Noticias

 
Número de visitas desde la Pascua del 2001

Enviar correo electrónico a raul@sintapujos.org con preguntas o comentarios sobre este sitio Web.
Copyright © 2001 Parroquia Nuestra Señora del Valle
Última modificación: 30 de July de 2010