Los otros en nosotros
Este fin de semana 2 de noviembre,
tradicionalmente evocamos a nuestros muertos. Una reflexión, a este propósito.
Los otros en nosotros
Pasan a nuestro lado
su caminar es el reloj de nuestro tiempo
Sin pretenderlo
arrebatamos un trocito de sus vidas
y lo guardamos sin saberlo
en un rincón semiolvidado del ropero.
Y así muy lento
se va formando con el nuestro,
otro organismo con latido y sentimientos;
se va injertando sangre nueva
en nuestra sangre
y en nuestros ojos
crecen otras dimensiones;
y nos vestimos de color con los colores
de esas vivencias contagiadas
que son matriz en cada hombre.
Las de congojas y sonrisas
de carcajadas y de lágrimas y sueños
de posesiones y carencias
de realidades y misterios.
Cuando se marchan
hay una parte de nosotros que se enferma,
un órgano esencial entra a fallarnos.
Cuando se mueren
hay una parte de nosotros que se muere,
un órgano se acaba.
Pero seguimos caminando
acostumbrándonos a ver la cinta de transporte
que marcha sin descanso
que devora figuras y proyectos
que nos va despojando del injerto
de los que ya partieron,
mordiéndonos sin compasión, de soledades.
Nos rehusamos a integrarnos a la cinta
que marcha inexorable.
Solicitamos ser testigos desde fuera.
Hasta que un día algo imprevisto nos empuja
enfermedad, mudo desgaste o accidente
calificados siempre de atentados
por no brindar explicaciones ni motivos.
Y nos hallamos de repente
transitando los caminos del recuerdo
en la lujosa antesala del olvido.
Descansamos por fin en la esperanza
de ser desde el silencio de la ausencia
cimiento sobre el que otros edifiquen
lo que ellos quieran o puedan o decidan.
Y nada más.
Pasaron y pasamos,
y pasarán también los que nos siguen.
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