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Por fin !!!
¿Puede ser que recién ahora en una Legislatura, la de la ciudad de Bs. As. se esté tratando una ley que incluya en la formación escolar la educación sexual? Sí, señor! Así es. Muchos argentinos quedan todavía cubiertos con la vergüenza de ser sexuados. O al menos de mirarse como sexuados. Y por eso se creen justos y superiores. Y por eso resisten a que nadie hable de sexo y mucho más a que alguien se atreva a meterse seriamente a conocer sus resortes, sus posibilidades, sus riquezas, sus objetivos interpersonales y sociales y por supuesto ¡qué horror! su aporte a la felicidad y al placer de la comunicación humana. Hay muchas conductas retorcidas. Quizás ahora la falta de criterios en los responsables de los medios de comunicación haya sobrecargado las pantallas de espectáculos denigrantes hasta publicitando una empresa de conexión electrónica. Pero también es cierto que hay muchas mentes retorcidas. Y esto es lo peor. Porque las mentes retorcidas no tienen remedio. Porque se rehúsan a entrar en la profundidad de los problemas y así cierran toda posibilidad de soluciones. Y esto ha pasado y pasa aun entre nosotros. Las mentes retorcidas tienen miedo a la educación sexual. Prefieren que todo se cumpla del modo animal. Sin conocimientos, sin educación, sin sentimientos, sin respeto, sin tiempos ni medidas, sin previsión de consecuencias. Las mentes retorcidas creen todavía que hay que darle un chirlo en las manos al bebé que se toca los genitales gritándole ¡sucio! Que habrá que estar vigilantes para que no suceda lo que ha sucedido en tantos casos de abusadores que aprovechando la falta de educación han introducido su propia degeneración, claro que sí. Pero ¡qué ley, aun la más cuidadosa, no exige vigilancia para que se cumpla, y presencia responsable para que se corrijan sus errores o se mejoren sus rendimientos? En realidad, me parece que mostrando tanta euforia porque en la Legislatura porteña está casi al salir una ley de educación sexual para las escuelas, me convierte en ridículo frente al mundo. Pero la cosa es así. Vaya a saber por qué, vaya a saber con qué presiones eclesiásticas, pero lo cierto es que en Argentina hasta hoy, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, de ESO no se podía hablar. Se ha encendida una lucecita en medio del oscurantismo. José Guillermo Mariani (Pbro) |
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