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Pre-juicios
Las cartas están echadas. Ni hay que darlas vuelta. Por el rostro de quien las juega, los ojos, la sonrisa, el modo de depositarlas se transparenta la intención. Algo así sucede con el aparente juicio crítico de mucha gente. Aparente, porque está defendido por argumentos y energía. Como si se tratara de militancia por la verdad. Pero no se trata de juicios sino de pre-juicios. Que estaban pronunciados antes de elaborar, con el estudio de los elementos de la realidad, el juicio. Afirmaciones generales como las de la Sra. Carrió que afirma que el aumento de las retenciones va a parar a las arcas de los Kirchner, impactan. Porque uno piensa qué informaciones concretas manejará (fuera de las objetivamente imparciales de Perfil) como dirigente de un partido político que estuvo cerca del poder, para lanzar esa acusación tan seria. Sucede lo mismo con el Sr. Duhalde que proclama que Cristina no tiene experiencia para gobernar. ¿Será que él la tenía y no la supo usar? Parece más bien un prejuicio con base matrimonial. Pero también ocurre lo mismo en un nivel más popular. Hay gente que ha descalificado al gobierno actual por autoritarismo. Y hay motivos para discutir sobre actitudes con esa característica, pero no para descalificar cualquier otro proceder. Otros ya lo tienen condenado por “peronista”, palabra que les trae recuerdos y resentimientos por exclusiones reales e imposiciones ridículas, pero descarta absolutamente aciertos pasados o presentes que se dan o se pueden dar. Una buena cantidad de perjudicados por la política de derechos humanos que lleva adelante el Gobierno actual con mucha perseverancia, se declaran ofendidos porque están ligados a los intereses de los militares hasta el punto de ser cómplices de desapariciones de quienes testimoniaron o pueden testimoniar levantando el velo de aquellas viejas y olvidadas complicidades. Para otros la continuidad de un proyecto, expresada en la presidencia de Cristina después de la de Néstor, es antidemocrática e inadmisible. No hace falta seguir enumerando. El periodismo cuenta con gente seria investigadora, que aporta datos concretos sosteniendo posiciones definidas, pero también con mucha gente que tiene pre-juicios o depende en sus juicios del medio publicitario en que actúan, defendiendo delicadamente su trabajo para no ser desplazados. Podemos agradecer que la memoria del pueblo y en último término sus decisiones en los pocos momentos en que la democracia funciona, que son los tiempos eleccionarios, nunca está completamente aletargada. Podemos agradecer que cada vez sea menos la gente que se deja llevar por las afirmaciones tremendistas de que para nosotros ya no hay remedio. Podemos agradecer que un cúmulo de circunstancias históricas de la actualidad nos hayan colocado nuevamente en un nivel que nos permite levantarnos de “la lona” y hasta crecer con cierta agresividad esperanzada. Hemos superado muchas crisis. Quienes miran la crisis actual propiciando un diálogo sin condicionamientos de ambas partes por igual, esquivan el problema. En Colombia, la violación del derecho internacional y la actitud que está asumiendo el presidente Uribe con Ecuador y Venezuela responde aparentemente a una intención de diálogo a solicitud de la OEA. Pero en el fondo resulta un modo de impunidad para la injusta violación de las fronteras consumada con su autorización. El “sin condicionamientos” por parte de ambos contendientes, también entre nosotros, tiene que abarcar lo que está en litigio, pero no lo que ha sido un avance agresivo e injusto de una de las partes. José Guillermo Mariani |
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