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PUBLICIDAD CON EL DOLOR
Cuando murió Eugenio Pacelli en 1958, después de una agonía cruel, alguien (se decía que el Cardenal Ottaviani presidente de la Congregación del Indice, actualmente denominada de la Doctrina de la fe y presidida por el Card. Ratzinger) vendió las fotos de su agonía a una importante publicación norteamericana. Las imágenes del rostro desencajado y la angustia del “pastor angélicus” produjeron una reacción de repudio contra quien había obtenido y vendido esas fotos. No se podía admitir esa especie de publicidad morbosa, faltando al respeto a un figura tan prestigiosa y apreciada en el mundo católico. Hoy, Juan Pablo II que tiene exactamente reglamentado todo lo que está permitido y prohibido para cuando se produzca su muerte, es exhibido en situaciones de dolor e impotencia, con gestos que rozan la desesperación. Pascua llenó de lágrimas de compasión la plaza de San Pedro. Cabe preguntarse ¿qué se busca? Porque es indudable que ya sea el Pontífice (que es muy improbable que pueda impartir órdenes) ya sus allegados, tienen algún objetivo al presentar este espectáculo de desgaste y sufrimiento. Si el Papa permaneciera en sus habitaciones, aun con todos los cuidados intensivos, no se habrían sembrado en el mundo tantas inquietudes sobre quién o quienes gobiernan la Iglesia en estos momentos. ¿Se busca llamar a la compasión y lástima de modo que puedan detenerse las críticas del largo pontificado de Voytila que ya comienzan a aparecer? El nuevo libro de G.Zizola sobre “la otra cara del Papa Voytila” de reciente aparición y la disputa en el Corriere della sera, entre Hans Kung (teólgo) y Vittorio Messori (periodista acreditado ante el Vaticano) que muestra por parte del profesor alemán un sereno análisis de los inconvenientes traídos a la Iglesia por Juan Pablo, y enfrenta las respuestas agresivas de Messori que no reconoce ninguna crítica a la gestión del Papa y descalifica a Kung por tendencioso, se añaden a una cantidad de juicios expresados antes de ahora que no han perdido su vigencia. ¿O se prolonga la agonía para darse tiempo a dejar mejor sentadas las bases que condicionen al Conclave en la elección del sucesor? ¿O hay planes para tomar en este tiempo de espera decisiones retrógradas que no llegaron a progresar con el criterio de Juan Pablo? Todo puede ser porque el Vaticano es un nido de políticos y políticas. La publicidad del dolor tiene seguramente un objetivo. . . pero resulta lamentable.
José Guillermo Mariani (Pbro) |
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