Se les secó una teta. Martes 20 de Diciembre de 2005

Por Quito Mariani

Los argumentos en contra son muchos. La oposición, aunque sin recursos ingeniosos sigue repitiendo lo mismo. “Dijo que no iba a pagar la deuda y ahora la paga” “Es un acto político que no trae ninguna solución económica” “Es una arrogancia cuyo precio vamos a pagar con aumento de la pobreza y desempleo” “El mismo dinero hubiera producido puesto a interés las cantidades que debíamos desembolsar en pago de intereses” “Esto es muy propio del estilo a fogonazos con que se maneja este presidente autoritario” . “Detrás de todo esto  hay maniobras fraudulentas”. . Es todo un abanico de opositores masculinos y femeninos, economistas e ignaros, que no encuentran otro modo de hacerse notar que descalificando cualquier acción, porque “no trae soluciones de fondo”.

No soy economista ni ambicionaría serlo frente a tantos “doctorados” que nos han fondeado con el Fondo. Sólo mido mi juicio por las manifestaciones de tantos de esos señores que cuando estuvieron en el poder se quejaron de los frenos que la ingente deuda externa ponía a sus proyectos, que recurrieron constantemente a suplicar nuevos créditos y se hicieron aplaudir postergando indefinidamente el endeudamiento y aumentándolo sin escrúpulos, que no han aprobado ninguna de las decisiones del Gobierno aunque tocara asuntos tan importantes como la impunidad, la independencia de la justicia, la reducción de la acción militar a los cuarteles y a  la defensa del país, la adopción de los propios ritmos para oponerse o defenderse de los magnates financistas, el empeño por construir unas alianzas latinoamericanas que nos saquen de la vergonzosa dependencia económica y política.

Se apoyan para descalificar, en lo que ellos mismos calificaron como imposible, un cambio rápido y total de sistema Recuerdo perfectamente que cuando fueron candidatos garantizaron absolutamente el mantenimiento del uno por uno de la paridad con el dólar por interés de no perder votos de la gente que no entendía mucho pero se sentía contenta porque manejando un peso  creía manejar un dólar.

Y con todo eso, casi intuitivamente, juzgo positiva al máximo la decisión presidencial de acabar con la deuda y aceptar el desafío de comenzar, de renacer, de hacer navidad nacional. Porque lo que es indudable es que, a pesar de la satisfacción manifestada labios afuera por el Fondo con la decisión brasilera y argentina de saldar la deuda, lo cierto es que a los acreedores se les ha secado una teta de la vaca nacida y alimentada con préstamos                              usurarios desde la segunda mitad del siglo pasado cuando en su parición estuvo complicado como delegado argentino nuestro inefable ingeniero de “¡pasar el invierno para quemarnos como basura en el verano!”. Y lo más serio es que la teta seca no sólo dejará de alimentar a los de afuera sino a los que tradicionalmente estuvieron prendidos a ella en base a títulos y sonrisas de complacencia.

Y eso ya  es bastante. Porque nadie se atrevió a pensarlo antes. Y porque nos devuelve lo más preciado, la facultad de valernos por nosotros mismos.

Pensar en  un comienzo desde abajo es `pensar en un renacimiento, es acercarse a navidad con alguna esperanza, aunque nos encontremos, gracias a la intervención de economistas destacados, en un gran establo con pasto seco y vaca escuálidas.

José Guillermo Mariani (pbro)

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