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Seriedad sciólicaYa lo habíamos anunciado. Los cañones se apuntaban hacia la Casa Rosada. No los cañones del Ejército. Esos se mandaron a Croacia y por control remoto, fueron desviados traicionando la unidad latinoamericana. Los que quedaron aquí y sus proyectiles, explotaron con la Fábrica de Río Tercero. Y, por la dudas, con una medida “autoritaria”, pero acertadísima e indispensable, el Pdte. Kirchner descabezó y desconcertó a la cúpula militar. No. Ahora no se trata de esos cañones. Se trata de los que lanzan proyectiles desde los ámbitos financieros, las multinacionales, los políticos desplazados, los privilegiados del menemismo, las cadenas radiales y televisivas compradas por el régimen anterior. No hay demasiadas razones políticas, aunque aparecen como tales. Se trata de intereses económicos y comerciales negros. Algunos prefieren llamarlos “mafias”. Lograron hacer blanco. Parecía un simple e inofensivo petardo de año nuevo colocado junto al presidente. Y explotó así, con una frase inofensiva. “Somos un país serio y un país serio no cambia sus leyes” ¿Se olvidó de que durante el Duhaldismo se cambiaron las leyes que penalizaban los delitos económicos, bajo la presión inmediata y confesa del Fondo Monetario? ¿Se olvidó de que las Leyes de obediencia debida y punto final fueron elaboradas bajo directa presión militar y mediante pactos ocultos, estando en consecuencia, viciadas en su raíz? No vamos a decir nada del “sueldo para imagen” y de la licitación concedida amorosamente, pero es evidente la amnesia. Pero detrás de él, salió la retaguardia, cubriéndolo. “El estilo autoritario del Presidente ha causado con otros conflictos y problemas, éste que le hace muy mal al Gobierno y al País”.- Lo escuché de un fervoroso locutor que nunca juzgó autoritario al gobierno de Menem que superó el número de Decretos de necesidad y urgencia que habían dictado juntos, todos los Gobiernos democráticos anteriores. Están ofendidos y resentidos -¿qué otra cosa se podía esperar?- los que irracional, ilusoria o cobardemente, defendieron el Indulto menemista con pretexto de pacificar al País. Mantener hoy, en un País que tocó fondo, el difícil equilibrio entre la necesidad y la soberanía es tarea de titanes. Por eso, los cañones aprovecharon el momento oportuno para disparar el petardo de ensayo. Todavía hay mucha adhesión popular. Puede resultarles boomerang. Pero, hasta lograron que desde la Iglesia oficial se diera un comunicado alarmante, como si lo más urgente fuera ponerse de acuerdo, aunque sufrieran la verdad y la justicia. Un “autoritarismo” que responde a los reclamos del pueblo, que no viola las Leyes caprichosamente, que cuenta con un respaldo técnico y honesto, no es autoritarismo. Pero, por otra parte, es necesario recuperar el sentido de una autoridad que esté movida por y para los intereses del pueblo. Las decisiones que se están tomando, aunque faltan aun varias muy importantes, se orientan en ese sentido. Y esto explica por qué a muchos se les está “volviendo el campo orégano” y van a seguir apuntando a La Rosada. José Guillermo (Quito) Mariani |
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