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Un muerto que mata
El IPAM, que ya no existe porque le han cambiado el nombre para que en boca de los afiliados no siguiera sonando a insulto, ahora a pesar del nuevo nombre, sigue muerto. No ha renacido como se podía esperar en atención a las promesas llenas de optimismo y a las negociaciones. Nuevas redes, lujosos catálogos de propaganda rebosantes de listas de profesionales e instituciones de salud prestadoras de servicios Tanto fue el aparato de lanzamiento que hasta los mismos creadores del sistema quedaron confundidos. Pretendieron entonces, ampulosamente, que todas las dudas de los afiliados fueran resueltas cuando apareció la novedad primer mundista de la tarjeta azul para computadoras, por un teléfono gratuito 0 800, que nunca, absolutamente nunca, atendió. Debieron reconocer su error, volver atrás y acceder a que los afiliados pudieran optar por cambiar de red de acuerdo a las instituciones que prefirieran elegir para su internación y atención de profesionales. Fue un nuevo entretenimiento dilatorio Pasaron así unos meses en que todos tolerábamos las imperfecciones hasta que finalmente se ajustara el sistema. Ahora el sistema está ajustado. Con un ajuste que recuerda los del ministro Cavallo que terminó acorralando a todos los ahorristas. La cuota de IPAM sube, los servicios disminuyen. Lo cual, de algún modo resultaría comprensible. No. Ya se repiten demasiado los testimonios con lamento de quienes no pueden encontrar la posibilidad de una internación por IPAM, ni médicos de las grandes instituciones anunciadas en las pomposas listas, que atiendan por esa mutual fantasma. Y el IPAM, con el nombre cambiado, sigue siendo verdugo. Matando gente que no encuentra una atención accesible, que se angustia por el aumento de la quita cada vez mayor por cuota, que tiene que dejar su trabajo habitual para cumplir en esperanza, los trámites del reintegro prometido, que tropieza con la dificultad de autorización de los estudios y análisis que los profesionales consideran indispensables para el diagnóstico, que se encuentra con la disminución de la lista de medicamentos rebajados, y tiene que soportar en la sede que, escaleras va y escaleras viene, un funcionario lo derive a otro y un formulario sea sólo la preparación para otros cuatro que tiene que llenar. La irresponsabilidad del plan que prometió solución total con las financiadoras carga sin ningún atenuante sobre el gobierno provincial El empecinamiento ideológico o los intereses financieros han convertido una iniciativa que resultaba en un comienzo de gran beneficio, en un cadáver con guadaña que busca a quien suprimir y se ríe después a carcajadas porque nadie se atreve ya a defender a sus víctimas. P. Guillermo Mariani |
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