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Una cuña magistral
Botnia. Una inofensiva empresa finlandesa, el país que para muchos es modelo de democracia, de educación, disciplina ciudadana y progreso, fue la cuña astutamente seleccionada. El capital internacional que ve amenazados sus intereses por la unión de naciones del Sur en un mercado común, eligió la seductora oferta de ocupación garantizada para remediar el desempleo crónico de las naciones latinoamericanas y la radicación de un capital importante, para conseguir el contrato de esa gran planta productora de pastas para papel, con garantías de inocuidad para el medio ambiente. Logró así un pacto draconiano, aprovechando el cambio de gobierno, y a sabiendas de que la principal ganancia no sería el dinero. sino la previsible disconformidad de los ambientalistas que a su vez provocarían enfrentamientos de posiciones irreconciliables. El proceso se ha ido cumpliendo y la sensibilidad de los organismos internacionales como el Banco Mundial o la Corte Internacional no puede independizarse de las influencias y presiones de los grandes capitales, de manera que los intentos de mediación o facilitación no tienen tampoco mucho margen. Además, cada uno se ha afirmado en su postura, convencido de que tiene toda la razón y de que el triunfo de uno significará hasta políticamente, la derrota del otro. Ni los ambientalistas quieren levantar los cortes, porque suponen un trabajo muy fuerte para cada convocatoria, ni Tabaré quiere comenzar ninguna conversación si no se levantan esos cortes que, a su entender, constituyen un modo de presión para hacerlo ceder más allá de lo que se cree posible. Ni unos ni otros tienen en vista el enemigo común que se está restregando las manos cada vez que el conflicto se intensifica y los “contendientes” se muestran los dientes, como está sucediendo ahora. El presidente del B. Mundial, un Sr. Wolfowitz, con un apellido muy difícil de pronunciar pero con unos intereses muy fáciles de adivinar, fuertemente ligado al presidente estadounidense y a su política antiterrorista, en esa especie de cruzada preventiva que quiere mantener intactos los intereses comerciales a través de la imposición del ALCA como la única alianza posible en América, no mezquina sus expresiones de simpatía para con la empresa papelera. La verdad es que con el conflicto, todos los esfuerzos realizados hasta ahora para fortalecer el MERCOSUR corren peligro, si no de frustrarse completamente, sí de disminuir su eficacia con las energías perdidas en esta discusión y con el fortalecimiento de los argumentos de ambas partes que, por supuesto, no tienen en cuenta los de la otra. Porque realmente parece imposible que Uruguay no tome conciencia de la gravedad del impacto contaminante en Fr. Bentos y en el río que baña y fecundiza sus costas, así como de parte de los ambientalistas no se emitan signos de retroceder en las medidas demasiado agresivas para llegar a producir decisiones que, inicialmente al menos, disminuyan el efecto contaminante. La conciencia de las graves deficiencias de nuestro país en ese sentido están convirtiéndose en un obstáculo más que el gobierno tiene que superar, después de los reclamos de seguridad que fueron y son insistente y ambigua bandera de la oposición que, como siempre, está ausente en el momento de tirar propuestas conciliadoras. Nadie tiene que ganar para que todos ganemos, Cualquiera que logre triunfo completo asegura la derrota para ambos en manos del enemigo común que no tardará en aprovecharse ávidamente de esta maniobra y del resultado de esa cuña tácticamente perfecta introducida por el contrato uruguayo con la Botnia. José Guillermo Mariani (pbro) |
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