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Una luz en la oscuridad
El título de esta reflexión parece demasiado pomposo y hasta lugar común. Pero creo que describe una realidad. La legislatura porteña, resistiendo todas las presiones y apartando todos los miedos, acaba de aprobar un texto para sancionar en la ciudad la ley de educación sexual, que establece obligación de impartirla en todos los niveles educativos. ¡Cuántas cosas desagradables y hasta trágicas se hubieran evitado si no hubiera habido tantas resistencias medievales para que esto comenzara a suceder!
Todas las previsiones de que el hecho de conocer claramente esa materia de la que era mejor no hablar, causaría una cantidad de abusos y promiscuidades, se han desmoronado ante la evidencia de que precisamente todo aquello ha venido sucediendo por falta de conocimiento y educación difundidas a todo nivel. Hoy todavía muchos rechazan el uso del preservativo para evitar el SIDA, pensando que este adiestramiento lejos de favorecer la salud sexual producirá un desbande sin control de apicureísmo en busca del placer por el placer, sin ninguna responsabilidad por parte de los jóvenes. Aun hoy, parece mentira, hay quienes son partidarios de la táctica del temor para producir la virtud Así, se presenta al SIDA como un castigo divino, como en otro tiempo, la parálisis infantil o poliomielitis con sus primeros brotes en Bs. As., fue señalada por Mons. Plaza, arzobispo de La Plata, como castigo por los pecados de una sociedad que había abandonado a Dios. ¿No es todavía suficientemente claro que el temor y las amenazas no producen frutos duraderos, y mucho menos conducen a Dios, por lo menos si se trata del Dios de Jesucristo?
El proyecto, al parecer, es sumamente cuidadoso y, si bien establece la obligatoriedad de la educación sexual en todos los niveles, no habla de una materia dictada en determinadas horas de clase sino de elementos distribuidos en distintas ocasiones y oportunidades atravesando todo el proyecto educativo. Se cuida, muy acertadamente, de no excluir a los padres de la participación y responsabilidad activa en el cumplimiento de estas disposiciones. Rechaza inicialmente toda clase de discriminaciones originadas en el género y establece distintos aspectos referidos a la formación espiritual como formación para el amor.
Seguramente habrá que ir corrigiendo deficiencias y puliendo desde la experiencia, los aspectos que resulten inadecuados o ineficaces- Pero se ha abierto una ventana oxigenante, se ha encendido un faro de orientación en lo que tradicionalmente fue motivo de ocultamiento y temor. Y esto merece señalarse.
Pbro. José Guillermo Mariani |
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