¿Insulto o Felicitación?. Por Jose Guillermo Mariani

¿Insulto o felicitación?

El tono del discuro del sr. Presidente de la Unión Industrial acusando a la Argentina de parecerse a Cuba, no permite otra interpretación que la brotada espontáneamente de diversas fuentes. Se trató de un exabrupto lamentable con una calificación, o mejor descalificación irrespetuosa para con una nación latinoamericana. Las críticas desde la CGT, las declaraciones del ministro Tomada representando al gobierno nacional, y hasta la reacción de los directivos de la UIA que no dejaron prosperar el documento de apoyo al criterio de su presidente, pueden considerarse suficientes para rechazar lo que se dijo como insulto, señalando que nos estamos pareciendo a Cuba. La oposición al proyecto de distribuir las ganancia empresarias entre los asalariados, tocó agresivamente los bolsillos de los industriales, produciéndoles  un estremecimiento de temor descontrolado.

Considero sin embargo que no hay por qué indignarse ante la afirmación fervorosa del sr. Héctor Méndez con intento de descalificar el proyecto presentado por su tocayo el sr. Héctor Recalde.

¿Acaso es pecado parecerse a Cuba? Podía ser un insulto si este parecido hubiera sido con la Cuba de Batista. Pero a esta Cuba que reconoce oficialmente sus errores revisándolos; que está proponiendo reformas importantes en el orden económico para aumentar la producción aunque con el propósito manifiesto de no dejarse influenciar por los criterios  del mercado; que analiza y publica las deficiencias en el control del desempleo ocultado por subsidios y un pemisivismo en las empresas estatales que influyó poderosamente en la desaparición de los cuentapropistas; que conserva en A. Latina y en el mundo la primacía en el aspecto educativo, (sin analfabetos, con un 100% de educación escolar, un 11% de graduados universitarios y 12.000 profesionales con títulos doctorales) fruto de un ponderable esfuerzo en este rubro fundamental al que se une el aspecto sanitario accesible para todos por la distribución equitativa de los centros de atención y la calidad de los profesionales encargados de su atención; que con el bloqueo norteamericano, la caída del llamado orden económico comunista, la actual crisis mundial y los desastres de los huracanes que obligaron a un gran esfuerzo económico solidario de salvataje y asistencia; que todavía se da el lujo de que el transporte, la educación y la salud sean absolutamente gratuitas…¿a esta Cuba no debemos parecernos?

Se puede ciertamente hablar de las deficiencias del régimen económico y la limitación de las libertades sociales, pero el asunto de que trataba el presidente de la UIA era la distribución más equitativa de la riqueza entre el capital y el trabajo.

A pesar de las experiencias de muchos países con empresas que practican la distribución de ganancias con excelentes resultados en productividad, disminución de conflictividad y aumento de producción, parece que a nuestros industriales los hiere gravemente el pensar en cualquier distribución opuesta al acaparamiento. Lo mismo que hiere a los hacendados y agroexportadores cuando se considera la posibilidad, que ya es reclamo concreto de los 2.000 delegados de 15 provincias, incluidas las comunidades indígenas, que deliberan sobre la necesidad de una reforma agraria profunda con supresión de latifundios y logro de una soberanía alimentaria, perfectamente posible con nuestras riquezas naturales y laborales.

Hay insultos que resultan felicitación sr. Méndez.

José Guillermo Mariano (pbro)

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