Se le quebraron las alas mientras volaba hacia el Sur
buscando en la cruz del cielo los rumbos para el país.
Acostumbrado a marchar como todos los sureños
desafiando vendavales, decidió no sucumbir
y de una hasta otra trinchera fue avanzando lentamente
desmoronando barreras con apostura viril.
Desde la sombra, las nubes invasoras de horizontes
quisieron cerrar su avance tirando arena en sus ojos
y tronando amenazantes con sonidos alquilados
ensayaron detener sus proyectos ambiciosos
de una patria justiciera con memoria del pasado
y una tierra igualitaria sin pobres ni poderosos.
Se le escapaban las manos, no le bastó la palabra,
se le escapó el corazón en la lucha cuerpo a cuerpo
y sin dejar testamento nos vistió con su coraje
para seguir la pelea con esperanzas del viento
que arroja arena en los ojos y también hincha las velas
para seguir navegando hacia el que fue su proyecto.
De pie frente a la inclemencia de los vientos agoreros
dos mujeres seguirán andando por sus caminos
la que es madre de sus hijos y compartió sus anhelos
de una Argentina distinta sin patronos ni excluidos
y la otra, la madre Patria con su presencia de pueblo
que lo envolvió con bandera como al mejor de los hijos.
De los anhelos más altos para cambiar el destino
De esta Patria embarazada con ansias de parturienta
A la que amó como esposa y que lo adoptó por hijo.
Guillermo “Quito” Mariani