Reflexión – Domingo 18 de setiembre de 2011 – 25 durante el año litúrgico (ciclo”A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.20, 1-16) 

Jesús en una nueva parábola indica a sus discípulos que el reino de los cielos es semejante a un propietario que sale a la mañana a buscar peones y los va contratando por un denario diario. Le hacen falta más y sale a varias horas a buscarlos con las mismas condiciones. Ya tarde, sale a buscar otros y les reprocha haber pasado todo el día ociosos. Ante la respuesta de que nadie los había contratado, los lleva también a su campo. A la hora de pagar el salario ordena al mayordomo que entregue el dinero comenzando por los que llegaron últimos que recibieron un denario. Los que estaban en la cola pensaron “si a éstos les paga un denario a nosotros seguramente nos darán más” Pero todos recibieron lo mismo .Y entonces, los primeros protestaban: nosotros hemos soportado el peso de todo el día y esto que vinieron al final reciben lo mismo que nosotros. Y el propieetario respondió “Amigo, no soy injusto porque te pago lo contratado. Si yo quiero dar a estos últimos lo mismo que a ti, ¿no tengo derecho a disponer de lo mío? ¿Por qué motivo vas a   molestarte porque yo sea bueno?

Así terminó Jesús: los últimos resultarán primeros y los primeros últimos.

Síntesis de la homilía

La parábola es un retrato de los tiempos en que cundía la desocupación porque los pequeños propietarios habían tenido que vender sus tierras a muy bajo precio a los invasores romanos y sus cómplices y debían esperar en las plazas para ser contratados. Las labores comenzaban a eso de las seis de la mañana y se extendían por 12 horas.  El terrateniente es dueño de una gran extensión y no le bastan los primeros contratados. Por eso vuelve varias veces a la plaza y va añadiendo brazos.

A eso de las cinco de la tarde todavía busca a otros a quienes reprocha haber estado de vagos hasta entonces. Ante la justificación de no haber sido contratados, los envía a su campo. La parábola está dirigida a advertir a los judíos que se consideraban en la comunidad de Mateo como elegidos primero y por tanto privilegiados, que en el reino fraternal no corren las desigualdades.

Reflexión

Como en todas las parábolas Jesús usa el impacto paradojal para fomentar la profundización del contenido. A primera vista nosotros también pensamos: Este propietario no obró correctamente. Más aun cuando nosotros vivimos en el capitalismo la realidad de salarios que no se acomodan a las necesidades de los obreros sino a la ambición de ganancia de los propietarios. Pero el reproche de vagancia da oportunidad para una justificación que también hoy es adecuada.”nadie nos contrató”.”Son unos vagos y el gobierno los alimenta para que sigan siendo así. Y a nosotros nos quieren quitar lo que hemos conseguido trabajando de sol a sol” En algunos casos esto es cierto, pero en muchos otros no. Los que han trabajado de sol a sol son los peones. La desocupación es causada por el egoísmo acaparador en que se inspira el capitalismo y por la estructura laboral

que no logra establecer de manera permanente los derechos inalienables a una educación salud y alimentos para una vida digna. Desde el propietario del campo que es Dios en la parábola, esto es tomado en consideración como parte del reino propuesto por Jesús.

Es oportuno repetir aquí  que lo del “reino de los cielos” a que se refiere Jesús no es algo del más allá sino de aquí, de ahora, de la tierra. Por eso quienes lo buscan o lo quieren construir con Jesús, asumen la actitud comprensiva de aquel propietario excepcional, de buscar y vivir la justicia para construir la felicidad. El objetivo del cristiano no es recibir favores o premios celestiales, sino resultados terrenales consecuentes con el querer del Dios revelado por Jesús que es lo nos pone en vital e indestructible comunicación con El.

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