¿Es el ministerio sacerdotal femenino u don o un derecho?. Por Olga Lucia Álvarez Benjumea, ARCWP

Como siento y vivo mi ministerio sacerdotal.

Alguna vez escuché que era un derecho lo que se estaba reclamando, revindicando. La verdad sea dicha, el planteamiento como tal, no fue de mi agrado, me sentía como si fuera la lucha de un sindicato.
Si fuera un “derecho” estaríamos borrando para siempre y negando lo que ha sido un llamado.

Si fuera un “derecho” es como si estuviéramos en competencia. Y no creo que el llamado de la Ruah, nos haya llamado para entrar en competencia con nuestros hermanos en la Iglesia.

Estoy segura, que la Divinidad, nos ama por igual tanto a mujeres como hombres. Ella, en su Infinito Amor y Sabiduría, no puede equivocarse y hacer diferencia entre sus hijas e hijos. Lo que menos quiere la Esencia Divina, es vernos disgustando y atacándonos por un “DON” como es el ministerio sacerdotal.

Es un“DON” ministerial sacerdotal al servicio de los desposeídos, los pobres, marginados, desechados, excluidos. Don que hemos recibido al igual que los varones, a través del Bautimo. Es absurdo que en nuestra Iglesia, se vean, se sientan y realicen esta clase de “fronteras”. Es absurdo pretender a través del Cano 1024 negarnos a la mujeres este “DON”.

El Obispo de Roma, Francisco, dialogando con la Junta de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR) el paso 6 de Junio/13, palabras más, palabras menos les dijo:

“Abran puertas… ¡abran puertas!

Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada…”

Qué buena sugerencia!

Como mujer presbitera, sintiéndome llamada, he respondido al llamado de la Ruah, sin temor alguno, confío en Quien me ha llamado, así como Jesús llamó y se dejó acompañar por mujeres (Lucas 8:3) y sigue llamando a muchas más mujeres para que al igual que nuestra Santa Patrona María de Magdala, vayamos anunciando su Evangelio (Juan 20:18), que es libertar a los oprimidos!

Aquí lo importante, pase lo que pase, venga lo que venga es el seguimiento a Cristo en el anuncio de su Palabra. Cristo no es mudo, es Palabra! Es el momento de apropiarnos de su Cuerpo y de su Sangre, hacerlo nuestro sin diferencias sexistas, asumiéndolo en todo nuestro ser, y decir con toda el alma, como dice el Apóstol Pablo:

“No soy yo quien vive, es Cristo quien viven en mí”

Galatas 2:20

El desafío, al servicio en el ministerio sacerdotal, no es solo para mujeres, también es para los varones, en la Iglesia de Cristo, desde la Iglesia, con la Iglesia y con mucho amor y ternura.

 

Olga Lucia Álvarez Benjumea es sacerdote de la Association of Roman Catholic Women Priests – ARCWP. http://arcwp.org

Fuente: redes cristianas

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