¿Proyectos o “slogans” de campaña? Por Guillermo “Quito” Mariani

Muchas veces, pero de manera especial escuchando las propuestas de representantes de los partidos políticos que preparaban la elección de legisladores nacionales el 28 de Junio del 2009, me he preguntado: ¿No seríamos el mejor país del mundo si todos estos “cráneos” de los partidos políticos aceptaran unir sus propuestas para lograr una legislación adaptada a nuestra realidad? Cada uno descubría un problema y cada uno ofrecía un proyecto para solucionarlo. La coincidencia se daba más bien en los ataques que en los proyectos, en la euforia de las soluciones que en la consideración y análisis de la realidad, en la seguridad de ser los mejores que en la simplicidad de reconocer limitaciones. Estaban “en campaña”.

Estamos volviendo a vivir un tiempo eleccionario. Se repiten las propuestas. En realidad hay algunas que mejorarían muchas cosas en nuestra convivencia societaria. Otras pueden considerarse fantasiosas o enconadas.

Auditoría de la deuda externa, separación de iglesia y estado, reforma constitucional orientada a mayor participación de las provincias en la distribución de ingresos, una nueva y consensuada ley de educación …

Los que hacían estas propuestas son legisladores, después del triunfo tan celebrado de aquel 28 de Junio.

Mis preguntas ¿No son, primero que nadie, los legisladores quienes tienen que elaborar proyectos de leyes para ser discutidos en el Congreso? ¿A qué se debe esta realidad de que el poder ejecutivo es el que lleva, al menos aparentemente, la delantera en la presentación de proyectos que entonces sí discuten ambas cámaras por la aprobación o el rechazo sin medias tintas?

Los que ya son legisladores desde Diciembre ¿por qué no presentan como proyectos elaborados consciente y detalladamente, aquellas que fueron sus propuestas de entonces, u otras que consideren necesarias para el bien común? ¿Temen que el proclamado autoritarismo presidencial, no permita estas presentaciones? ¿Tienen conciencia de que las propuestas no obtendrán consenso? ¿por qué esperar a que siendo gobierno en el futuro, las propuestas sean presentadas y defendidas por el ejecutivo cuya facultad principal es cumplir y hacer cumplir las leyes y no elaborarlas? ¿O es que se mantiene la exigencia de que cualquier enunciado que parece ventajoso a quienes lo presentan debe ser aceptado por el poder central para convertirlo en decreto de necesidad y urgencia, aliviando así el trabajo legislativo?

Son muchas preguntas que buscan respuestas, y de acuerdo a ellas podremos concluir si se trató de verdaderos proyectos con ansias de beneficiar a las sociedad o de meros “slogans” publicitarios. Hay que confesar que en muchas oportunidades estos rótulos propagandísticos fueron eficaces. “Síganme que no los voy a defraudar” “Produciremos un salariazo que remedie la postergación de los trabajadores” “Ni vencedores ni vencidos” “No a la corrupción” etc. Pero no es bueno para nadie que así sea.

Sería por eso de desear que, para recuperar en algún grado la credibilidad de los políticos, no se retrasaran las propuestas de leyes que se consideran beneficiosas para el país. Pareciera que hay más preocupación por obstaculizar el cumplimiento de las leyes que por estimarlas como un ordenamiento necesario en una sociedad democrática. Está sucediendo con la ley de medios. Como sucedió con la de matrimonios igualitarios que encontró jueces amparados en la objeción de conciencia desde una perspectiva de política eclesiástica.

Para Venezuela el resultado de las elecciones legislativas es juzgado desde aquí, por la prensa monopólica, como una pérdida de facultades para el ejecutivo y un desmerecimiento de su gestión socialista con inclusión especial de las culturas nativas, Aquí las mismas fuentes consideraron un triunfo mayoritario el de la 125 que salió adelante sólo por un voto. Distintos modos de juzgar, de acuerdo a los intereses que se defienden.

Si alguien piensa que el poder legislativo está inerme y absorbido o incapacitado para legislar, esperamos convencernos de lo contrario gracias a una mayor preocupación por elaborar y presentar los proyectos que fueron o son “slogans” de campaña.

El hambre puede esperar, los líderes están reunidos. Por José Carlos García Fajardo

Cuando luchar contra el hambre es solo una estadística, nunca es una prioridad política. Mientras que usted leía la frase anterior ha muerto un niño a causa de la pobreza. Ya son dos después de la segunda y la cuenta sigue. Cada cinco segundos fallece un niño por causa de la miseria (22.000 niños al día, según UNICEF). En 10 días habrán muerto casi tantos como en el tsunami de 2004. No es una tragedia visible como un terremoto, es solo muerte lenta lejos de las noticias y de la atención política.

Si la reunión de Nueva York con más de 140 jefes de Estado y de Gobierno para hablar de los Objetivos del Milenio se celebrara en una aldea de Níger, y durase un mes, y cada uno de los líderes, asesores, jefes de presa e imagen y demás cohorte tuvieran que soportar durante ese tiempo razonable las condiciones de vida de una parte significativa de los habitantes del planeta, podríamos albergar ciertas esperanzas de que se les ocurra alguna idea.

Diez años después del alumbramiento de los objetivos se habla más de revisarlos (modernizarlos, ajustarlos; cualquier eufemismo del recorte) que analizar por qué se están incumpliendo. Si faltaron medios o sobró entusiasmo en las promesas ante las cámaras de televisión. Un título más acertado a la reunión convocada por el secretario general de la ONU sería Los fracasos del Milenio.

El primero de los objetivos era erradicar la pobreza extrema en 15 años. La realidad indica que en 10 años han aumentado en 100 millones la cifra de pobres, solo en el último 60 millones. Oxfam recuerda que de septiembre de 2010 a 2015 es probable que mueran 1,2 millones de niños menores de cinco años por falta de alimento y atención médica. Más de mil millones de personas carecen de acceso a agua potable. En 2015, la fecha-objetivo del Milenio, habrá 100 más. En esta página de RTVE, que incluye imágenes, se analizan el grado de (in)cumplimiento de los ocho objetivos.

Los países ricos se comprometieron en 2005 en la Cumbre de Gleneagles a aumentar en cinco años la ayuda al Tercer Mundo en 50.000 millones de dólares. Llegado 2010 faltan 20.000 millones. Fue una cita llena de frases hermosas y nulos resultados.

El relator especial de Naciones Unidas del derecho a alimentación, Oliver de Shutter, ha pedido en su informeprevio a la cumbre de Nueva York valentía en reconocer los fracasos. Este párrafo dedicado a la responsabilidad del Primer Mundo es certero:

En lugar de prometer apoyo a los objetivos humanitarios y lanzar dinero sobre los síntomas de la pobreza, los países ricos deben reconocer la urgencia de la eliminación de los obstáculos al desarrollo que tienen capacidad para abordar. Por ejemplo, todos los años los países en desarrollo pierden 124.000 millones de dólares de ingresos correspondientes a activos depositados en paraísos fiscales en el extranjero. Al no cerrar dichos paraísos fiscales, fomentamos activamente que las minorías dominantes y corruptas de esos países sigan engañando a sus poblaciones.

Algunas pinceladas de realidad:

La mitad del planeta, unos 3.000 millones de personas, vive con menos de 2,50 dólares al día (1,9 euros).

El 80% de la humanidad vive con menos de 10 dólares al día (7,64 euros).

El 20% de los ricos reúnen dos tercios de los ingresos.

Fuente: Lamiarrita

Paranoia Desarmada. Por José Guillermo Mariani

Nadie puede negar que vivimos un clima de inseguridad que es necesario remediar de algún modo. Se han encargado de remarcarlo diversas marchas calificadas como “contra la inseguridad” convocadas por el ingeni-oso sr. Blumberg. La 6ta. convocatoria (Marzo del 2009) enaltecida por la presencia del rabino Sergio Bergman y la adhesión (aunque no oficial) de los católicos, por la presencia y el discurso del sacerdote Ricardo Fernández Caride que culminó la oración del pastor evangélico Carníbal, no contó con el número de asistentes y adhesiones de las anteriores. Y esto, a pesar de la insistencia periodística desde la mayoría de los medios y la importante intervención difusiva de Facebook. En verdad se trata de un reclamo justo y para bien de todos.

Lo malo está en que, como suele suceder a veces impensadamente, se “empezaron a ver las patas a la sota” o el “mostrar la hilacha”, como sentencia el refranero popular. La propuesta de Blumberg para la gobernación de Buenos Aires, las acusaciones contra los políticos y el ineficaz gobierno nacional, la frase lapidaria del rabino Bergman “Argentina volverá a ser república después de Néstor”, la marcha con pañuelos negros frente a la Casa Rosada que en el criterio de Alfredo De Angeli expresaba el dolor y la opresión que estamos sufriendo los argentinos, y una cantidad de acusaciones ignorando todos los cambios y proyectos del gobierno en este aspecto, hicieron descubrir un interés ajeno al bienestar y el restablecimiento de la seguridad. Se destapó así una motivación para allanarse el camino al poder ambicionado por distintos sectores. Una “politización” en el peor sentido de la palabra”.

Noam Chomsky, lingüista, filósofo, analista y militante político, tiene elaborada una lista de 10 estrategias de manipulación a través de los medios. La número 2 se expresa como “problema-reacción-solución”. Consiste en crear o agrandar un problema hasta que constituya un preocupación intensa y alarmante, fomentando su crecimiento e incitando así al público a que sea demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. ¿Exacto, no? Así se ha logrado crear un fantasma terrible con la inseguridad transformada en algo que sólo pueden solucionar los que vengan “después”. El medio elegido es la repetición constante y detallada por parte de una cantidad de medios, de una misma noticia terrible (el asalto o la muerte o el secuestro de cada día) hasta producir una sensación casi incontrolable de inseguridad. Porque ellos tienen y ofrecen la única solución.

De acuerdo a la estadística criminal realizada cada año por la Dirección de Política Criminal dependiente de la subsecretaría del Ministerio de justicia y derechos humanos los datos reales son los siguientes. En Argentina hay 5,8 homicidios cada cien mil habitantes. Sólo son más bajos en el mundo, los de Chile (1,6) de Canadá(1,83) y Estados Unidos (5,4). La misma proporción se mantiene después de aquella del 2008 que pudo compararse con la estadísticas mundiales. Desde el 2002 hasta el 2008 la tasa de homicidios bajó en un 37%. ¿Qué nos dice esto? Partamos de la base de que cada muerto es un MUERTO, importantísimo para su familia y la sociedad. Pero el inducir a vivir en paranoia constante, realizando y exigiendo medidas de seguridad legales, represoras, instrumentales, armamentistas, es un modo de manipulación en el que desgraciadamente se nos ha hecho caer hace tiempo, con el fin de desacreditar al Gobierno y desacreditar también al país internacionalmente. Cada uno que vive uno de esos acontecimientos dolorosos es presa inevitablemente, del dolor de la pérdida y la indignación por la injusticia. Pero no hay que caer en la afirmación de que es sólo un problema nuestro y la causa es el gobierno actual. El realismo de los datos por ejemplo, que colocan a la capital argentina como la segunda ciudad más segura de las Américas después de Toronto, tiene que acabar con la ingenuidad de dejarnos engañar por la avidez de ciertos medios de hacernos sufrir cada día y cada noche con relatos de crímenes, asesinatos y asaltos armados. No estamos en el país más inseguro del mundo. Hay que mejorar muchas cosas para que reine sensación de seguridad. Pero la angustia con que vive ahora toda la gente, es paranoia colectiva, fomentada por intereses políticos, y nos hace mucho mal.

¿Qué nos está pasando en la Iglesia? Por José Comblin

Buenas tardes a todas y todos.

No es la primera vez que hablo en este lugar, pero agradezco mucho la amistad de Jon Sobrino, que nos conocemos desde hace tanto tiempo y yo lo estimo como una de las cabezas más lúcidas de este tiempo que renovó completamente la cristología.

Desconcierto Actual

Bueno…Las preguntas de ayer me han dado la impresión que en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de “no saber nada al respecto, que nada provoque temor”. Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. Él había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes, por ejemplo, la experiencia de los padres obreros en Francia, Bélgica y otros países. Ahí nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos Pero, ¿todavía hay porvenir? Yo me acuerdo que en aquel tiempo había leído una biografía de un autor austríaco del papa Pio XII. Y ahí contaba algunas palabras que había escrito el P. Liber, jesuita, profesor de Historia de la Iglesia en la Gregoriana. El P. Liber era confesor del papa. Sabía todo lo que pasaba en la cabeza de Pio XII y entonces decía: “Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua, levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir (risas). O sea, la Iglesia está cortada del mundo, no tiene más ninguna posibilidad de entrar”. Eso dicho por el confesor del papa, que tenía motivos para saber esas cosas. Después de eso vino Juan XXIII y ahí, todos los que habían sido perseguidos, de repente son las luces en el Concilio y de repente todas las prohibiciones se levantan. Ahí renació la esperanza. Digo esto para que no se perturben. Algo vendrá… algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.

Fase final de la Cristiandad

¿Cómo explicar esas situaciones que todavía pueden recomenzar? Porque nos estamos acercando a la fase final de la cristiandad. Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la cristiandad… que está agonizando desde hace 200 años, pero todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. O sea, ha dejado de ser la conciencia del mundo occidental. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad. Eso se ha destruido progresivamente desde la Revolución Francesa y aquí desde la independencia, desde la separación del imperio español. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se ha muerto la cristiandad… hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte, resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales. ¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate… No sé cuántas personas aquí han leído la encíclica. Si se ve qué repercusión ha tenido en el mundo: impresionante silencio… Tal vez silencio respetuoso pero más probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia…. que también ha dejado de interesarse de lo que sucede en la realidad concreta.

Hace algunos años un sociólogo jesuita muy importante el P. Calvez, que tuvo un papel importantísimo en la creación, manutención de la doctrina social de la iglesia, publicó un libro con el título: “Los silencios de la doctrina social de la iglesia”. Todavía está en silencio. Deja de entrar con fuerza en los problemas del mundo actual; se queda con teorías tan vagas, tan abstractas, tan generales…la carta Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario Internacional (risas), por el Banco Mundial… sin ningún problema. No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para qué? Eso es señal.

¿Quieren otra señal? La Conferencia de Aparecida ha dicho muchísimas cosas muy buenas; quiere transformar la iglesia en una misión, pasar de una iglesia de “conservación” a una iglesia de “misión”. Sólo que piensa que eso va a ser hecho por las mismas instituciones que no son de misión sino de conservación. Eso va a ser hecho por las diócesis, por la parroquia, por los seminarios, por las congregaciones religiosas. Estos aquí de repente y por milagro van a transformarse en misioneros. Hace tres años ya y ¿que pasó en su diócesis? ¿Cómo se aplicó la opción por los pobres? No sé cómo es aquí, pero en Brasil no veo mucha transformación. Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es después. Después ¿qué? ¿Qué viene… cómo? De ahí la inseguridad porque no sabemos lo que viene después. Pero al fin quedémonos con lo que dice Santa Teresa: no nos perturbemos. Esto sucedió muchas veces en la historia y todavía va a suceder probablemente muchas veces. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.

Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, Es un mundo cerrado, que de hecho viven en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el “método teológico” que conviene para eso.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo

Hay que partir de una distinción básica que ahora varios teólogos ya han propuesto entre el evangelio y la religión.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo. El evangelio no es religioso. Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no ha organizado un sistema de gobierno… nada de eso. Se dedicó a anunciar, promover el reino de Dios. O sea, un cambio radical de toda la humanidad en todos sus aspectos. Un cambio, y un cambio cuyos autores serán los pobres. Se dirige a los pobres pensando que solamente ellos son capaces de actuar con esa sinceridad, con esa autenticidad para promover un mundo nuevo. ¿Eso sería un mensaje político? No es político en el sentido de que propone un plan, una manera…no, para eso la inteligencia humana es suficiente; pero como meta política, porque esto es una orientación dada a toda la humanidad.

Y… ¿La religión? ¡Aah! Jesús no ha fundado una religión pero sus discípulos han creado una religión a partir de Él. ¿Por qué? Porque la religión es algo indispensable a los seres humanos. No se puede vivir sin religión. Si la religión actual aquí se desintegra, ¡hay 38.000 religiones registradas en Estados Unidos! O sea, no faltan religiones, aparecen constantemente. El ser humano no puede vivir sin religión, aunque se aparte de las grandes religiones tradicionales. Entonces, la religión es una creación humana. Entre la religión cristiana y las demás religiones, la estructura es igual. Es una mitología. Tal como hay una mitología cristiana, hay una mitología hinduista, sintoísta, confucionista… Eso es parte indispensable para la humanidad. O sea, cómo interpretar todo lo incomprensible de la humanidad por la intervención de seres con entidades sobrenaturales, fuera de este mundo, que están dirigiendo esta realidad.

En segundo lugar, una religión son ritos; ritos para apartar las amenazas y para acercarse a los beneficios. Todas las religiones tienen ritos. Y todas tienen gente separada, preparada, para administrar los ritos; para enseñar la mitología. Esto es común a todos. Entonces esto debía suceder con los cristianos también. debía suceder. ¿Cómo podrían vivir sin religión?

¿Cómo empezó esa religión? Debe haber comenzado cuando Jesús se transformó en objeto de culto. Lo que sucedió bastante temprano, sobre todo entre los discípulos que no lo habían conocido, que no habían vivido con él, que no habían estado cerca. Entonces la generación siguiente o los que vivían más distantes, más lejos, entonces para ellos Jesús se transformó en objeto de culto. Con eso… se des-humanizó progresivamente. El culto de Jesús va remplazando el seguimiento de Jesús. Jesús nunca había pedido a los discípulos un acto de culto; nunca había pedido que le ofrecieran un rito… nunca. Pero sí quería el seguimiento, su seguimiento. Esa dualidad comienza a aparecer temprano; 30 años, 40 años después de la muerte de Jesús, ya aparece con fuerza suficiente para que Marcos escribiera en su evangelio precisamente para protestar contra esas tendencias de des-humanización, o sea, de hacer de Jesús un objeto de culto. Este evangelio es precisamente para recordar una palabra de profeta: ¡No! Jesús era eso. Jesús ha hecho eso, ¡vivió aquí en este mundo! Vivió aquí en esta tierra.

Con el desarrollo de la religión cristiana que se hizo—aquí problema para los teólogos—entonces, progresivamente esa tentación reapareció. ¡Nació un comienzo de doctrina! El símbolo de los Apóstoles. Y ¿qué dice el símbolo de los Apóstoles sobre Jesús? Aah…dice que nació y murió. Nada más. Como si lo demás no tuviera importancia, como si la revelación de Dios no fuera justamente la misma vida de Jesús, sus actos, sus proyectos, todo su destino terrestre… esa es la revelación, pero eso ya se va perdiendo de vista. Los símbolos de Nicea y Constantinopla: igual. Cristo nació y murió. El Concilio de Calcedonia define que Jesús tiene una naturaleza divina y una naturaleza humana. Pero, ¿qué es una naturaleza? Un ser humano no es una naturaleza. Un ser humano es una vida, es un proyecto, es un desafío, es una lucha, es una convivencia en medio de muchos otros. Eso es lo fundamental si queremos hacer el seguimiento de Jesús.

La religión: distinción entre lo sagrado y profano

Progresivamente aparece a partir de los primeros concilios un distanciamiento entre la religión que se forma. Con Nicea y Constantinopla ya hay un núcleo de enseñanza y de teología y la iglesia va a dedicarse a defender, promover, aumentar esa teología. Ya se han organizando grandes liturgias de Basilio o de otros, y ya se ha organizado un clero. El clero como clase separada es una invención de Constantino. Hasta Constantino no había distinción entre personas sagradas y personas profanas. Todos laicos. Porque Jesús apartó la clase sacerdotal y no había previsto ninguna manera que apareciera otra clase sacerdotal, porque todos son iguales. Y no hay personas sagradas y personas no sagradas porque para Jesús no hay diferencia entre sagrado y profano. Todo es sagrado o todo es profano.

Ahora, en la religión hay una distinción básica entre sagrado y profano. Todas las religiones. Y hay un clero que se dedica a lo que es sagrado. Y los otros que están en lo profano, en la religión son receptores, no son actores; no tienen ningún papel activo. Para tener un papel activo hay que ser realmente consagrado. Eso comienza al tiempo de Constantino.

Dos líneas en la historia cristiana

Y entonces a partir de aquello van a aparecer dos líneas en la historia cristiana. Los que como el evangelio de Marcos quiere recordar: ¡No!…Jesús ha venido para mostrar el camino, para que lo sigamos. Eso es lo básico, lo fundamental. Una línea que va a renovar, a aplicar en diversas épocas históricas lo que fue la vida de Jesús y como él lo enseñó. Y en toda la historia podemos seguir. Claro que no sabemos todo, porque la gran mayoría de los que siguieron el camino de Jesús fueron pobres, de los que nunca se habló en los libros de historia y entonces no han dejado documentes. Pero hay personas que han dejado documentos y con eso podemos acompañar dónde en la historia de la iglesia cristiana, dónde aparece el evangelio. Dónde se buscó primeramente la vivencia del evangelio. Los que buscaron radicalmente el camino del evangelio fueron siempre minorías, como decía Helder Camera, “minorías abrahánicas”.

La mayoría está en el otro polo; en la religión. O sea, dedicándose a la doctrina; enseñando la doctrina, defender la doctrina contra los herejes y las herejías… eso fue una de las grandes tareas; practicar los ritos y formar la clase sagrada, la clase sacerdotal. Eso nos lleva a una distinción que va a manifestarse en toda la historia. El polo “evangelio” está en lucha con el polo “religión” y “religión” con el polo “evangelio”. En toda la historia cristiana. Toda la historia cristiana es una contradicción permanente y constante entre los que se dedican a la religión y los que se dedican al evangelio. Claro que hay intermediarios y así no hay polos totales. Pero en la historia hay visiblemente dos historias; dos grupos que se manifiestan. La historia oficial: cuando yo era joven nos daban historia de la iglesia que era “historia de la institución eclesiástica” y entonces allí solo se hablaba de la religión, suponiendo que la religión era la introducción al evangelio. Pero eso es una suposición: que todo lo que ha nacido en el sistema católico viene de Jesús, como se decía en la teología tradicional en tiempos de la cristiandad: que todo lo que hay en la iglesia Católica Romana, al final, viene de Jesús. Con muchos malabarismos teológicos ahí se logra mostrar que todo tiene finalmente su raíz en Jesús. No tienen su raíz en otras religiones, en otras culturas. Como si los cristianos que se convierten a la iglesia fueran totalmente puros de toda cultura y toda religión. Todos traen su cultura y su religión; e introducen en su vida cristiana, elementos que son de su religión y cultura anterior y por eso resulta una religión que es siempre ambigua, compleja. Es inevitable porque los seres humanos que entran en la iglesia no son ángeles. Ellos están cargados de siglos y siglos de historia y de transmisión cultural y todo eso entra, naturalmente, a la iglesia. De ahí una oposición que en materia política, por ejemplo, se muestra claramente. Se dice: el evangelio procede de Dios y por lo tanto no puede cambiar. La religión es creación humana, por lo tanto puede y debe cambiar según la evolución de la cultura, las condiciones de vida de los pueblos en general. Si la religión queda apegada a su pasado, ella es poco a poco abandonada en favor de otra religión más adaptada; o más comprensible.

El evangelio se vive en la vida concreta, material, social. La religión vive en un mundo simbólico: todo es simbólico – doctrina, ritos, sacerdotes… todos son entidades simbólicas. Que no entran en la realidad material. El evangelio es universal, porque no trae ninguna cultura y no está asociado a ninguna cultura, a ninguna religión. Las religiones están siempre asociadas a una cultura. Por ejemplo, la religión católica actual está ligada a la subcultura clerical romana que la modernidad ha marginalizado, que está en plena decadencia porque sus miembros no quisieron entrar en la cultura moderna. El evangelio es renuncia al poder y a todos los poderes que existen en la sociedad. La religión busca el poder y el apoyo del poder en todas las formas de poder… ¡y son tan visibles!

El poder… Recuerdo que en tiempo de la prisión de los obispos en Riobamba el nuncio decía: “si la iglesia no tiene apoyo de los gobernantes, no puede evangelizar (risas)”. Uno podría pensar al revés: que si tiene el apoyo de los poderes será difícil evangelizar.

Pero esa es una mentalidad que está en resto de la cristiandad entre la iglesia fundida en una realidad político-religiosa y entonces, naturalmente, estaban unidas todas las autoridades: el clero y el gobierno; el clero y el ejército—todo unido. Renunciar a eso es muy difícil. Renunciar a la asociación con el poder es muy difícil. Voy a dar un ejemplo. Mi obispo actual en el Estado de Bahía, Brasil, es un franciscano, se llama Luis Flavio Carpio. Se hizo famoso en Brasil por dos huelgas de hambre que realizó para protestar contra un proyecto faraónico del gobierno, basado en una inmensa mentira. No hay tiempo para contar toda la historia… pero se hizo conocer y fue invitado en el Kirchentag de la Iglesia alemana. Después de la invitación habló en varias ciudades de Alemania. Un grupo se acercó diciendo que venían para entregarle una donación… una ayuda para sus obras. Y era bastante: unos $100.000 dólares. Él preguntó: “¿De dónde viene ese dinero? Le dijeron que son algunas empresas, algunos ejecutivos. Entonces dijo: “No acepto. No quiero aceptar el dinero que fue robado a los trabajadores, a los compradores de material”. No aceptó… ninguna alianza con el poder económico. Yo no sé cuántos en el clero no aceptarían…(aplausos). Ese obispo es un franciscano igual a San Francisco. Toda su vida ha sido así. Por eso me fui  a vivir ahí… para santificarme un poquito en contacto con una persona tan evangélica…

Entonces… ¿Cómo nació la Iglesia? La Iglesia de la que se habla: esa realidad histórica, concreta de la que tenemos experiencia. Para el pueblo en general la iglesia es el papa, los obispos, los padres, las religiosas, religiosos… ese conjunto institucional de la que se habla y que provoca también tanta incertidumbre como lo hemos visto. ¿Cómo nació la iglesia? Jesús no fundó ninguna iglesia. El mismo Jesús se consideraba como un judío; era el pueblo de Israel renovado y los primeros discípulos también; los doce apóstoles son los patriarcas de la iglesia del Israel renovado. La primera conciencia era que la continuación de Israel, la perfección, la corrección de Israel. Pero una vez que el evangelio penetró en el mundo griego, ahí Israel no significaba muchas cosas para ellos y allí Pablo inventa otro nombre. Da a las comunidades que funda en las ciudades el nombre de “ekklesía”, lo que se tradujo por “iglesia”. ¿Qué es la ekklesía? El único sentido que tiene en griego es “la asamblea del pueblo reunido que gobierna la ciudad”; en la práctica era la gente más poderosa, pero en fin es que en la ciudad griega el pueblo se gobierna a sí mismo y lo hace en reuniones que son “ecclesías”. Pablo no da ningún nombre religioso a las comunidades; los ve como un grupo destinados a ser la animación. El mensaje de transformación de todas las ciudades, de tal manera que están constituyendo el comienzo de una humanidad nueva: y es una humanidad donde todos son iguales; todos gobiernan a todos. Después viene la carta a los Efesios en la que se habla de iglesia como traducción del “kahal” de los judíos, o sea es el nuevo Israel. Y la ecclesía es ahí también el nuevo Israel. O sea, todos los discípulos de Jesús unidos en muchas comunidades, pero no unidos institucionalmente sino unidos por la misma fe. Todos constituyen la “ecclesìa”, la gran iglesia que es el cuerpo de Cristo. Todavía no existen instituciones.

Pero naturalmente no podía continuar así. Los judíos que aceptaron el cristianismo no así abandonaron todos el judaísmo. Y cuando creció el número de cristianos, el número de comunidades, allí comenzaron a penetrar algunas estructuras. En el tiempo de Pablo aún no hay presbíteros, aunque san Lucas diga lo contrario; pero san Lucas no tiene ningún valor histórico: eso ya todo el mundo lo sabe. Atribuye a Pablo lo que se hacía en su tiempo; entonces imagina que Pablo fundó presbíteros, consejos presbiterales: ¿cómo se justificaría un obispo sin ordenar sacerdotes? Entonces parece evidente un comienzo de separación todavía muy sencilla, porque todavía no hay sacralidad, no hay nada sagrado: los presbíteros no son sagrados, así como los presbíteros de las sinagogas no eran sagrados; tenían una función, una misión de gobierno, de administración, pero no una función ritual, o una función de enseñanza de una doctrina.

Después aparecieron los obispos. Al final del II siglo se estima que el esquema episcopal está generalizado, pero demoró bastante. Clemente de Roma, cuando publica y escribe su carta a los Corintios, dice “presbíteros”: eso no es obispo. Todavía en Roma no hay obispo, solo presbíteros. Pero se organizó el esquema episcopal. Es probable que para las luchas contra las herejías, contra el gnosticismo, se necesitaba una autoridad más fuerte, para poder enfrentar el gnosticismo y todas las nuevas religiones sincretistas que aparecen en aquel tiempo.

Y la Iglesia como institución universal, ¿cuándo aparece? Hubo en el siglo III concilios regionales: obispos de varias ciudades que se reunían. Pero una entidad para institucionalizar todo no existía. Quien inventó esta Iglesia universal fue el emperador Constantino. Él reunió a todos los obispos que había en el mundo con viajes pagados por él, alimentación pagada también por él y toda la organización del concilio fue dirigida por el emperador y los delegados del emperador. Esto constituye un precedente histórico. Hasta hoy no estamos libres de eso: que la Iglesia universal como institución haya nacido por el emperador.

Después en la historia occidental cayó el emperador romano y allí progresivamente el papa logró llegar a la función imperial. Se dieron muchas luchas en la Edad Media entre el papa y el emperador, pero siempre el papa se estimaba superior al emperador. En las cruzadas, el papa era generalísimo de todos los ejércitos cristianos; era una personalidad militar: comandante en jefe del ejército cristiano. Y dentro de la línea de los Estados pontificios, todavía esto se mantiene

Cuando el papa perdió el poder temporal, allí reforzó su poder sobre las Iglesias: y gobierna a las Iglesias como un emperador, o sea todos los poderes son centralizados en una sola mano y con todas las ventajas de una corte: porque si no hay nada de democracia en la Iglesia. ¿Quiénes son los que orientan al papa? ¡La corte! Los cortesanos, los que están allí cerca. Claro que él no puede hacer todo, pero en fin una corte separada del pueblo cristiano. Todavía estamos sufriendo las consecuencias de aquello. El papa Pablo VI dijo en algunos momentos que realmente había que cambiar la función actual del papa o sea de lo que hace el papa. Juan Pablo II en la “Unum sint” dice también hay que darse cuenta de que el gran obstáculo en el mundo de hoy es esa concentración de todos los poderes en el papa; habría que encontrar otra manera de ejercer eso. Eso para decir que todo esto pertenece a la religión.

Tarea de la teología: en el evangelio y en la religión

A partir de eso, ¿cuál es la tarea de la teología? Es compleja, justamente porque tiene una tarea en el Evangelio y una tarea en la religión. La teología fue durante siglos la ideología oficial de la Iglesia. Su papel era justificar todo lo que dice y hace la Iglesia con argumentos bíblicos, con argumentos de tradición, liturgia, y un montón de cosas que yo aprendí cuando estaba en el seminario. Claro que no lo creía (risas), pero todavía la mayoría lo cree. Entonces, ¿qué pasa?

Primera tarea: ¿qué dice el Evangelio?

Entonces primero: primera tarea, el Evangelio, ¿qué dice? ¿Qué es lo que es de Jesús? ¿Qué es lo que es penetración del judaísmo, penetración de otra cultura, penetración de otro tipo de religión? ¿Qué es lo que viene de Jesús según el Nuevo Testamento? Todo el Nuevo Testamento no viene de Jesús: no; las epístolas pastorales que hablan, por ejemplo, de los presbíteros: eso no viene de Jesús. Entonces la tarea de la teología consistirá en decir qué lo que es de Jesús, qué es lo que realmente quiso, qué lo que realmente hizo y en qué consiste realmente el seguimiento de Jesús.

Viendo en la historia, ¿cuáles fueron las manifestaciones, dónde, en formas diferentes, porque las situaciones culturales eran diferentes, dónde podemos reconocer la continuidad de esa línea evangélica? Porque si queremos penetrar en el mundo de hoy y presentar el cristianismo al mundo de hoy, todo lo que es religioso no interesa. Lo que puede interesar es justamente el Evangelio y el testimonio evangélico. Nadie va a convertirse por la teología: usted puede hacer todas las mejores clases, nadie va hacerse cristiano por motivo de la teología. Por eso me pregunto: ¿por qué en los seminarios se cree que la formación sacerdotal es enseñar la teología? Yo no entiendo, no entiendo. ¿No hay otra cosa que hay que hacer para evangelizar? No es mucho más complejo. Por eso hace 30 años que he decidido en presencia de Dios nunca más trabajar en seminarios (risas). Porque, eso ya no.

Entonces la línea evangélica es esa! San Francisco. San Francisco era un extremista. No quería que sus hermanos tuvieran libros: nada de libros. Con el Evangelio basta: no se necesita nada más. El mismo decía: “Yo, lo que enseño, no lo aprendí de nadie, ni del papa; lo aprendí de Jesús directamente, por su Evangelio”. Bueno, eso es lo que puede convencer al mundo de hoy que está en una perturbación completa y que se aparta siempre más de las Iglesias institucionales antiguas, tradicionales. Todas las grandes religiones han nacido casi como entre 1.000 y 500 años antes de Cristo, salvo el Islam que apareció después; pero es como un ramo de la tradición judeo-cristiana. Entonces, primero eso.

¿qué hacer con la religión?

Segundo la religión: ¿qué hacer con la religión? Hay que examinar en todo el sistema de religión, qué es lo que ayuda, qué realmente ayuda a entender, a comprender, a actuar según el Evangelio. ¿Eso habrá nacido por inspiración del Espíritu en monjes, por ejemplo? Si usted ve la vida de los monjes del desierto en Egipto, eso no es un mensaje: no es un mensaje y no viene del Evangelio tampoco. O sea muchas cosas vienen no se sabe de qué tradición, tal vez puede haber sido del budismo u otras cosas así. Entonces examinar qué es lo que todavía vale hoy, y sinceramente.

Jesús no ha instituido 7 sacramentos. Hasta el siglo 12 se discutía si eran 10, 7, 5, 9, 4: no había acuerdo; finalmente han decidido que había 7. Bueno, por motivos de 7 días del Génesis, 7 planetas, el número 7… pero hay cosas que visiblemente ya no hablan para la gente actual, por ejemplo, el sacramento de penitencia con confesión a un sacerdote. ¿Cuántos se confiesan actualmente? Hace 20 años yo atendía en la Semana Santa, en una parroquia popular, a 2.000 confesiones y el párroco también 2.000 confesiones. Hoy día: 20, 30, o sea que la gente ya no responden. Eso ha sido definido en el siglo XII, XIII: ¿por qué mantener algo que ya no tiene ningún significado y, al revés, que provoca mucho rechazo? O sea que uno necesite hablar con alguien, que al pecador le gusta hablar con alguien, pero no justamente al sacerdote: hay muchas personas, hay muchas mujeres que pueden hacer ese oficio mucho mejor, con más equilibrio, sin atemorizar como hacen los sacerdotes. Eso es una cosa…

Pero hay un motón de cosas que es necesario revisar porque no tienen porvenir. Entonces es inútil querer defender o mantener algo que ya es obstáculo a la evangelización y que no ayuda absolutamente en nada. En las liturgias hay muchas cosas que cambiar. La teoría del sacrificio ha sido introducida por los judíos naturalmente. En el templo se ofrece sacrificios, los sacerdotes son personas sagradas que ofrecen el sacrificio. Toda esa teoría, hoy día no significa absolutamente nada. Que el padre sea dedicado a lo sagrado para ofrecer el sacrificio y que la Eucaristía sea un sacrificio: ¿todo esto viene de Jesús? Ah, no viene de Jesús. Entonces hay que ver si eso vale o no vale. ¿Para qué mantener algo no vale?

Y después hay también la otra parte: lo que no ayuda, lo que ha sido infiltración de otras tendencias, otras corrientes, por ejemplo, la vida ascética de los monjes irlandeses. Irlanda fue la isla de los monjes. Allí los obispos no tenían autoridad; solamente servían para ordenar sacerdotes; pero, por lo demás podían descansar. Los que mandaban eran los monjes: los monasterios eran los centros, lo que era la diócesis actualmente. Esos monjes irlandeses vivían una vida ascética, pero tan extraordinariamente deshumana para nosotros que eso es imposible que venga de Jesús, es imposible que eso ayude, porque esos hombres allí eran super-hombres, pero no existen mas hombres semejantes hoy. Un ejercicio de penitencia que hacían, por ejemplo, era entrar en el río -en Irlanda los ríos son fríos- y quedarse allí desnudo para rezar todos los salmos (risas)… Esa manera de entender la vida, no; no hay que considerar que eso es cristiano; no es marca de santidad tampoco; no es así que se manifiesta la santidad. Examinar todo lo que viene de allá.

Todas las congregaciones femeninas saben cuánto hay que luchar para cambiar costumbres, tradiciones que no son evangélicas. ¡Cuántos debates! Yo conozco una serie de congregaciones femeninas y ¡cuánto tiempo que se  gasta en discusiones, disputas! entre las que quieren conservar todo y las que quieren abandonar lo que no sirve más y encontrar otro modo de vivir más adaptado a la situación actual.

Entonces,  tarea de la teología… Claro que es cambiar, eso cambia la tradición, deja de ser la ideología de todo el sistema romano: pero esa no tiene porvenir. Ese tipo de teología ya hace tiempo que ha sido progresivamente abandonada.

Nuevo franciscanismo

En América Latina apareció algo: hemos conocido un nuevo franciscanismo, o sea, una nueva etapa, pero radical, de vida evangélica. ¿Cuándo nació? He hablado de los obispos que han participado en eso y que animaron Medellín y de la opción por los pobres, los santos padres de América Latina. Y ustedes los conocen. Si hay que marcar el origen del nuevo evangelismo de la Iglesia latinoamericana, yo diría, -no se olviden-, el 16 de noviembre de 1965. En ese día, en una catacumba de Roma, 40 obispos, la mayoría latinoamericanos, incitados por Helder Cámara, se juntaron y firmaron lo que se llamó “el Pacto de las Catacumbas”. Allí se comprometían a vivir pobres, en la comida, en el transporte, en la habitación. Se comprometen; no dicen lo que habría que hacer; se comprometen y de hecho lo hicieron después, una vez que llegaron a sus diócesis. Y después; a dar prioridad en todas sus actividades a lo que es de los pobres, o sea, dejando muchas cosas para dedicarse prioritariamente a los pobres y una serie de cosas que van en el mismo sentido. Esos fueron los que animaron la Conferencia de Medellín. O sea, aquí nació.

Y tuvieron un contexto favorable: el Espíritu Santo ya en aquel tiempo había suscitado una serie de personas evangélicas. Las Comunidades Eclesiales de Base habían nacido ya. Religiosas insertas en las comunidades populares ya había. Pero, eran pocos y se sentían un poco como marginados en medio de los otros. Medellín les dio como una legitimidad y al mismo tiempo una animación muy grande, y se expandió. ¿Fue toda la Iglesia latinoamericana? Claro que no. Siempre es una minoría. Un día, me acuerdo, le preguntaron al cardenal Arns – un santo, con quien hemos vivido muy buenas relaciones de amistad -… un periodista le había preguntado: “usted, señor cardenal, aquí en Sao Paulo tiene mucha suerte, toda la Iglesia se hizo Iglesia de los pobres, las monjas todas al servicio de los pobres: ¡qué cosa magnífica!”. Ahí, Dom Paulo dijo: “Sí pues, aquí en Sao Paulo 20% de la religiosas se fueron a las comunidades pobres; 80% se quedaron con los ricos”. Era mucho. Hoy día no hay 20%.

Esto fue una época de creación, una de esas épocas que hay a veces en la historia donde una efusión muy grande del Espíritu. Pero tenemos que vivir esa herencia: es una herencia que hay que mantener, conservar preciosamente porque eso no va a reaparecer. A veces me preguntan: ¿Por qué hoy día los obispos no son como en aquel tiempo? Porque en aquel tiempo es la excepción, o sea, en la historia de la Iglesia es la excepción: de vez en cuando el Espíritu Santo manda excepciones.

Y ¿quién va a evangelizar el mundo de hoy?

Y ¿Quién va a Evangelizar el mundo de hoy? Para mí, son los laicos. Y ya aparecen muchos grupitos de jóvenes que justamente practican una vida mucho más pobre, libres de toda organización exterior, viviendo en contacto permanente con el mundo de los pobres. Ya hay; habría más si se hablara más, si fueran más conocidos. Puede ser una tarea también auxiliar de la teología: divulgar lo que está pasando realmente, dónde está el Evangelio vivido en este momento, para darlo a conocer, para que se conozcan mutuamente, porque de lo contrario pueden perder ánimo o no tener muchas perspectivas. Una vez que se unan, formen asociaciones, cada cual con su tendencia, su modo de espiritualidad. No espero mucho del clero. Entonces es una situación histórica nueva.

Pero sucede que, en este momento, los laicos han dejado de ser analfabetos, eso ya hace tiempo: tienen una formación humana, una formación cultural, una formación de su personalidad que es muy superior a lo que se enseña en los seminarios. O sea, tienen más preparación para actuar en el mundo, aunque no tengan mucha teología. Se podría dar más teología, pero es otro asunto. Ahora no vamos a pensar que mañana  quienes que van a realizar el programa de Aparecida, van a ser los sacerdotes? Yo no conozco todo, pero los seminarios que yo conozco, las diócesis que yo conozco, se necesitaría 30 años para formar un clero nuevo: y ¿quién va a formarlo?

Para los laicos es distinto: hay muchísima gente dispuesta, y gente con formación humana, con capacidad de pensar, de reflexionar, de entrar en relación y contactos, de dirigir grupos, comunidades, grupos. Pero muchos todavía no se atreven, no se atreven. Pero ahí está el porvenir.

Para terminar con una anécdota: me llamaron a Fortaleza, en el nordeste de Brasil. Ahora, Fortaleza es una ciudad muy grande: un millón de habitantes. La Santa Sede había apartado, marginado al cardenal Aloiso Lorscheider, mandándolo al exilio en Aparecida que es un lugar de castigo para los obispos que no han agradado. Entonces allí vino un sucesor, Dom Claudio Humes que ahora es cardenal en Roma. Claudio Humes suprimió todo lo que había de social en la diócesis, despidió a todos: 300 personas con la larga trayectoria de servicio, con capacidad humana; así, sencillamente. Un día me llamaron: eran 300, llorando, lamentando: “y ahora no podemos hacer nada; y ahora, ¿qué pasa?”. Yo les dije: “pero, ustedes son personas perfectamente humanizadas, desarrolladas, con una personalidad fuerte. Han tenido éxito en su familia, han tenido éxito en sus carreras, en sus trabajos profesionales. ¿De qué ahora se preocupan si el obispo quiere o no quiere? ¿Por qué se preocupan si el párroco quiere o no quiere? Ustedes tienen toda la formación suficiente y la capacidad: ¿Por qué no actúan, no forman una asociación, un grupo, en forma independiente? Porque el derecho canónico -como muchos católicos no saben-, el derecho canónico permite la formación de asociaciones independientes del obispo, independientes del párroco -eso no se enseña mucho en las parroquias, pero es justamente algo que sí, es importante. Entonces ustedes pueden muy bien juntar 4, 5 personas para organizar un sistema de comunicación, un sistema de espiritualidad, un sistema de organización de presencia en la vida pública, en la vida política, en la vida social: 300 personas con ese valor. Si paga, si tiene que pagar a 5, cada uno va a gastar ni siquiera el 2% de lo que gana, o sea pueden muy bien mantener a 5 personas dedicadas a eso. Y van a escogerlos entre 25 y 30 años porque esa es la época creativa. Hasta los 25, el ser humano se busca. A partir de este momento termina sus estudios, ya ha conseguido un trabajo. Entonces ya quiere definir su vida: estos son los que tienen capacidad de inventar. Todas las grandes invenciones se han hecho por gente con esa edad.  Pero no lo hicieron: ¿Por qué? ¿qué pasa? ¿Por qué tanta timidez? Ustedes que son tan capaces en el mundo, ¡en la Iglesia nada! No se sentían capaces, necesitaban del obispo que les diga qué hacer, necesitan sacerdotes que les digan: ¿Cómo es posible? A lo mejor no se les enseñó: pueden ser adultos en la vida civil y niños en la vida religiosa.

¡Pero nosotros podemos! Nosotros podemos hacerlo y multiplicarlo en todas las regiones que vamos a conocer. Entonces el porvenir depende de grupos de laicos semejantes, que ya existen aunque todavía estén muy dispersos. El porvenir está ahí: es nuestra tarea a todos, empezando por los jóvenes. En Brasil hay en este momento 6 millones de estudiantes universitarios; 2 millones son de familias pobres -son pobres los que ganan menos de 3 sueldos vitales, porque con menos de 3 sueldos vitales no se puede vivir decentemente-. Dos millones. Y ¿cuál es la presencia del clero? Poquísimos; algunos religiosos. ¿De las diócesis? Nada. Y allí está el porvenir. Son jóvenes que están descubriendo el mundo. Claro, hay unos que entren en las drogas, que se corrompen, pero es una minoría, o sea, el conjunto son personas que quieren hacer algo en la vida. Si no conocen el Evangelio no van a vivir como cristianos: hay que explicar, pero no explicar con cursos de teología, sino explicar haciendo, allí participando de actividades que de hecho son realmente servicios a los pobres. Eso sí, se puede.

Tarea de la teología…Entonces habrá que cambiar un poquito: menos académico, más orientado hacia al mundo exterior… con todos los que no están más en la red de influjo de la Iglesia, que no reciben. Pero, presencia en eso. Y una teología que se pueda leer, sin tener formación escolástica, porque anteriormente si no se tenía formación aristotélica no se podía entender nada de esa teología tradicional. Bueno, la filosofía aristotélica ha muerto, o sea, los filósofos del siglo XX la han enterrado. Entonces, ahora tenemos libertad a ver en el mundo como nos abrimos. Gracias por su atención. (aplausos).

Fuente: Atrio.org

Transcriptor – Editor:

Enrique A. Orellana F. Conferencia realizada en Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. UCA. Extraída de exposición versión en

audio 18 de Marzo de 2010. San Salvador. CUADERNOS OPCION por los POBRES – CHILE. Movimiento Teología de la Liberación – Chile?Correo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com Rosas 2090 – D. Santiago

Fuente Audio: Lamiarrita

    ¿Insulto o Felicitación?. Por Jose Guillermo Mariani

    ¿Insulto o felicitación?

    El tono del discuro del sr. Presidente de la Unión Industrial acusando a la Argentina de parecerse a Cuba, no permite otra interpretación que la brotada espontáneamente de diversas fuentes. Se trató de un exabrupto lamentable con una calificación, o mejor descalificación irrespetuosa para con una nación latinoamericana. Las críticas desde la CGT, las declaraciones del ministro Tomada representando al gobierno nacional, y hasta la reacción de los directivos de la UIA que no dejaron prosperar el documento de apoyo al criterio de su presidente, pueden considerarse suficientes para rechazar lo que se dijo como insulto, señalando que nos estamos pareciendo a Cuba. La oposición al proyecto de distribuir las ganancia empresarias entre los asalariados, tocó agresivamente los bolsillos de los industriales, produciéndoles  un estremecimiento de temor descontrolado.

    Considero sin embargo que no hay por qué indignarse ante la afirmación fervorosa del sr. Héctor Méndez con intento de descalificar el proyecto presentado por su tocayo el sr. Héctor Recalde.

    ¿Acaso es pecado parecerse a Cuba? Podía ser un insulto si este parecido hubiera sido con la Cuba de Batista. Pero a esta Cuba que reconoce oficialmente sus errores revisándolos; que está proponiendo reformas importantes en el orden económico para aumentar la producción aunque con el propósito manifiesto de no dejarse influenciar por los criterios  del mercado; que analiza y publica las deficiencias en el control del desempleo ocultado por subsidios y un pemisivismo en las empresas estatales que influyó poderosamente en la desaparición de los cuentapropistas; que conserva en A. Latina y en el mundo la primacía en el aspecto educativo, (sin analfabetos, con un 100% de educación escolar, un 11% de graduados universitarios y 12.000 profesionales con títulos doctorales) fruto de un ponderable esfuerzo en este rubro fundamental al que se une el aspecto sanitario accesible para todos por la distribución equitativa de los centros de atención y la calidad de los profesionales encargados de su atención; que con el bloqueo norteamericano, la caída del llamado orden económico comunista, la actual crisis mundial y los desastres de los huracanes que obligaron a un gran esfuerzo económico solidario de salvataje y asistencia; que todavía se da el lujo de que el transporte, la educación y la salud sean absolutamente gratuitas…¿a esta Cuba no debemos parecernos?

    Se puede ciertamente hablar de las deficiencias del régimen económico y la limitación de las libertades sociales, pero el asunto de que trataba el presidente de la UIA era la distribución más equitativa de la riqueza entre el capital y el trabajo.

    A pesar de las experiencias de muchos países con empresas que practican la distribución de ganancias con excelentes resultados en productividad, disminución de conflictividad y aumento de producción, parece que a nuestros industriales los hiere gravemente el pensar en cualquier distribución opuesta al acaparamiento. Lo mismo que hiere a los hacendados y agroexportadores cuando se considera la posibilidad, que ya es reclamo concreto de los 2.000 delegados de 15 provincias, incluidas las comunidades indígenas, que deliberan sobre la necesidad de una reforma agraria profunda con supresión de latifundios y logro de una soberanía alimentaria, perfectamente posible con nuestras riquezas naturales y laborales.

    Hay insultos que resultan felicitación sr. Méndez.

    José Guillermo Mariano (pbro)

    Amor, Pasión, Matrimonio. Por Eduardo Marazzi

    “Una vida que sea mi aliada para siempre:

    he ahí el milagro del matrimonio.

    Una vida que quiere mi bien cuanto quiere el suyo,

    porque se identifica con el suyo.

    Y si no fuese para toda la vida sería una amenaza,

    aquella amenaza que está siempre latente en los placeres

    que nos provee una ‘relación amorosa’.

    Pero, ¿cuántos hombres conocen la diferencia

    entre una obsesión que se padece

    y un destino que se elige?

    (D. de Rougemont, El amor y el Occidente)

    1) Jamás como hoy, escribe el sociólogo Ulrich Beck en su excelente libro Dans ganz normal Chaos der Liebe (El normal caos del amor)  “el matrimonio ha sido tan etéreo y fundado sobre bases inmateriales”, como si el amor, en una sociedad como la nuestra en la cual se impone el tener y la lógica del “usa y tira”, reclamase una propia realidad contra la realidad regulada de las leyes que gobiernan la vida de todos los días. El amor hoy es autofundado porque no reconoce otra autoridad que no sea la decisión subjetiva. Y esto tanto en el caso del matrimonio cuanto en el caso del divorcio, caracterizados ambos del rechazo sistemático del cálculo, del interés, hasta llegar al rechazo del acuerdo, de la responsabilidad, de la justicia, en favor de la autenticidad del sentimiento y de su incondicionalidad.

    2) Hoy – y no se trata de moralismo, sino una descripción (fenomenología) – amar o no amar no es una infracción jurídica, no es un acto criminal, aunque si todos sabemos y experienciamos que del amor depende la vida de otra persona que puede ser herida mucho más profundamente por el abandono o por la indiferencia que por una enfermedad mortal y desvastante. Absolutizado y desligado, como no lo había estado antes, de todo tipo de referencia religiosa, cultural, jurídica, el amor hoy se presenta como una absoluta promesa de felicidad o como una guerra sin cuartel y sin fronteras, combatida con las armas imprevisibles de la intimidad.

    2.1) Así es, sin duda, cuando, a promover el amor, son las exigencias de autorrealización fundadas en la ciega intensidad del sentimiento que se ejercita en una sociedad que acentúa el individualismo a ultranza, hasta niveles patológicos, “caiga quien caiga”. Esto significa que, en una sociedad como la nuestra que tiende a subrayar no sólo la autonomía sino – y sobre todo – la autosuficiencia, y que por lo tanto, enseña a ser dueños de la propia felicidad, felicidad medida según la intensidad de las pasiones, quien opta por el matrimonio, tiene que disponer de una capacidad de tedio o de aburrimiento casi morbosa, a menos que no haga tal opción soñando una posible pasión capaz de poner en movimiento o actuar una distracción permanente, durable y así exorcizar el vómito del tedio, la insensatez de horas, meses, años sin “emociones fuertes” – una de las características del hombre de la postmodernidad.

    2.2) Dicho en otros términos: el amor sin pasión corre el serio riesgo de ser aburrido, achatado, flaco. En compensación da seguridad, continuidad, permanencia; la pasión sin amor, al contrario, es volcánica, da emociones, frenesí, adrenalina, pero como contrapartida es siempre incierta, implica riesgo, incertidumbre.  Por lo tanto, quien se casa opta por un tedio resignado, una especie de aburrimiento, o si no se casa y tiene relaciones, entra en la dinámica de la pasión y vive siempre con una pistola en la cabeza (el ejemplo no es tan metafórico como parece). Este es el dilema de la idea moderna de felicidad, medida según la intensidad del sentimiento que, como sabemos, es siempre inestable, borrascoso, turbulento o manso hasta el aburrimiento.

    3) Lo que hay que decir y subrayar es que quizás el “amor-pasión” no ha sido jamás una verdadera experiencia de la vida real sino, y sobre todo, un problema de literatura, que poco a poco, sedujo la religión, la filosofía, la antropología, la psicología y todas las ciencias humanas para después arribar a los medios de comunicación, a la música clásica y moderna las cuales parece que no pueden vivir sin referirse al amor. Este “amor-pasión” ha terminado por adueñarse también de los espacios publicitarios para ayudar a las mercaderías a salir de los escafales y góndolas de los supermercados y así entrar en los carritos de los clientes dando continuidad a una locomotora consumista que, como sabemos, no va a ninguna parte, o, más bien, nos lleva derecho al eco-cidio”.

    4) “All you need is love” (todo lo que necesitas es amor) decía un lindo tema de los Beatles. A) En estos últimos cuatrocientos años un campesino hubiera respondido, a quien hubiera hecho la pregunta, que en las cosas del amor todo lo que le servía (all you need) era una mujer que fuera capaz de parir hijos robustos, saber controlar el monedero y al menos, si no era una excelente cocinera, preparar discretamente la comida para toda la familia. B) Un Príncipe, por ejemplo, hubiera dicho que a él le servía – en las cosas del amor – la hija de otro Príncipe potente y adinerado y así aumentar la fortuna de ambas familias. C) No diversamente habría respondido un industrial del 1800 o uno del 1900, preocupados por hacer crecer la empresa y aumentar los dividendos. Y no otra hubiera sido la respuesta de sus empleados, los cuales tenían que habérselas con la falta de vivienda y con la prole – que no era poca.

    5) A proponer el “amor-pasión” entre todas aquellas cosas de las cuales tenemos necesidad (all you need ), cuando, a punto, uno se enamora fue, al inicio del 1900 S. Freud, el cual describe el amor más bien bajo el perfil de una patología. Entonces, si se trata de una enfermedad, lo que más se busca en la cama matrimonial, como en el diván del analista, no es tanto el amor, sino más bien la salud. El mensaje fue inmediatamente recogido y ampliado por los Estados Unidos donde se renunció rápidamente a la complicación psicoanalítica, para conservar el núcleo “saludable” del “amor-pasión”, que la hegemonía cultural del imperio americano gracias a sus poderosos medios de comunicación, difundieron no sólo en Occidente sino también en Oriente – sobre todo después de la segunda guerra mundial.

    6) Esta difusión masiva ha obligado – si así puede decirse – a los diversos pueblos y culturas a abrir una especie de hendidura en sus tradiciones milenarias, seculares, para tirarse olímpicamente en los brazos fogosos del “amor-mercado” de los occidentales. Es así que se estrechan o ligan la pulsión amorosa y la pulsión de muerte, de las cuales nos hablaba Freud. Se estrechan celebrando, con perfiles bajos, sus monotonías y sus repeticiones en aquella forma de degradada trasgresión a la cual, en cambio, George Bataille había dedicado páginas de refinada belleza (G. Bataille, L’érotisme).

    6.1) En efecto, el amor-pasión vive de obstáculos, intensa excitación, espasmos, despedidas, adioses, lágrimas, desgarros;  el matrimonio, en cambio, vive de repetición, de cercanía cotidiana, de continuidad prevenible. El amor-pasión quiere mantener alejado el amor de los trovadores, el matrimonio, en cambio, quiere mantener cercano el amor de los cónyuges. Y en un mundo como el nuestro, que ha conservado como último residuo del amor, no tanto la pasión cuanto la “nostalgia” de la pasión, es obvio que se abra camino la tendencia a optar por el matrimonio sólo teniendo en cuenta la perspectiva del divorcio o de la separación, de los cuales todos piden la facilitación burocrática.

    7) Quizás, y para hacerla corta, no se trata de hacer fácil el divorcio sino de hacer difícil el matrimonio, si para liquidarlo se piensa que pueda ser suficiente el “amor-pasión”. La actual crisis del matrimonio que vive el Occidente, nos está diciendo que en nuestra cultura no se tiene otra concepción del amor que no se resuelva o se identifique con la “pasión”, la cual desligada de todo fundamento, es divinizada. Quede bien claro que la pasión es un sentimiento noble y no es de condenar, pero su divinización o absolutización no deja de ser peligrosa, porque nos atornilla o nos fija en un polo de aquella tensión creadora en la cual encuentra su articulación toda dinámica existencial.  El otro polo no es la moderación, el contenerse, la prohibición sobre la cual insisten tantas morales y prédicas irrisorias sino, más bien, la “acción”  que no ignora la felicidad  de la pasión y tampoco su irregularidad, pero no se contenta de una felicidad “pasiva” porque quiere visceralmente crear. Sería lo que el filósofo Gabriel Marcel llamaba “fidelidad creativa”.

    8) Si el amor es focalizado desde la perspectiva de la pasión y de los valores que de ésa fluyen, el matrimonio no puede ser visto o vivido que como una “dulce cámara a gas” (Marisa Rusconi). Ante esta visión más bien dantesca, se imponen  dos preguntas: ¿La pasión tiene verdaderamente la última palabra sobre el amor? ¿Cuántos hombres (y mujeres) conocen la diferencia entre una ‘obsesión que se padece’ y un ‘destino que se elige’?

    Las dificultades de la fe. Por José Ma Castillo

    Cada día que pasa, se hace más difícil la fe. Y cada día que pasa, hay más gente que anda hecha un lío con esto de la fe. Por eso, me parece que vendrá bien ir poniendo algo de orden en lo que pensamos y sentimos sobre este lío y este embrollo de cosas.

    Lo primero, que deberíamos tener claro, es que una cosa es “lo que” se cree; y otra cosa es “en quién” se cree. No es lo mismo lo uno que lo otro. Ni mucho menos. “Lo que” se cree: se refiere a verdades, dogmas, normas, mandamientos, ritos, ceremonias… “En quién” se cree: se refiere a personas. Y, como es lógico, no es lo mismo relacionarse con “verdades” que relacionarse con “personas”. A las verdades se las acepta con la cabeza y la razón. A las personas se las acepta con el corazón y la vida.

    En sus orígenes más remotos, el asunto éste de la fe se expresaba, en la literatura clásica, mediante el sustantivo griegopistis, que significaba confianza. Así consta en Hesíodo (Op. 372) y Sófocles (Oed. Tyr. 1445). La fe era, pues, una actitud de profundo respeto y credibilidad ante alguien o hacia alguien (hombres o dioses). Se creía en aquela persona a la que se le concedíacrédito, como indica Demóstenes (36, 57). Por eso, la falta de fe era lo mismo que desconfianza (Teognis, 831) o deslealtad(Sófocles, Oed. Col. 611). En definitiva, la fe era lo miismo quefidelidad hacia los demás, como queda claro en Epicteto (II, 4, 1-3; II, 22). Esta misma idea de fidelidad era la determinante de la fe, en el judaísmo en tiempos de Jesús, de forma que un “hombre de fe” (‘anssê ‘amanah), según la literatura rabínica, era el que vivía la fidelidad.

    Por todo esto se comprende que, en los evangelios, se fe se entiende como confianza en Jesús y como fidelidad hacia Jesús. Era, por tanto, la actitud de aquellas personas que veían en la forma de la vida, que llevaba Jesús, la forma de vida que ellos debían llevar también. O sea tenían fe en Jesús quienes se fiaban de él, quienes querían se relacionaban con él sin trampa ni cartón, quienes tomaban en serio lo que decía Jesús. Y estaban convendicos de que, en su vida y en sus enseñanzas, estaba la solución y la respuesta a las aspiraciones más hondas y más serias de la vida.

    Sin embargo, la fe, tal como a nosotros nos la han enseñado, se refiere, más bien, a “tener por verdadero lo que Dios nos ha revelado”. Esto es lo que nos enseñaron en las clases de religión, en los catecismos y en los sermones. Lo cual quiere decir que, en nuestra educación religiosa, se produjo un desplazamiento, de la “fe personal” en Jesús, a la “fe racional” en los dogmas. Lo cual representa una dificultad enorme, casi insuperable, en los tiempos que corren. Porque la “fe racional” en verdades que la razón no entiende, ni puede entender, es algo que sólo se puede aceptar si el que enseña eso merece un crédito y tiene una credibilidad que, en este momento y para mucha gente, ya no lo merece ni lo tiene el clero: obispos, sacerdotes, teólogos… Por eso, la fe se va quedando cada vez más arrinconada o, si se prefiere, más marginada. La fe, de esta manera, se ha quedado como un sentimiento que (por parte de los que pueden) se vive en la intimidad de los sujeros, entre dudas, oscuridades, confusiones, cosas que no cuadran…

    De esta manera, nos hemos metido en un barullo de oscuridades y confusiones. Y así nos hemos alejado de la vida que llevó Jesús y de Jesús mismo. O sea, nos hemos alejado de la fe.

    ¿Tiene esto solución? Por lo menos, la que a mí me sirve es ésta: yo he puesto mi fe-confianza en Jesús. Intento poner mi fidelidad en Jesús. Y eso, para mí, significa en concreto centrar mi vida en el respeto que Jesús le tuvo a la gente; en la estima y la tolerancia que Jesús tuvo a los demás (Jesús sólo fue intolerante con los intolerantes: sacerdotes, fariseos, letrados…); en la bondad, o sea intentar ser siempre bueno, nunca echar en cara nada a nadie, saber soportar las cosas que me resultan impertinentes, poner buena cara siempre… Es decir, a través de estas cosas elementales y mediante la honradez y el deseo sincero de hacer felices a los que se rozan conmigo, así – y sólo así – creo en Dios, creo en el Dios de Jesucristo, creo en el Espíritu de Jesús y su Evangelio. En todo esto es donde yo veo la dificultad y la solución de la fe. Si a alguien le sirve esto y le da alguna luz, me sentiré mejor, mucho mejor.

    Fuente: Teología sin censura

    Ella como pecado. Juan G. Bedoya

    Benedicto XVI equipara la ordenación femenina con los delitos más graves e indigna a teólogos e iglesias de base – Roma se niega a revisar la misoginia de sus primeros sabios

    “De los innumerables pecados cometidos a lo largo de su historia, de ningún otro deberían de arrepentirse tanto las Iglesias como del pecado cometido contra la mujer”. Es la opinión de la teóloga Uta Ranke-Heinemann, compañera de estudios del actual papa, Joseph Ratzinger, en la Universidad de Múnich, entre 1953 y 1954.

    “De los innumerables pecados cometidos a lo largo de su historia, de ningún otro deberían de arrepentirse tanto las Iglesias como del pecado cometido contra la mujer”. Es la opinión de la teóloga Uta Ranke-Heinemann, compañera de estudios del actual papa, Joseph Ratzinger, en la Universidad de Múnich, entre 1953 y 1954. La pensadora católica habla de machismo, pero sobre todo de las políticas de exclusión impuestas por la jerarquía. La Iglesia romana no parece dispuesta a rectificar. El pasado 15 de julio reformó su código para endurecer las penas de los delitos más graves que pueden cometerse en su seno. Junto a la pederastia figura la ordenación sacerdotal de mujeres. La decisión ha causado estupor. Entre las protestas en marcha, destaca la exhibición en autobuses que circulan por el centro de Londres de carteles con la leyenda Pope Benedict. Ordain Women Now! (“Papa Benedicto: ¡ordene mujeres ya!”). Benedicto XVI viaja este mes a Reino Unido, en la primera visita de un pontífice romano a ese país desde que el rey Enrique VIII rompió con el Vaticano en 1534.

    Margarita Pintos, miembro de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, leyó “con estupor” la carta apostólica que, con el título de Normae de gravioribus delictis (Normas sobre los delitos más graves), agrava las penas contra el sacerdocio femenino. “La institución que pretende ser referente moral para la humanidad acentúa una antropología dualista, en la que el hecho de ser mujer es un impedimento para acceder al ámbito de lo sagrado”, afirma.

    Como principio general, no hay derecho a entrometerse en las obligaciones que una religión impone a sus fieles. Quien no esté de acuerdo, tiene la libertad de marcharse, y, antes, la de no entrar. Los laicos no deben escandalizarse porque los obispos execren del divorcio, de la despenalización del aborto o de los curas que quieren casarse. Si quieres ser católico, no te divorcies; si quieres divorciarte, hazte protestante. Solo se puede protestar cuando la Iglesia católica pretenda impedir que se divorcie alguien que no es católico, o predica la insumisión ante una ley que protege derechos, no los impone.

    Pero, muchas veces, la “ideología del apartheid”, como la llama Margarita Pintos, “no solo toca a la institución vaticana, sino que refuerza imágenes de lo masculino y de lo femenino que el patriarcado social ha impuesto con la ayuda del cristianismo”. Pintos concluye que es ese “apartheid antropológico” quien contribuye a mantener y a reforzar la marginación, el desprecio e, incluso, la violencia contra las mujeres.

    ¿En qué doctrinas apoya la Iglesia de Roma su decisión de que las mujeres deben ser excluidas del sacerdocio? Hay respuestas para todos los gustos, con citas de los hombres más doctos de esa confesión. Si no fuese porque lo que Ranke-Heinemann califica de “denigración de la mujer” ha causado dolor y violencias, la sola enumeración selectiva de esa doctrina convertiría estas páginas en una regocijada lectura de verano. Lo malo son las consecuencias. Si la religión más influyente del mundo denigra con saña a las mujeres por boca de sus mejores pensadores, ¿qué esperar de muchos de sus fieles?

    Santo Tomás de Aquino, al que los religiosos acuden cuando se sienten perdidos en cuestiones de doctrina, apeló incluso al argumento libidinoso, para aborrecer el sacerdocio de la mujer. “Si el sacerdote fuera mujer, los fieles se excitarían al verla”. Es la parte simpática de su teoría. Umberto Eco, en sus debates con el cardenal emérito de Milán, Carlo Maria Martini, se mofa de esa idea recordando páginas de Stendhal en La Cartuja de Parma a propósito de los sermones del bello Fabrizio. “Dado que los fieles son también mujeres, ¿qué ocurre con las muchachitas que podrían excitarse ante un cura guapo?”. La simpática disputa entre el autor de El nombre de la rosa y el príncipe de la Iglesia más intelectual del momento se recoge en el libro En qué creen los que no creen.

    En los textos sagrados de las religiones abrahámicas abundan mujeres importantes. Imposible imaginar a Abraham sin la simpática Sara; a Jesús sin la generosa María la de Magdala; a Mahoma sin la madura Jadiya. La literatura antigua no es injusta con la mujer. Entre los privilegios que confirió el fundador cristiano a la mujer no es menor el haberse aparecido a ellas resucitado, antes que a ninguno de sus posteriormente empavonados apóstoles, que habían huido muertos de miedo cuando vieron detenido y condenado a su maestro. Pedro, el primer papa, iba a negarlo hasta tres veces.

    ¿Cuándo se torció todo para la mujer? Cuando los religiosos pusieron en el portal de su actividad el sexto pecado cristiano: el sexo, el hombre como un “ser empecatado” en palabras de san Agustín. Hay antes la increíble historia del Paraíso y la anécdota de la manzana, donde Eva simboliza la tentación y la caída por deseo de inmortalidad (y por curiosidad, gran virtud).

    Aunque parezca raro, la Iglesia católica concibió hasta finales del siglo XIX este relato del Génesis como un documental que debía ser tomado al pie de la letra. ¿Por qué el diablo no se dirigió a Adán, sino a Eva?, se pregunta incluso san Agustín. El demonio interpeló primero a “la parte inferior de la primera pareja humana” porque creyó que “el varón no sería tan crédulo”. Así lo escribe en La ciudad de Dios.

    “La cuestión es que esos roles refuerzan la dominación de unos sobre otras, además de proyectarse sobre la naturaleza y la humanidad”, sostiene Margarita Pintos. ¿Con qué consecuencias? La teóloga alude a las víctimas de la violencia doméstica. “Nos estremecemos con la frecuencia de noticias sobre mujeres asesinadas por sus parejas. Creemos que, si no somos golpeadas físicamente, no somos víctimas de esa violencia. Estamos tan habituadas a vivir en relaciones desiguales que ciertas formas de violencia se tornan normales y no las reconocemos como tales”.

    La inferioridad de la mujer (femina, en latín) se pone de manifiesto ya en ese término latino. El nombre femina proviene de fides (fe) y minus (menos), luego fémina significa: la que tiene menos fe. Todo empezó cuando los primeros sabios cristianos tomaron a Aristóteles como pensador de cabecera. El griego fue quien primero enumeró los motivos más profundos de la inferioridad de la mujer. Ésta debe su existencia a un descarrilamiento en su proceso de formación; es “un varón fallido”. San Agustín solo reforzó ese desprecio, y santo Tomás lo hizo teología de la grande.

    Según el axioma de que “todo principio activo produce algo semejante a él”, en realidad siempre deberían nacer varones. A veces nacen mujeres, que son varones fallidos. Aristóteles llama a la mujer arren peperomenon (“varón mutilado”). El de Aquino traduce al latín esa expresión griega como mas occasionatus (varón fallido). Así que toda mujer lleva a cuestas, desde su nacimiento, un fracaso. La mujer es un producto secundario, que se da cuando fracasa la primera intención de la naturaleza, que apunta a los varones. El sabio de Aquino también sostiene que la mujer “está sometida al marido como su amo y señor” (gubernator), que tiene “inteligencia más perfecta” y “virtud más robusta”.

    La subordinación a los varones es el motivo de que se niegue el sacerdocio a la mujer. “Porque las mujeres están en estado de subordinación, tampoco pueden recibir el sacramento del orden”, sentencia santo Tomás. Se contradice a sí mismo cuando habla también de mujeres en estado de no subordinación a los varones: “Al hacer el voto de castidad o el de viudedad y desposar así a Cristo, son elevadas a la dignidad del varón, con lo que quedan libres de la subordinación al varón y están unidas de forma inmediata a Cristo”. El famoso teólogo, admirado en Roma como un doctor angelicus (maestro angelical), no llega a responder por qué tampoco esas mujeres perfectas tienen derecho a ser sacerdotes.

    ¿Qué habría dicho Jesús ante tanta marginación? El teólogo Hans Küng, que participó como perito en el Vaticano II, responde con una frase de Karl Rahner, el gran pensador de ese concilio: “Jesús no habría entendido ni una palabra”. Es que a veces, como escribió Bertrand Russell, “el mundo que conocemos fue hecho por el demonio en un momento en que Dios no estaba mirando”.

    Mientras las demás religiones cristianas (sobre todo anglicanos y protestantes) siguen ordenando mujeres -algunas ya con la dignidad episcopal-, la Iglesia romana endurece las penas a quienes osen soñar con sacerdotes femeninos. Pero el padre Ángel García, fundador de Mensajeros de la Paz y uno de los grandes eclesiásticos españoles -fue premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1994-, tiene una corazonada. “Tengo la firme esperanza de que, si Dios quiere, este Papa pondrá en funcionamiento el sacerdocio femenino. El día que se levante con buen pie, dirá: ‘Hasta aquí hemos llegado’. Antes de cinco años lo hace. No hay una sola razón para que no pueda haber sacerdotes femeninos. Además, hay mucha presión”, dice el padre Ángel. Se refiere a la falta de sacerdotes, con decenas de miles de parroquias sin pastor. En cambio, son mujeres quienes realmente llenan las iglesias e, incluso, las gestionan.

    No hay indicios de que Benedicto XVI vaya por el camino que sueña el fundador de Mensajeros de la Paz. En su famosa biografía de Jesús, el Papa apenas dedica unas páginas a la mujer, para decir, citando al evangelista Lucas, que el fundador cristiano, “que caminaba con los Doce predicando, también iba acompañado de algunas mujeres”. Lucas menciona tres nombres, Benedicto XVI ninguno. Solo que iban “tres mujeres con Jesús”, sin nombrarlas, “y muchas otras que le ayudaban con sus bienes”.

    No puede ser un olvido casual. Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid, subraya las veces que María Magdalena, por ejemplo, aparece en los textos primitivos: 17 veces en los Evangelios, ninguna vez en Hechos de los Apóstoles. Esta mujer, la más citada, por encima de la madre de Jesús, María, ayudaba a Jesús “con sus bienes”, según el evangelista Lucas, pero ha sido presentada por muchos predicadores como “poseída por demonios”, e incluso de vida licenciosa. Piñero ha dedicado un libro a los “cristianismos derrotados”, con este mismo título. Las mujeres son un rostro perdurable de esa derrota.

    Pese a su indiferencia hacia el protagonismo de la mujer junto al fundador cristiano, Ratzinger no desaprovecha la ocasión para subrayar “la diferencia entre el discipulado de los Doce y el de las mujeres”. “El cometido de ambos es completamente diferente”, concluye. Suyas son ahora las decisiones de endurecer las penas contra el sacerdocio femenino.

    Ramón Teja, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Cantabria, documenta los tiempos en que el cristianismo estuvo dominado por las mujeres, con esta cita a san Jerónimo: “Vigilemos a fin de que las matronas no dominen en las iglesias; estemos atentos a fin de que no sea el favor de las mujeres el que decida sobre los rangos sacerdotales”. Teja cree que la participación o no de mujeres en el ministerio sacerdotal fue un principio práctico para distinguir la herejía de la ortodoxia, de acuerdo con una norma establecida por Tertuliano: “No está permitido que una mujer hable en la Iglesia, ni le está permitido enseñar, ni bautizar, ni ofrecer [la eucaristía], ni reclamar para sí una participación en las funciones masculinas, y mucho menos en las sacerdotales”.

    Una atracción fatal

    Hay una simpática anécdota del papa Juan XXIII ante la exuberante Sofía Loren. Cuando era nuncio en París, el papa del Concilio Vaticano II se encontró en un acto oficial con la actriz italiana, que lucía rumboso escote y una cadena con una cruz de esmeralda adentrándose con coquetería entre sus senos. “¡Benedetto, quel Calvario!” (¡Bendito, ese Calvario!), suspiró con sonrisa desarmante el futuro pontífice. Fue beatificado por Juan Pablo II en el año 2000.

    No todos los eclesiásticos reaccionan con humor. La visión de la mujer como objeto de pecado es cosa de hombres obsesos, y sus reacciones suelen ser maleducadas, por ejemplo esta de san Juan Damasceno: “La mujer es una burra tozuda, un gusano terrible en el corazón del hombre, hija de la mentira, centinela del infierno”. O esta de san Alberto Magno: “La mujer tiene la naturaleza incorrecta y defectuosa”.

    No todos los grandes eclesiásticos son así, ni mucho menos. El teólogo Marciano Vidal lo analiza en su libro Moral de amor y de la sexualidad, con el relato con que el buen san Alfonso María de Ligorio contemplaba un escote(ubera) de mujer. “Pectus non est pars vehementer provocans ad lasciviam” (“El pecho no es parte que provoque vehementemente la lascivia”), escribió el fundador de los redentoristas.

    En cambio, el gran san Agustín escribió que “el marido ama a la mujer porque es su esposa, pero la odia porque es mujer”, y que “nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer”. ¿Hablaba por experiencia? Padre de un chico al que llamó Deodato (Dado por Dios), repudió a la madre sin contemplaciones, aunque “con la promesa de no entregarse a ningún otro hombre”. Antes de convertirse, san Agustín fue un obseso sexual, además de un presumido. Escribe en Confesiones, por lo demás un libro maravilloso: “Fui a Cartago, donde terminé en un bullente caldero de lascivia. En un frenesí de lujuria hice cosas abominables; me sumergí en fétida depravación hasta hartarme de placeres infernales. Los apetitos carnales, como un pantano burbujeante, y el sexo viril manando dentro de mí rezumaban vapores”. Agustín tenía un problema con el sexo. Lo malo es que hizo escuela. Haría bien Roma en desmitificar a sus clásicos.

    Otro que temblaba en presencia de las mujeres fue santo Tomás de Aquino, el mayor de los teólogos cristianos. Encarcelado por sus parientes a causa de su ingreso en la orden de los dominicos, fue tentado carnalmente, instigado por una prostituta vestida con suma elegancia. Se la habían enviado sus propios parientes. Dicen sus biógrafos que en cuanto la vio, el llamado Doctor Angélico corrió a un fuego de verdad, cogió un leño en llamas y echó fuera de la cárcel “a la que quería despertar en él el fuego del placer”. Inmediatamente después, santo Tomás cayó de rodillas para pedir el don de la castidad y se quedó dormido. Entonces se le aparecieron dos ángeles que le dijeron: “Por voluntad de Dios te ceñiremos con el cinturón de la castidad, que no podrá ser desatado por ninguna tentación posterior; y lo que no ha sido conseguido por mérito, es dado por Dios como don”.

    Se dice que Tomás sintió el cinturón y despertó dando un grito. Entonces se sintió dotado con el don de tal castidad que, a partir de ese instante, iba a retroceder espantado ante toda lozanía, hasta el punto de que ni una sola vez pudo hablar con las mujeres sin tener que hacerse violencia. ¿Castidad perfecta? Castidad quiere decir castigo.

    Fuente: Diario El País

    Cada maestrito con su librito. Por Guillermo Mariani

    El diccionario de la astucia

    CAMPO Lo que hizo y hace la mayor contribución a la grandeza del país. Evoca la sencillez y pobreza de los campesinos, de los inmigrantes, de los peones golondrinas. Hace presentes las angustias de los sembradores cuando, a la espera las condiciones meteorológicas favorables, quedan decepcionados con la escasez de las cosechas. Hace imaginar a los que manejan arados y tractores, calcinados por el ardor de las siestas y congelados por los rigores invernales. Inspira compasión y simpatía ante la pobreza de la mesa diaria después del trabajo agotador.

    MEDIOS DE COMUNICACIÓN Modo de integrarse a una sociedad en que nadie puede quedar satisfecho con sus propias experiencias. Ejercicio de la libertad personal crítica (consistente en zapping) para informarse y proceder en consecuencia. Colorido y entretenimiento para mantener el optimismo en la historia cotidiana, de los que por sus empleos o escasas remuneraciones, no pueden acudir a lugares y eventos culturales, artísticos, o de entretenimiento. Elemento insustituible para la educación del pueblo con la atracción de la imagen y la palabra escrita.

    MATRIMONIO IGUALITARIO Atentado contra la familia. Fomento de la degeneración sexual. Situación que contraría las leyes naturales. Frustración para la educación de los hijos por la influencia malsana de una perversión compartida.

    JUICIO Y CONDENAS A VIOLADORES DE DERECOS HUMANOS cortinas de humo para que se olviden los graves problemas por que atraviesa la sociedad actual. Fomento de la venganza y olvido de la grandeza del perdón cristiano. Detenimiento en el pasado que nos impide crecer y agrandarnos como país.

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    Retraso de la economía y aumento desmedido de la pobreza en la Argentina. Aislamiento internacional. Chavismo importado.

    ASIGNACION UNIVERSAL POR HIJO Fomento de la vagancia universalizada. Apropiación de las responsabilidades de los padres. Procedimiento en contra de la cultura del trabajo dignificante. Robo injusto de los aportes de los ciudadanos que se ganan el pan y las otras cosas, con el sudor de su frente.

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    CAMPO: Conjunto de exportadores enriquecidos a costa del trabajo de los pequeños propietarios y productores y la ausencia de respeto ecológico en la utilización y producción de la tierra de todos.

    MEDIOS DE COMUNICACIÓN Monopolio de la información para imponer un pensamiento único ligados en su mayoría a Empresas internaciones capitalistas.

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    JUICIO Y CONDENA A VIOLADORES DE DERECHOS HUMANOS Valiente decisión de acabar con la impunidad más deteriorante de la condición humana, admirada y propuesta como ejemplar por muchos países.

    KIRCHNERISMO Intento de convertir en personal, para hacerlo más vulnerable, un proyecto de país con grandes objetivos, como por ejemplo, la unión latinoamericana, aunque oscurecidos por debilidades y limitaciones explicables.

    ASIGNACION UNIVERSAL POR HIJOS Construcción de una plataforma educativa que permita por el acceso a la libertad y el pensamiento, ser elementos activos en la esperanza de un futuro mejor.

    La astucia política de un sector determinado ha logrado imponer aquellos significados en muchas mentes desprevenidas. El diccionario actual lucha por lograr credibilidad y rectificación de criterios y conductas. José Guillermo Mariani (pbro)