Protester. Por Guillermo “Quito” Mariani

La protesta ha crecido en el mundo. Ya no son los pesimistas y malhumorados de siempre que a todo le encuentran defectos y olvidando los privilegios de que gozan, envenenan el clima social sin ninguna ventaja y sobre todo, sin ningún compromiso comunitario para remediar lo que sostienen que anda mal. Ya no son los que mirando despectivamente a los desempleados, víctimas de abusos, privados de derechos elementales, sostienen que son simplemente un peso social del que habría simplemente que prescindir.

Ahora son multitudes en el mundo. Y multitud de jóvenes. La crisis que, con apariencias tranquilizantes están enfrentando los grandes que la produjeron, ha mostrado claramente sus efectos en el planeta entero.

Y ha brotado la protesta, la indignación, la rebeldía. Con lo que se llamó, la primavera árabe (desde la inmolación de aquel vendedor de frutas en Túnez) se iniciaron los movimientos de protesta que fueron aprovechados por los detentores internacionales del poder de las armas y del dinero, para agudizar represiones y asesinar impunemente a miles y miles de personas, con la excusa de restablecer las democracias. Cuando, en realidad, sólo tenían interés en disponer libremente del petróleo ajeno.

Con distintos antecedentes, las juventudes europeas se volcaron a las calles en grandes manifestaciones señalando a banqueros y políticos como culpables de los ajustes injustos a que la sociedad fue quedando sometida, pagando deudas originadas en la voracidad e ineficacia de los “dueños del mundo”. También Latinoamérica se movilizó con multitudes de jóvenes o sublevados indígenas que, sorteando la seducción de los medios informativos, supieron descubrir el camino casi inexplorado de una mejor distribución de ingresos, de una igualdad en el ejercicio de los derechos, de una independencia económica y política frente a la grandes potencias, de una solidaridad optimista y con sentido social, de una empecinada resistencia a la contaminación ecológica, y de una defensa de las riquezas naturales y humanas de cada nación.

Pero la protesta llegó también para el “gendarme del mundo”, a la cabeza del capitalismo furioso y excluyente: Estados Unidos. En muchas de sus grandes ciudades se hizo escuchar el grito de los que apuntaron directamente a la raíz fundamental de las injusticias y desequilibrios con el “Occupy Wall Street.”

Time había consagrado como la “figura” del 2010, a los 33 mineros chilenos. Para esta misma calificación en el 2011, ha elegido al “protester” el manifestante, el indignado, el rebelde, el disconforme. Y se trata realmente, del colectivo mundial más importante en este año.

Además del reconocimiento de la resonancia mundial del fenómeno de la protesta, hay  más razones para proclamar esta novedad como la más impactante.  El análisis se profundiza afirmando que esta gente está cambiando la historia y la cambiará efectivamente para el futuro. Se trata de la transformación de una política global apuntalada por un conjunto de actores,  reducidos a círculos cerrados y poderosos, hacia el logro de una real globalización igualitaria que incluya de manera efectiva y definitoria a los abandonados o marginados por el sistema. Se puede hablar también de una marcha hacia una redefinición del poder, que parece orientada a la recuperación democrática de una participación más constante e influyente de la sociedad en general, en el proceso y resultados de la gestión de los gobiernos.

Hay banderas levantadas por todo el mundo. El capitalismo logró poner en el centro de todos los valores,  el dinero como la fuente inconmovible del poder y el progreso.  El fenómeno de las protestas, aunque todavía no esté explícitamente clarificado, apunta hacia valores distintos.

La vida por la tierra. Por Luciana Peker

Toda risa. Así la definen a la campesina Eli Sandra Juárez que nació rodeada de quebrachos santiagueños el 12 de julio de 1977. Las fotos la muestran con sus hijos: Damián (14) y Agustina (7), su esposo Gustavo –que cortaba leña, quemaba carbón y criaba animales– o sus ahijadas en la iglesia. Las fotos la muestran pero ella no está. Ni su imagen es reconocida. Eli es una víctima más del atropello de la frontera agropecuaria. Y, como muchas mujeres, es la que le puso el cuerpo a la topadora que se llevó su vida de 33 años de un ataque al corazón cuando fueron a desmontar su tierra. Y, como el de tantas mujeres, su nombre no resuena cuando hay que hacer resonar los nombres para que la memoria haga eco en la Justicia.

La impunidad que no se detuvo en su edad para robarle la tierra que era su vida y que se llevó la vida cuando quisieron dejar seca de soja a su tierra. “Eli era una mujer campesina, esposa y madre, animadora comunitaria en San Nicolás y, como toda mujer del monte santiagueño, se ocupaba de la crianza de sus dos hijos chicos, las tareas de la casa, cuidar los animales, buscar leña para la cocina. También trabajaba como cocinera en la escuela durante las mañanas”, la describe el cura Sergio Gustavo Raffaelli, quien no se conforma con el cielo para la ex presidenta de su capilla. Quiere que su muerte prematura e injusta no se barra como el polvo que se acumula en las puertas de las casillas.

“Eli mostró el camino del compromiso por un tiempo nuevo, resurrección y Pascua. Lo sabemos, lo contrario a resurrección no es la muerte porque la muerte ha sido vencida. Lo contrario a resurrección es la incapacidad de vivir como hermanos y hermanas, es la fiebre posesiva que se refugia en el poder y el tener, actitud propia de miedosos que piensan que su vida está asegurada por lo que acumulan. Eli lo sabía y nosotros también. Podemos considerar a Eli una verdadera mártir –define Raffaelli– y habría que pensar qué nos dice su testimonio, a nuestra iglesia que peregrina en Santiago, tan pusilánime, ante tanta muerte y mentira; casi pactando con el poder que está arrasando no sólo el monte santiagueño, sino también nuestra conciencia y solidaridad, manipulando con la dádiva y despojando con un discurso tramposo a un pueblo que sigue siendo chantajeado por la injusticia en que vive.”

Eli era una mujer que murió plantada como nació y que se explica con tan pocas palabras como hacen falta pocas semillas cuando la tierra es fértil. Fue el 13 de marzo del 2010, a las 17.00, en medio de un desmonte, cuando tres topadoras de la empresa Namuncurá avanzaron sobre las tierras de San Nicolás, con una orden judicial en la mano y policías uniformados asegurando el desalojo de su comunidad. Ni ella, ni su corazón, lo pudieron resistir. Se descompensó después de que voltearan la primera planta. “Esta tierra es nuestra”, gritó y cayó. Hace tres meses el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase Vía Campesina) y la Mesa Provincia de Tierra se declararon en asamblea permanente por el despojo de tierras, el modelo agroexportador, la concentración de la riqueza, el freno de los agrotóxicos, la creación de juzgados de tierras, el freno de los desalojos y el daño al medio ambiente. Hace un mes asesinaron a Cristian Ferreyra. Su crimen mostró la impunidad del acoso a los que defienden sus raíces y que se plantan para defender sus derechos.

Pero antes que Cristian murió Eli y con su muerte se conoció la de ella. El sacerdote Raffaelli explica que el fallecimiento de Eli es consecuencia de la violencia social del desmonte y del rol de trinchera de las campesinas marcadas por su rol de género. “Cuando se produce el conflicto con la empresa Namuncurá la mayoría de los varones estaban trabajando fuera de la provincia, como trabajadores golondrina. Por eso, la resistencia a que avancen las topadoras la realizaron las mujeres, entre ellas Eli.”

Donde no estaban ellos, estaban ellas, donde estaban ellas estaba Eli, donde vinieron las topadoras, arrancaron a Eli como se arranca una planta que no puede subsistir a ras del viento.

 

Fuente Pagina 12

La Santa Cruz, refugio de resistencia. Memoria de los 12

El 26 de octubre último, el Tribunal Oral Federal nº5 condenó a Alfredo Astiz y otros militares, que durante la última dictadura, perpetraron desapariciones y muertes, entre las cuales, doce personas de la Parroquia de la Santa Cruz, de la ciudad de Buenos Aires. 

La sentencia se dio como parte de la denominada “Megacausa Esma”, en referencia al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Ricardo Cavallo y otros miembros de las Fuerzas Armadas fueron hallados culpables de los delitos que se les imputaba por ejercer el terrorismo de estado, la desaparición y muerte de personas.

En particular, Astiz, bajo el seudónimo de Gustavo Niño, se había infiltrado entre religiosos, madres y familiares de desaparecidos que por aquel entonces, se reunía en la Parroquia de la Santa Cruz, de la congregación pasionista. Tras haber marcado a las víctimas, el 8 de diciembre de 1977 dirigió el grupo de tareas que secuestró, torturó y dio muerte a un grupo de doce personas, entre las cuales figuraban la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon.

Varios de estos cuerpos que fueron arrojados al mar, años más tarde se hallaron en el cementerio de Gral. Lavalle (provincia de Buenos Aires) como N.N., y luego identificados por el Equipo de Antropología Forense en 2005. Tras el hallazgo, los restos fueron “sembrados” en el jardín de la Parroquia.

Este último fin de semana, la comunidad parroquial se reunió a celebrar la eucaristía -y como lo ha venido haciendo todos estos años- el encuentro sirvió parta hacer memoria de todo lo vivido, en especial, esta nueva sentencia de parte de la Justicia. De la celebración, participaron los familiares de las doce personas desaparecidas, y tres sobrinas de Leonie Duquet, que vinieron especialmente desde Francia para encontrarse con la comunidad.

Adolfo y Perla Mango, también miembros de la Santa Cruz, manifestaron que “Han sido dos años que gracias a nuestra Fe y a los compañeros con quienes supimos cobijarnos mutuamente, hemos podido sobrellevar las narraciones efectuadas por las víctimas y convertir ese dolor en fuente de luz y de lucha en exigencia de Justicia”.

En el boletín “Comunicándonos” de la Parroquia, Adolfo y Perla hicieron una síntesis de todo lo vivido en comunidad: “Nos marcó mucho el relato de los sufrimientos soportados por las religiosas, las situaciones de dolor a las que fueron sometidas las embarazadas en cautiverio, el destino de sus hijos”.

Y agregaron: “Agradecemos a Dios, Nuestro Señor, este acto de justicia que repara solo algo, porque hasta el momento conocemos parcialmente esta parte de la historia que vivieron nuestros 30 mil compañeros desaparecidos. Porque siguen los juicios. Por la ESMA pasaron 5000 personas. En el 2do y 3er tramo se han presentado hasta la fecha 400 y 500 víctimas respectivamente en las que están incluidos los casos de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics y las catequistas del Bajo Flores como Mónica Mignone y Marta Vazquez de Lugones y otros. Lo importante como sociedad es andar el camino y si nos preguntamos hasta cuándo, hasta la victoria, claro”

El padre Carlos Saracini, párroco de la Iglesia de la Santa Cruz, a su vez, reconoció que el resultado de este juicio que se dio el pasado miércoles 26 de octubre, fue tan trascendente para la comunidad que significó “un salto colectivo, que nos humanizó a todos”.

Sitio oficial de la película “La Santa Cruz, refugio de resistencia”.

José María Arancedo y su minimización del abuso sexual infantil. Por Patricia Gordon

Soledad todavía recuerda su sonrisa, su rostro que sonreía. Los rostros de otras madres que no sonreían. Recuerda lo que sentía. Lo que escuchaba de esa boca que sonreía. Las palabras que salían y que les decía a ellas: “Un abuso sexual no significa tanto”. En ese momento comprendieron lo que no sabían cuando fueron a golpear la puerta de la Iglesia: que el abuso sexual cometido hacia sus hijos iba a enfilar la larga lista de los abusos que la Iglesia ha silenciado a lo largo de los siglos.

José María Arancedo, quien ahora está al frente de la Iglesia Católica argentina, fue una de las tantas personas a las que recurrieron los familiares de niños y niñas abusados sexualmente en el colegio Nuestra Señora del Camino de Mar del Plata. Un profesor (que fue absuelto) y el cura Alejandro Martínez, a cargo de esa Parroquia dependiente del Obispado de Mar del Plata, fueron denunciados.

El abuso significó tanto que una niña contrajo una enfermedad de transmisión sexual. Un niño intentó suicidarse. Otra niña hizo una patología alimentaria y se negaba a comer. Tanto fue el daño que esas escenas perduraron por años en sus cabezas, en un permanente intento de recordar, para algún día elaborar, tanto daño.

Las familias que una vez depositaron su confianza en la educación religiosa perdieron en aquel instante en que la Iglesia les dio la espalda aquel sistema de creencias que habían construido. El entonces obispo (de Mar del Plata) Arancedo paso a formar parte de quienes no sólo minimizaron uno de los peores crímenes de la humanidad, también, en medio de su sonrisa y de esas pocas palabras, se lo escuchó justificando el horror.

Tampoco se quedó atrás en la defensa del Colegio. Inmediatamente aparecieron los peritos de parte del Obispado de Mar del Plata, que contrariamente a lo expresado por catorce profesionales que fueron testigos en el juicio no encontraron en ninguno de los 22 casos que llegaron a juicio indicadores de abuso sexual.

Después de dejar Mar del Plata, Arancedo partió a Santa Fe a reemplazar a otra oveja descarriada, el obispo Edgardo Storni. Y una vez más, con o sin sonrisa se le escucharía decir que un abuso no es un abuso, en relación a otro nuevo escándalo por vejámenes a seminaristas por el cual el Obispo de Santa Fe fue condenado, en diciembre de 2009, a ocho años de prisión por abuso sexual agravado. Las familias de los niños marcharon incansablemente desde la costa hacia la catedral. Se paraban en las escalinatas de espaldas a la iglesia que les dio la espalda.

Para los niños y niñas no hubo aún un solo gesto, una sola palabra, una sola mirada –de parte de quienes deberían haber creído en su dolor– de disculpa ni de arrepentimiento.

Patricia Gordon es Psicóloga, ex terapeuta de niños/as abusados/as en el Colegio Nuestra Señora del Camino de Mar del Plata.

Fuente: Pagina 12.

Feminismo y liberación. Por Teresa Forcades

La productora venezolana Guarátaro Films ha realizado una  entrevista a la religiosa catalana Teresa Forcades, donde habla sobre feminismo, planificación familiar y aborto en el contexto venezolano. El vídeo se ha realizado en la comunidad de Carapita, Caracas, Venezuela, durante una visita de la monja benedictina, durante la que afirmó que “ante todo, hay que evitar que haya mujeres que se vean a sí mismas como ‘¡qué lástima ser mujer!’, sino al revés ‘¡qué gozo ser mujer!’”.

 

 

 

 

Y la ley de tierras duerme. Por Guillermo “Quito” Mariani

De repente, así como dueños de la vida y de la muerte, dos sicarios de Ciccioli el empresario santafesino asociado con Julianes, Villa, Saud y otros que están empeñados en acaparar tierras de Santiago del Estero para sus emprendimientos agrícolas, violan el domicilio y asesinan a Cristian Ferreyra. ¡Se acabó el problema! Los empresarios creen haber dado una lección intimidatoria que será tomada en cuenta por muchos de los campesinos indígenas que habitan desde sus ancestros,  los campos fértiles de la zona Norte de los departamentos Copo, Pellegrini y Alberdi.

Porque un grupo sin escrúpulos, ha puesto los ojos en ellos, para agrandar sus posesiones y su capital.

No es novedad, desde hace cuatro meses, que los campesinos de la zona sufran además de ofertas tentadoras, menosprecios, amenazas y maltratos por los personeros de los citados empresarios.

Mientras la ley de tierras queda dormida en el Congreso, los acaparadores de “avivan” anticipándose al 10 de diciembre, en que es posible que quienes los favorecen en la legislatura,  disminuyan su influencia en el ámbito nacional, por la composición de las cámaras legislativas y la asunción de la reelegida presidenta.

Y por eso han iniciado una campaña más agresiva y convincente. “Antes,  y para sembrar su soja, siembran muerte.”

Cristian Ferreyra, un joven  campesino de sólo 25 años fue asesinado a cara descubierta y sin ninguna contemplación por los Juárez, enviados a su domicilio con orden expresa de terminar con su resistencia desde la CCCOPAL MOCASE (vía campesina) a entregar esas tierras que la dirección provincial de bosques, traidora e ilegalmente, autorizó para desmontar, a pesar de estar radicadas allí varias familias campesinas.  Dos compañeros de Cristian quedaron también heridos por el tiro de escopeta. Uno de ellos, de gravedad.

El hecho sucedió en las proximidades de “Monte quemado” en la comunidad de San Antonio.

La noticia ha sido eclipsada casi absolutamente por los detalles dolorosos del asesinato del pequeño Tomás, a consecuencia de una venganza por desavenencias conyugales. Y ciertamente es muy doloroso para el país que haya gente tan excitada por el odio que llegue al asesinato de un niño inocente. Con otras características se ha repetido el desconcierto y la indignación  general por el asesinato de Candela.

Pero nada puede hacer callar a una prensa que estuviera comprometida con la verdad y la justicia, acerca de la alevosía de un asesinato como el acontecido en San Antonio. La llamada Ley de tierras, feliz iniciativa del gobierno nacional está manoseada y cajoneada en la legislatura. Detrás de ella, seguramente, se mueven muchos intereses. Que untan las manos y ponen llave a los cajones.

El conflicto con el llamado Campo, dejó marcada innegablemente una huella muy profunda, mostrando lo que puede el poder corporativo de los más ricos contra las organizaciones populares defensoras de los derechos de los más pobres. Si el Estado no aparece afirmando y exigiendo el respeto a esos derechos, no está cumpliendo con su deber fundamental. El ejecutivo nacional sin leyes poco puede hacer. Y el Congreso posterga lo que no responde a intereses muy marcados de los más poderosos.

Pero, desde abajo, desde los indígenas puestos de pie y desde las organizaciones populares de campesinos sigue brotando el grito a la vez indignado y esperanzado. ¡Ni un metro más, la tierra e nuestra! Y sobre todo ¡Ni un muerto más que criminalice la usurpación de la tierra!

Está bueno indignarse. Por José Nicolás Alessio

Esta bueno indignarse.  Se estremecen las tripas

Desde finales de los 70, la reflexión de fe de las comunidades en Latinoamérica, consideró como punto de partida de sus compromisos por la liberación de los empobrecidos, la “indignación ética”[i]. Ante el dolor humano inocente no puede haber indiferencia. En la parábola del samaritano, las traducciones del texto de Lucas suelen decir “al verlo, sintió compasión” “viéndole fue movido a misericordia”. El término griego usado significa literalmente “se le revolvieron las tripas”. Eso es indignarse, cuando te duele en tu propia carne interior el dolor de “otro”. Esto lo ha subrayado magistralmente Gustavo Gutiérrez cuando señala que más que “ser prójimos”, “nos hacemos prójimos” de aquellos sufrientes que somos capaces de ver y ante los cuales se nos estremecen las tripas.

Es un primer paso, sentir con el otro su misma “pasión-sufrimiento”. Eso es “compasión”.

Hoy se está desplegando un movimiento globalizado de “indignados”. Tiene su origen en España, estalló el 15 de Mayo del 2011,  pero obviamente no aparece como un hongo luego de la lluvia. Hunde sus raíces en múltiples reacciones sociales (jóvenes, desocupados, etnias masacradas, minorías olvidadas, campesinos, militantes políticos) fundamentalmente “anti-globalización”, podemos recordar aquellas contra la Organización Mundial de Comercio[ii], los “Foros Sociales”, las “Cumbres de los Pueblos” y un buen tiempo antes los movimientos como el Zapatista[iii], el de Mujeres, el de Etnias Nativas o de Campesinos. Todos, de alguna manera, desde sus propias cosmovisiones hacen una crítica profunda a este mundo real del “nuevo orden neo-liberal” y apuestan por “otro mundo posible”.  Reaccionan por diversas motivaciones, pero sobre todo reaccionan ante una situación planetaria que no da para más. Situación que fundamentalmente afecta a la humanidad toda. Desde la cuestión económica que hace del capital financiero un ídolo que se cobra vidas humanas, hasta el límite de la producción-consumo de las sociedades privilegiadas del primer mundo que están literalmente aniquilando el planeta (agotamiento de recursos naturales, contaminación, manipulación) pasando por las invasiones militares de EEUU sin ningún límite ético, el asesinato del líder libio Muamar Kadafi, por razones económicas, vuelve a confirmarlo.

Si bien es muy pronto para hacer una evaluación de sus estrategias, de su capacidad para tener continuidad y de su eficacia de transformación, debiera quedar claro que la comunidad de los discípulos de Jesús tiene razones suficientes para acompañar a este movimiento de indignación. Las Iglesias cristianas debieran ser las primeras “indignadas” si quisieran ser fieles al mandato de Jesús. Sin descartar que  no faltan severas razones para indignarse “en” y “de” las Iglesias, al menos nosotros, lo afirmamos contundentemente de la Católica Romana[iv].

Nuestra espiritualidad-modo de vida según el Espíritu de Jesús[v], es la del samaritano. Sentir como propio el dolor del mundo, padecer con él. Pero esto es insuficiente. Debemos pasar de la indignación a dignarnos. Dignarse es hacerse cargo, es hacer algo, es tarea, es acción. Es informarse, es reflexionar juntos, es imaginar alternativas. Estamos transitando un tiempo crucial. Ya se decía, cuando la energía atómica se tradujo en armas atómicas, que por primera vez el hombre podría acabar definitivamente con sí mismo y su mundo habitable. Hoy estamos en una situación más crítica aún. Tomar postura es un imperativo ético-agónico que nos pone en el límite entre la vida y la muerte.  También es estar en la calle manifestando cuando la realidad lo exige. También es saber votar con conciencia, también es participar en las organizaciones del barrio, de la ciudad. Es meterse en la política, en el gremio, en la cooperativa. Es participar, no ser indiferentes, porque la dignidad de lo que somos y queremos ser, si no la defendemos, la estamos regalando.

 

 

Notas

[i] He intentado encontrar el origen de la frase “indignación ética” en la teología de la liberación, la única referencia encontrada que tengo es la de Luiza E. Tomita, que comienza su trabajo Desafios a la Teología de la Liberación desde una perspectiva feminista

(http://www.teologialatinoamericana.org/index.php?option=com_content&view=article&id=82:desafios-para-la-teologia-de-la-liberacion-desde-una-perspectiva-feminista&catid=59:teologias-emergentes&Itemid=73)

diciendo “La Teología de la Liberación que apareció en los años 70, formó la base teórica para la Iglesia de los Pobres. Ella partía de una indignación ética frente a la pobreza y la marginación de grandes masas de nuestro continente (L. Boff 1977), y propone un proceso de liberación en el que los pobres puedan recuperar su dignidad olvidada y contribuir a la gestación de una sociedad más justa y más fraterna.” El libro de Boff citado es Eclesiogênese: As Comunidades Eclesiais de Base reinventam a Igreja. Petrópolis: Vozes., texto posterior al de Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación Perspectivas.

[ii] Por ejemplo, las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seattle sucedidas entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 1999 donde miles de personas convocadas principalmente por sindicatos, organizaciones ecologistas, profesionales, anarquistas, y personas comunes, se movilizaron en las calles de Seattle contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) hasta hacer fracasar la llamada Ronda del Milenio. Están consideradas como el inicio de una nueva etapa del movimiento antiglobalización, a partir del cual han tenido lugar protestas masivas en todas las cumbres de la OMC. La mayor manifestación, conocida como N-30 o Batalla de Seattle, tuvo lugar el 30 de noviembre. Según el departamento de policía de Seattle esta manifestación contó con 40.000 participantes aproximadamente.

[iii] En mi opinión fue el grito desde las tierras mexicanas el “momento primero” de crítica profunda al sistema neoliberal globalizado. El Subcomandante Marcos, popular por su aparición pública con un pasamontañas sin dar a conocer su nombre real, es el líder del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) desde 1994, año de su formación. El evento fundacional del ejército fue el 01 de enero de 1994, cuando organizados militarmente con las comunidades indígenas zapatistas de la localidad de Chiapas, tomaron varias cabezas municipales, pronunciándose en contra de los “malos gobernantes y el sistema capitalista” y reclamando democracia, libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas.

[iv] En España, solo para citar un ejemplo que no sea el escándalo de los casos de abusos sexuales del clero, veamos “Para hacer posible la Jornada Mundial de la Juventud ha sido necesario un pacto con estas fuerzas económicas y políticas, que refuerza la imagen de la Iglesia como institución privilegiada y cercana al poder, con el escándalo social que ello supone, particularmente en el contexto de la actual crisis económica”. El Foro de Curas de Madrid, que aglutina a 120 sacerdotes, presentó ayer un rotundo comunicado sumamente crítico con la Fundación “Madrid Vivo“, que financia en buena medida la Jornada Mundial de la Juventud. “Los mecenas de Rouco blanquean su dinero pasando por la sotana del Papa”, denuncian los sacerdotes, que cuestionan la oportunidad de gastar decenas de millones de euros -tanto de las arcas públicas como del patrocinio de empresas de “dudosa ética”- en mitad de la crisis económica” Ver nota en http://www.periodistadigital.com/religion/juventud/2011/06/21/religion-iglesia-jmj-foro-curas-madrid-documento-mecenas-rouco-madridvivo-.shtml

[v]  “El origen de esta espiritualidad, la pasión que está en el origen de este espíritu, es lo que está también en el origen de la Teología y la Espiritualidad de la liberación. Y es lo que está en el origen de toda utopía revolucionaria “una persona no se hace revolucionaria por la ciencia, sino por la indignación”  De Maria Vigil y Pedro Casaldaliaga Espiritualidad de la liberación, citando a C. y L. Boff, Cómo hacer teología de la liberación, ed. Paulinas, Madrid 1986, pp. 10 ss. Y M. Merleau-Ponty, Humanisme et terreur, París, 1956, p. 13

 

 

¡Estoy fascinado! Por Eduardo de la Serna

¡Realmente fascinado! Escuchar hablar de “pro-vida” es algo que me subyuga y conmueve hasta lo más hondo. Es cierto que nunca pude imaginar que alguien defendiera grupos “pro-muerte”, pero gobernadores, diputados, senadores, políticos y hasta algún obispo se convocan “en defensa de la vida”. ¡Maravilloso! (aunque debo manifestar una nueva pregunta: uno de los obispos convocados fue “castrense”, y no me parece que sea la característica principal de las Fuerzas Armadas la “defensa de la vida”, ¿o sí?).

Sin embargo, mi fascinación no logra salir de cierta confusión: los defensores del peor genocidio económico que ha vivido América latina (el neoliberalismo), con desocupación, desnutrición, hambre, es decir, “muerte”, ¿son pro-vida?; los defensores del genocidio dictatorial con desapariciones, violaciones, negación de las identidades de niños, secuestros, asesinatos, y personas vivas tiradas al río o al mar, ¿son pro-vida?; los defensores de guerras como la de Irak (y tantas otras, como sostenedores de egipcios dictadores, por ejemplo), los aliados de los saqueadores de recursos y provocadores de muerte por petróleo, diamantes, ¿son pro-vida?

Quisiera tener esto claro, porque me confunden un poco estos sabios…

Y debo decir que mi confusión aumenta cuando veo que muchas veces, ¡casi siempre!, son los mismos. Los que han defendido guerras, dictaduras y modelos económicos de muerte, son los mismos, y salen a proclamar la defensa de la “vida”. ¿Qué es la vida para estos personajes? ¿De sólo nueve meses se trata “la vida”? La vida digna, con justicia, ¿no la defienden?; ¿la vida de los jubilados?, ¿los torturados?, ¿las violadas en los campos de concentración?, ¿los esclavos contemporáneos que utilizan sus amigos?; ¿los pobres que aprenderá a torturar la Policía Metropolitana?

¡Vida! ¿Estaban allí cuando se votó para que los jubilados tengan dos aumentos anuales?, ¿o que se anulara el perverso sistema de AFJP?, ¿y la Asignación Universal por Hijo?, ¿y el plan Conectar Igualdad?; ¿dónde estaban cuando se consideraron de “lesa humanidad” las violaciones de derechos humanos? ¿No es “vida” eso?

Pero cuando veo que a eso se suma una crítica al matrimonio igualitario (¿cuál sería el atentado contra “la vida” en este caso?), y la crítica a “la ideología de género”, me confunden más todavía. ¿Será que realmente estos señores y señoras (perdonen el lenguaje inclusivo, pero los que miramos desde una perspectiva de género solemos usarlo) son realmente defensores de “la vida” o son más bien defensores de una ideología que usa la vida –unos pocos meses de la vida, debemos decirlo– como excusa para sostener sistemas de muerte? Es bueno que tengan ideología; ¿quién no la tiene?, pero me permitirán que desde una irrestricta defensa de la vida, y vida digna, y de los derechos conculcados, manifieste mi más profundo de-

sagrado y rechazo a una simple cosa, quizás menor: no acepto que los que yo tengo por adalides de la muerte nos quieran hablar de “vida”, y que utilicen un lugar de la democracia –palabra que la mayoría de ellos y ellas desconoce– para levantar sus negras banderas de cruzada.

* Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.

 

Fuente Pagina 12

Derecho al Aborto. Entrevista a líderes religiosos argentinos

CUESTION DE FE

Aun cuando parezca monolítica la oposición de las religiones con más representación en el país a la despenalización del aborto, esta postura en contra del derecho a decidir de las mujeres sobre sus propios cuerpos no es una verdad revelada ni un dogma. Tanto en las iglesias cristianas –católica, evangelista o metodista– como en la religión judía hay voces disidentes dispuestas a dar debate y a poner en cuestión esta supuesta defensa de la vida de la que se apropia la prohibición y que oculta cuántas muertes de mujeres provoca el aborto clandestino.

Por Luciana Peker

“Para el teólogo Santo Tomas de Aquino la vida se transformaba en humana cuando había animación y esto era a los cuarenta días en el caso de los hombres y a los noventa días en el caso de las mujeres (¡porque somos más lentas¡) pero no desde la gestación. Es importante saber que en la doctrina hay diferentes posiciones y en la Iglesia Católica también hay distintas expresiones como la teología feminista (que interpreta a la Biblia con ojos de mujer) o la teología de la liberación”, explicó María Teresa Bosio, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir. Ella trasciende la teoría y lleva a la práctica la fe en el apoyo al proyecto por el aborto legal, seguro y gratuito que ya está en el centro del debate social en lo que resta de este año y del que viene.

“Nosotras somos disidentes de la jerarquía católica, pero queremos ser parte de ella. Hay muchas mujeres y varones que piensan como nosotras a favor de la despenalización del aborto porque genera víctimas dentro de los sectores más pobres”, resalta. “El aborto no es nuevo y tampoco el rechazo de la Iglesia. Pero sí ha cambiado la posición católica que no fue igual en toda su historia”, relató la filósofa feminista y legisladora porteña (hasta el 10 de diciembre) Diana Maffía. “El maestro Aristóteles decía que todos los seres humanos estaban destinados a ser perfectos (o sea, varones), pero que a las mujeres nos faltaba un poco de cocción. Somos como un microondas fallado”, ironiza Maffía. “Mientras que Santo Tomás y San Agustín deberían ser excomulgados antes que las feministas”, aleccionó, aun con ironía redoblada por su concepción sobre el comienzo de la vida. Y argumentó: “Es la mujer la que tiene que tomar una decisión ante el conflicto moral. El problema es que la imperfección que se nos ha asignado históricamente –por ser supuestas portadoras de una racionalidad de segunda– es la que justifica que no podemos tomar nuestra decisión sin preguntarle al juez, al médico, al marido o al cura simplemente porque, según esa antigua concepción, sus embriones cuajaron antes que el de las mujeres. Es interesante que la Iglesia descalifica a las mujeres que ponemos el cuerpo, la subjetividad, el intelecto y las emociones para que el embrión crezca. Ya que, aún con su concepción, el embrión no crece solo, sino gracias a las mujeres”.

“¿Por qué tenemos que aceptar la visión homogénea que determina quién es persona y quién no? –cuestionó el rabino Daniel Goldman, de la Comunidad Bet El, en un debate sobre religión y aborto convocado por la diputada Cecilia Merchán en el Congreso–. En la tradición judía hay una gran discusión acerca de si el feto es persona. La madre, en caso de peligro, tiene derecho por sobre la vida del hijo. Decimos peligro físico, psíquico, y yo le agregaría peligro con responsabilidad social. Así que este es un buen comienzo.”

LA LEY QUE ESTA POR NACER

“El año de la vida”, caratuló el Episcopado Argentino al 2011 con el afán de “priorizar en nuestra patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones poniendo especial atención en los niños por nacer como en nuestros hermanos que crecen en la pobreza y marginalidad”. Sin embargo, hay otros religiosos y religiosas que también luchan por la vida pero con otra visión de la y las vidas. “No sólo creyentes, sino creíbles”, es una frase de monseñor Pedro Casaldáliga que, tal vez, resuma no sólo posturas personales, sino la posibilidad de tener otras posturas ante los retos de la vida sin abandonar la fe. Es el caso del presbítero cordobés Guillermo “Quito” Mariani, quien después de publicar su libro Sin tapujos –en donde relataba una experiencia amorosa de su juventud–, fue castigado por la jerarquía eclesiástica. “En la Iglesia hay dos líneas –argumenta Mariani–. La conservadora tradicional y la que surgió luego del Concilio Vaticano Segundo. Esta línea, que vino con toda una serie de cambios que se estaban dando en la sociedad, apareció como irrefrenable, pero al tiempo reaccionó la postura conservadora que se puso a la defensiva. En este sentido, la posición de no dar el debate ignora los derechos de la sociedad civil. Además, su calificación del aborto –como una interrupción de la fecundación– tiene un sustento poco científico. En su historia, la Iglesia fue incorporando los avances científicos. ¿Por qué ahora no? Es una cuestión de autoritarismo.”

“Se ha manejado desde la tradición judeo cristiana el tema de la culpa como una forma de dominación de la condición humana de la que hemos hecho un negocio”, admitió Frank de Nully Brown, obispo de la Iglesia Evangélica Metodista en el seminario “Religiones, Matrimonio Igualitario y Aborto, alianzas con y entre actores religiosos por los derechos sexuales y reproductivos en Argentina” que se realizó el 14 de junio, en el Instituto Universitario Isedet y estuvo organizado por el Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) del Instituto Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires; Católicas por el Derecho a Decidir y el Instituto Hemisférico de Performance y Política, de la Universidad de Nueva York, con el respaldo de la Delegación de la Unión Europea en la República Argentina.

NI A FAVOR NI EN CONTRA

En el debate sobre la descriminalización del aborto hay una falsa dicotomía que los y las religiosas tienen como objetivo desarmar: “No hay que entrar en el debate a favor o en contra porque esto no es River-Boca. Yo no creí que iba a salir el matrimonio igualitario en la Argentina y salió”, apuntó el obispo de la Iglesia Evangélica Metodista. Y agregó: “Se ha manipulado sobre quiénes estamos a favor o en contra y no se puede discutir desde allí. El aborto es una circunstancia a la que se llega y a la que no se quiere llegar. Mi deseo es que ninguna mujer tenga que abortar en la Argentina y en el mundo. Es un deseo ambicioso pero es mi deseo. Sin embargo, no quiero que una mujer, si tiene capacidad económica, pueda salvar su vida y si no la tiene quede librada a su destino”.

La diputada cordobesa Cecilia Merchán, acostumbrada a ser la voz en las mesas de debates que escenifican en la televisión la idea de las dos campanas, traslada su experiencia como panelista a la reducción mediática del aborto como si se tratara de un ajedrez sin piezas grises. “La gran mayoría de los periodistas están a favor de la despenalización del aborto. Pero les encanta el circo y si tienen a mujeres agarrándose de los pelos y te ponen la ecografía con el feto de imagen de fondo mejor”, denuncia.

UNA LUCHA POR LA VIDA

Desde otro sector, la diputada evangelista Cynthia Hotton promueve, junto a la Universidad Austral (vinculada con el Opus Dei), el “Protocolo por la vida”, que promueve la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina. Mientras que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, priorizó durante su discurso en la tradicional caminata a la Virgen de Luján defender la vida “de los que van a venir”.

Sin duda, la advertencia es una amenaza a una reforma legal en la pelea contra el avance de la despenalización del aborto, que se va a discutir el 1º de noviembre, en la Comisión de Legislación Penal, del Congreso de la Nación. La diputada (hasta el 10 de diciembre) Merchán, contextualizó: “Es el proyecto que tiene más apoyo en el Congreso: lo avalan dieciséis universidades nacionales, doscientas cincuenta organizaciones sociales y cincuenta legisladores/as. Por eso, en base a la construcción colectiva, tengo optimismo respecto de la aprobación de esta ley. Pero los que están en contra se han unido y aggiornado porque hemos avanzado tanto que si no, están en el horno. Perdieron una batalla muy fulera (para ellos) que fue la del matrimonio igualitario y ahora están viendo cómo hacen para no perder otra”.

En contra de estos respaldos, las iglesias (evangélicas y católicas) que ya se unieron bajo el color naranja en la derrota de su postura pro heterosexualidad obligatoria, auguran que la religión va a aparecer como la gran enemiga de la posibilidad de decidir y de resguardar la salud de las mujeres. Sin embargo, no hay una sola religión. Ni una sola concepción de vida. “Se hace el juego de identificar a quienes estamos a favor de la despenalización del aborto como personeros de la muerte cuando la despenalización tiene que ver profundamente con la vida. Tenemos que apoyar que la ley salga porque está a favor de la vida”, diferenció De Nully Brown, quien profundizó: “Desde la pastoral proponemos redes de contención para no llegar al aborto y, en caso de que una mujer aborte, que la intervención se realice en un hospital público”.

En ese sentido, coincidió Maffía: “¿La represión es eficaz? Suponiendo que no la discutimos, igualmente, es totalmente ineficaz para defender la vida de los embriones y de las mujeres. Por eso, estamos a favor de la vida. Nosotras defendemos la vida y queremos una vida digna no sólo para el embrión”.

Por su parte, el pastor Lisandro Orlov, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, manifestó: “Es necesario sacar el tema del Código Penal para ponerlo en perspectiva de derechos humanos, del Evangelio y de los derechos de las personas. Esa es una necesidad de nuestra iglesia, es una necesidad pastoral. Pero también estamos apoyando la legalización porque tenemos que sacar el tema del aborto de la clandestinidad. El respeto de la autonomía es un valor que no podemos negociar. El cuerpo humano es el primer espacio donde ejercemos los derechos de ciudadanía. Nuestra Iglesia decidió, a pesar de las tensiones dentro de nuestra propia comunidad, que no podemos guardar silencio. Teníamos que hablar porque nuestro silencio nos hacía culpables de la cantidad de mujeres pobres que mueren cada día en América latina. La legislación prohibicionista ha mostrado que no está protegiendo la vida. Y yo quiero proteger la vida”.

MUCHA OPOSICION, MUCHOS ABORTOS

El otro fracaso de la prohibición del aborto es su falta de efectividad. Bossio, de Católicas por el Derecho a Decidir, cuestionó el poder de la jerarquía eclesiástica para convencer a sus fieles de no ejercer las prácticas que critican. “La prohibición religiosa no ha disminuido la cantidad de abortos”, sentenció. Los argumentos de Goldman también coinciden: “El aborto se practica le guste a la vecina, al maestro, al juez, al religioso o al legislador”. El obispo De Nully Brown agregó: “La penalización del aborto no salva vidas. Ni sirve para nada. Han crecido la cantidad de abortos y de muertes. Pero además, para penalizar realmente los abortos tendríamos que tener un Estado gendarme que vigile a todas las mujeres en edad fértil, y aún así –descartó– se castigaría a la mujer porque es muy difícil encontrar al hombre hasta si se hace un ADN. Por eso la penalización del aborto, en realidad, es inaplicable”.

El también cuestionó las frases rimbombantes que alientan a continuar los embarazos, pero que ocultan la cantidad de mujeres de fe que interrumpen esos embarazos. “Hay mucha hipocresía porque esto también les ocurre a las mujeres católicas, evangélicas y musulmanas”, desnudó.

“La defensa de la legalización del aborto en un hospital público se contrapone al comercio clandestino que gana con la penalización del aborto y que mueve mucho dinero. No sólo los religiosos hacen lobby en el Congreso, también los que ganan con ese comercio”, sentenció De Nully Brown. “¿Qué es el aborto?”, se preguntó Maffía. Pero la respuesta no fue filosófica sino constante y sonante: “Es un gran negocio que mueve millones y en el que tienen que gastar, muchas veces, su poquitísimo dinero las mujeres más humildes. Por eso, se opusieron al aborto la Facultad de Medicina y Asociaciones de Ginecología. No son casuales estas objeciones. El dinero mueve al mundo y a veces llega al útero de las mujeres”.

 

Fuente Página 12

Otra nieta a la que se le restituye su identidad y su historia. Por Abuelas de Plaza de Mayo

COMUNICADO DE PRENSA

Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos compartir nuestra enorme felicidad por la restitución de la identidad a otra de nuestras nietas. Se trata de Laura Reinhold Siver, la hija de Susana Leonor Siver y Marcelo Carlos Reinhold, nacida en febrero de 1978, por cesárea, en el Hospital Naval. Con ella, suman 105 los casos que hemos resuelto.

El matrimonio fue secuestrado el 14 de agosto de 1977 en Haedo, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, y llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En ese momento, Susana estaba embarazada de alrededor de cuatro meses.

Varias denuncias empezaron a llegar desde 1985 a la institución. Fue importante en particular una ante la Conadep que mencionaba el caso e involucraba a los represores Gallo, Vildoza, Bianco y Miara, partícipes directos –entre otros– de la apropiación de nietos que luego fueron restituidos.

Desde hace mucho tiempo teníamos la sospecha de que Laura podía ser una de las nietas que buscábamos. En marzo de 1982, Luisa Bermúdez de Reinhold, madre de Marcelo y suegra de Susana, se había acercado a Abuelas para denunciar la desaparición de su hijo y su nuera y así iniciar la búsqueda de su nieta.

Los padres

Susana nació el 14 de mayo de 1955, en la ciudad de Buenos Aires. Era la del medio de tres hermanos. Su padre era maestro mayor de obras y su madre, ama de casa. La familia vivía en el barrio porteño de Parque Chas y Susana cursó la escuela secundaria en el Colegio Normal Nº 1.

Marcelo nació el 2 de abril de 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Era el menor de tres hermanos. Su papá era abogado y su mamá, profesora de portugués. Vivieron siempre en Haedo.

Susana y Marcelo se conocieron mientras estudiaban Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Allí comenzaron su relación y tiempo después se casaron en la localidad de General Madariaga. Marcelo se recibió de abogado, Susana no alcanzó a terminar la carrera. Ella trabajaba en un estudio jurídico y él en una fábrica.

Ambos comenzaron a militar en la Juventud Universitaria Peronista y continuaron en la organización Montoneros. Al joven sus compañeros y amigos lo llamaban “Chelo”. Durante una razzia en la Facultad de Derecho, en 1975, fue detenido y permaneció como preso político durante dos o tres meses, recorriendo los penales de Devoto, Rawson y Resistencia, hasta ser liberado.

Secuestro y cautiverio

El 14 de agosto de 1977, unas quince personas armadas, de civil, ingresaron en el domicilio de Luisa Reinhold, en Haedo. Buscaban a Marcelo. No lo encontraron. En ese operativo, a cargo del Servicio de Inteligencia Naval –bajo el mando del capitán de corbeta Luis D’Imperio–, secuestraron a Susana, que estaba embarazada de unos cuatro meses, y a Alejandro Odell, un amigo de la familia que se encontraba de casualidad en la casa. Marcelo fue detenido horas más tarde en otro lugar. Los tres fueron llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada.

Sobrevivientes de ese centro clandestino de detención contribuyeron a reconstruir el relato de lo sucedido a la joven pareja. Susana fue interrogada frente a su marido, mientras éste era torturado ferozmente. Luego, fue llevada al sector “Capuchita”, donde estuvo alrededor de dos meses, encapuchada y con grilletes en los pies. Su marido también permanecía en la “Capuchita” pero sólo podían comunicarse entre sí unos minutos cuando, esporádicamente, un guardia más “permisivo” los llevaba al baño al mismo tiempo.

En octubre, Susana fue llevada a la sala destinada a las embarazadas, donde permaneció junto a la detenida María José Rapella de Mangone. En noviembre de 1977 fue llevada de nuevo a la “Capuchita”, donde pudo compartir cerca de una hora con su marido y despedirse. Al día siguiente, Marcelo fue “trasladado” y hasta hoy continúa desaparecido. Susana volvió a la sala de embarazadas con otras parturientas.

A fines de enero de 1978, comenzaron los dolores de parto. Según los testimonios, el médico Jorge Luis Magnacco, quien habitualmente atendía a las embarazadas de la ESMA, estaba de vacaciones, por lo que el jefe del servicio de ginecología del Hospital Naval determinó su traslado precisamente al Hospital Naval para realizarle una cesárea porque no podía efectuarla en la ESMA. En febrero de 1978, dio a luz a una “nena rubia”, según consignó un testigo.

Susana alcanzó a amamantar a Laura y a estar con ella unos quince días. Las compañeras de cautiverio de Susana recuerdan que Laura era muy pequeña y por eso la llamaban “Lauchita”. También cuentan que los marinos le tenían preparado un moisés grande lleno de ropa blanca para cuando naciera y que a Susana le habían hecho escribir una carta luego de hacerle creer que le entregarían la niña a sus abuelos.

Felizmente,  Laura, que siempre tuvo dudas sobre su identidad, en junio de este año accedió a realizarse voluntariamente los análisis de ADN, en el Banco Nacional de Datos Genéticos, a través de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). El 2 de agosto, el Banco informó a la CONADI que la joven incluye en un 99,9 por ciento en la familia Reinhold-Siver.

 

Ciudad de Buenos Aires, 8 de agosto de 2011.

Link con la conferencia de prensa de Abuelas de Plaza de Mayo :          http://www.youtube.com/watch?v=foC6309XfQA

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