Así fue “lo de La Cripta”. Por Guillermo “Quito” Mariani

Domingo 1ro. de Mayo de 2011. A las 19 comienzan a descender de colectivos y automóviles, que paulatinamente van ocupando los lugares de estacionamiento y los alrededores de la Cripta, las dóciles ovejitas convocadas para una estampida.
Después, llegan los pastores, cada uno con su valijín portador de los sagrados ornamentos de su jerarquía. Y enfilan sin ninguna vacilación hacia las escaleras de acceso a la casa parroquial donde los está esperando el rabadán* mayor.
El encuentro para la toma de posesión del nuevo párroco está fijado para la misa de las 20. A las 19.30, la Cripta, con capacidad para 450 personas sentadas, se muestra atestada de gente que cubre hasta los pasillos. Son los fieles que acompañan al arzobispo Ñáñez y al nuevo párroco. Cuando van llegando pausadamente los integrantes de la comunidad parroquial se encuentran con la Cripta tomada. A duras penas pueden ingresar algunos, alrededor de 50, que deben acompañar a quienes desean expresarse públicamente en disconformidad con la decisión inconsulta del obispo de designar al padre Torres Aliaga como nuevo párroco. Detrás de la solemne marcha procesional de una larga fila de ministros revestidos con alba y estola (unos 20), el arzobispo, el actual párroco y el futuro, avanzan para colocarse en los lugares de cabecera del templo. Comenzada la celebración, un delegado lee el decreto de nombramiento del nuevo párroco. Después del canto pascual del Gloria, el presidente del Concejo Pastoral parroquial recibe el micrófono y saluda al arzobispo indicando brevemente la disconformidad de la comunidad. Religiosas que estaban presentes, en una cantidad aproximada de15 ó 20, inician en voz muy alta el rezo del rosario que todos corean prontamente con voces muy intensas, para acallar a los 6 laicos que, frente al altar siguen expresando sus derechos como laicos. Una intervención del padre Torres (eran sus fieles) logra un momentáneo silencio. Continúan expresándose los laicos y aparecen aislados los gritos provocativos. El más significativo y enérgico afirma “El obispo es el que tiene el Espíritu Santo y hay que obedecerle!” El arzobispo mantiene la cabeza baja y, fuera de los tics constantes de sus labios, mantiene una serenidad pétrea. Toma la palabra el padre Víctor Acha y señala su respeto a los laicos y sus derechos en la iglesia. Y habla también de su propia historia de fidelidad, advirtiendo que eso no excluye la manifestación de sus propios criterios. Añade que no concelebrará esa eucaristía, porque la comunión sería una ficción de la realidad. Y desciende del altar. Comienza entonces un éxodo de los integrantes de la comunidad local, abriéndose paso dificultosamente entre la multitud. Los sacerdotes presentes del grupo Angelelli acompañan al párroco saliente. Al comenzar este abandono del local, tomo el micrófono que está en reposo sobre el altar y, en un instante de silencio digo: “Algo muy simple. Esto es una invasión planificada. Pero, les dejamos la parroquia de Ntra.Sra. del Valle y nos vamos con “la cripta” a otra parte, para subsistir”.
La Misa se desarrolla después de acuerdo a las normas litúrgicas señaladas para la asunción de nuevo párroco, y la predicación del obispo reprueba, en base al texto bíblico, la ruptura de la paz por parte de los que se marcharon y la falta de actitud pluralista que él y los suyos, sí poseen.
Resultado: Un grupo de responsables de distintos aspectos pastorales en la Cripta continuará en sus puestos hasta ser desalojados, tratando de hacer respetar su condición de laicos maduros. El resto, en esta Iglesia que ha sido un tiempo la de Juan XXIII, del Concilio y de Paulo VI, y es ahora de Benedicto XVI, Juan Pablo II y el restauracionismo tridentino; la que ha proclamado ser comunidad fraternal y ahora es la del poder; la que debe ser del diálogo y es ahora del autoritarismo; la que aseguró ser defensora de los pobres y después condenó a todos los que trabajaron en serio por ellos; la que se presentó como servidora de ese mundo al que ahora rechaza y condena; la que defendió los derechos humanos y a la vez, aparece como cómplice privilegiada de las dictaduras represivas;… en esa iglesia seguimos sintiéndonos con derecho a estar, aunque disintiendo de la actual conducción y espíritu antievangélico. Y buscamos un espacio para seguir siendo La Cripta, comunidad que se esfuerza por seguir a Jesús de Nazaret.

* rabadán: jefe de pastores

José Guillermo Mariani (pbro)

Los Okupa de la FE

Y sí, finalmente vinieron por la parroquia. Pero a nosotros sí nos importó.

Por eso les dijimos en la cara lo que pensamos y sentimos, lo que no tienen agallas para escuchar y mucho menos para respetar.

Representantes de la Comunidad de La Cripta hicieron oír su reclamo una vez más y luego se retiraron en masa.

 

Darío, Presidente del Consejo Pastoral.

Obispo Carlos, somos la comunidad de La Cripta expresando lo que pensamos y sentimos.

Oírnos para solo responder que ya tomaste una decisión, y que sos el obispo, no es escuchar, y mucho menos dialogar.

Te pedimos por favor la alternativa que se reserva a los grandes, de revisar y cambiar una decisión, preferiste generar dolor y división, ignorándonos, e ignorando que este lugar es referente para miles de personas que encontraron en nuestro estilo pastoral un modo de construir su fe.

Por eso te decimos hoy que no nos vamos de nuestra Cripta, porque es nuestra, pero no podemos compartir la eucaristía contigo y con Pedro.

 

Raúl, Coordinador Grupo de Desarrollo Comunitario. Integrante del Consejo Pastoral

25 años esta fue nuestra casa, nuestro espacio, donde intentamos con honestidad vivir el Evangelio sin glosas, como pedía Francisco de Asís.

Hoy ustedes vienen a quitarnos la parroquia. Se quedarán con el edificio, pero jamás podrán quedarse con La Cripta porque La Cripta es más que este edificio.

La Cripta es una forma de entender y de vivir el cristianismo como movimiento de libertad.

Ustedes se quedarán con las instalaciones, pero jamás podrán arrebatarnos la frescura, la rebeldía, la novedad y la Buena Noticia que aquí vivimos y compartimos.

La Cripta nunca será de ustedes, aunque habiten el espacio, porque aquí sí vale el diálogo, la diversidad, el respeto por las diferencias y la voz de los laicos.

Más de 500 personas lo gritaron y lo cantaron en ese abrazo conmovedor y hoy se los volvemos a decir: La identidad de La Cripta no se negocia!!.

 

Jueves Santo. Por Laura Garzón

Hoy es el día en que celebramos la institución del amor como servicio, o, del servicio como amor.

Es el día en que la autoridad, la catequesis, el discipulado, se ejercen y se ennoblecen, desde los pies, desde abajo, desde la tierra, desde los menores diría San Francisco de Asís.

Es el día en que los que tienen alguna función de conducción, de orientación, de guía, de pastoreo; dentro de la Iglesia se replanteen, si están siendo fieles y consecuentes a la buena noticia de Jesús; o solo repiten gestos y rituales vacíos de contenido para el mundo de hoy, porque en su práctica diaria se asemejan más al sanedrín, que a los discípulos de Jesús.

Como laicos, como personas comunes, pero igualmente responsables en el seguimiento y actualización del proyecto de Jesús de Nazaret; cuestionamos y denunciamos a la jerarquía eclesial, que con su hipocresía y rigor medieval, solo confunde y aleja a las personas creyentes de hoy, del Dios Padre y Madre universal que nos revela Jesús.

Como comunidad, rechazamos la decisión del obispo de imponernos un párroco que no coincide con nuestras búsquedas de una fe recreada, renovada, con responsabilidad y libertad, a la luz de las nuevas propuestas teológicas pos-conciliares, a la luz de la ciencia y del arte, y especialmente a la luz de los crucificados de hoy.

Hemos decidido, no aceptar tal designación, ni la instalación del nuevo sacerdote en la sede parroquial, por ser inconsulta y opuesta a nuestra identidad cristiana.

Comunidad de la parroquia nuestra señora del valle

“La Cripta”

Desde el Jardín. Por Darío Passadore

Me presento
Buenas tardes a todos y Gracias por acompañarnos hoy en este “ABRAZO A LA CRIPTA”.
Soy Darío Passadore, Presidente del Consejo Pastoral de La Cripta.

Estas expresiones artísticas que estamos compartiendo hoy son espectaculares, como es significativo que nos reunamos hoy a compartir todo esto. Pero me toca a mi proponerles un alto e invitarlos a darle significación a esta actividad.

La Identidad de La Cripta NO se negocia. Grupo de Teatro ExTras

Como todos Uds. saben la inconsulta decisión del Obispo Carlos Ñañez de designar un párroco disonante con nuestra línea pastoral nos pone aquí, en el jardín, a la intemperie.

Desde la intemperie es interesante recordar que hemos logrado una construcción como comunidad, y una identidad, impulsados por una búsqueda que nos es común. Pero es momento de preguntarnos, esta búsqueda, ¿desde dónde la hacemos?

Somos testimonio de lo que hemos cosechado aquí, en La Cripta, mas, ¿Cuál ha sido la nutriente de esta experiencia?
La respuesta a estos dos interrogantes es una, y es poderosa, la respuesta es UNA LECTURA DE JESUS Y DE SU EVANGELIO.

LA REALIDAD ES ENTONCES QUE TENEMOS UNA LECTURA DEL EVANGELIO DE JESUS DE NAZARET, Y DESDE ALLI ES DESDE DONDE HACEMOS, Y HA SIDO LA NUTRIENTE DE ESTA EXPERIENCIA QUE QUEREMOS ABRAZAR Y QUE RECONOCEMOS COMO LA CRIPTA.

DESDE LA INTEMPERIE, Y DESDE ESTA LECTURA, TAL COMO VOTAMOS LIBRE Y UNANIMEMENTE EN OCASION DE NUESTRA ASAMBLEA PARROQUIAL,  DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

 

DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

  • Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe.

  • Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos.

  • Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa.

 

Doy paso ahora al grupo de teatro de la cripta, ExTras, que nos guiará en este emotivo abrazo simbólico a nuestra Cripta.

 

 

 

¡“la identidad de la Cripta NO se negocia”! Abrazo Multitudinario. Por Laura Garzón

La convocatoria superó las expectativas. La consigna fue clara y la gritamos entre todos: ¡“la identidad de la Cripta NO se negocia”!

ABRAZO A LA CRIPTA  Por Laura Garzón.

Desde la afirmación: ¡“la identidad de la Cripta NO se negocia”!  Aún resonando en nuestros oídos y corazones, es que afirmamos:

Que ante el desconcierto y perplejidad que nos causan estas actitudes rígidas, de imposiciones y sanciones, vamos a resistir, a no dejarnos desanimar o perder la esperanza.
Nos comprometemos a continuar trabajando, en un auténtico seguimiento de Jesús de Nazareth, en su proyecto, y en el desafío de llevar su Buena Noticia, con coraje y alegría, a las minorías de nuestra sociedad.
Seguiremos luchando, por una Iglesia pluralista y participativa; convencidos que el Espíritu Santo guía e ilumina, a todas las personas de Buena Voluntad. No tiene sede exclusiva, ni preferida, en el Vaticano, o en Av. Hipólito Irigoyen. Ningún obispo, ningún sacerdote, ningún Papa, están por encima de nuestra Libertad de conciencia, de expresión o de pensar.
Por último, queremos reafirmar, que  reconocemos en el término Iglesia a la Asamblea de todos los bautizados, que se gobierna a si misma. Todos reconocemos a un mismo Padre, y en Jesús, a todos los hombres como nuestros hermanos.

Queremos agradecer especialmente a Quito, Víctor y las Hermanas de San Casimiro; pilares fundamentales en la construcción de esta Utopía, que durante 40 años, más allá de ser el sueño de una porción de Iglesia, ha sido un aporte y una lucha por la Dignidad Humana.

No sé si somos muchos o pocos, algunos dicen que somos un pequeño grupo de rebeldes (o algo así) pero no importa la cantidad, sino la convicción y el compromiso auténtico con la causa de Jesús.

¡“la identidad de la Cripta NO se negocia”!

ABRAZO A “LA CRIPTA”. En defensa de nuestro modo de ser.

PORQUE SOMOS IGLESIA, PORQUE QUEREMOS SER ESCUCHADOS, Y PORQUE QUEREMOS SEGUIR VIVIENDO Y CRECIENDO COMO LAICOS COMPROMETIDOS EN UNA IGLESIA PLURALISTA, LOS INVITAMOS A COMPARTIR NUESTRAS ALEGRÍAS E INQUIETUDES, Y PARTICIPAR EN LA GRAN MOVIDA ARTISTICO-CULTURAL DE ABRAZO A “LA CRIPTA”,

EL DOMINGO 10 DE ABRIL,   DE   14,30 a 18,30 HS. EN LOS JARDINES DE LA PARROQUIA NUESTRA SRA. DEL VALLE “LA CRIPTA”.

ACTUARAN: SILVIA LALLANA, LULA FERNANDEZ, GUSTAVO CHAZARRETA, INTI HUYRA, GUSTAVO PATIÑO, “NEGRO VILCHEZ”, NORMA PICCONE, GRUPO MIXTURA, EMBAJADA CULTURAL DE RIO III, ENTRE OTROS,  Y EL CORAL DE LA CRIPTA Y EL TALLER DE TEATRO “EX TRAS”.

AVDA LA PLACE  5788, A METROS DE “LA MUJER URBANA” COLECTIVOS  Linea N

NO FALTEN!!!

“Abrazo de resistencia” a La Cripta. Por Alexis Oliva

La comunidad de La Cripta realizará este domingo un abrazo a la sede parroquial de Villa Belgrano en protesta por la designación de un párroco adverso a la línea de trabajo social, democrático y pluralista que vienen desarrollando desde hace más de 40 años. Lo decidió Ñáñez.

La comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Valle -conocida como La Cripta- protestará este domingo contra la decisión unilateral del arzobispo Carlos Ñáñez de designar al cura párroco Pedro Torres, a quien atribuyen una actitud de “obediencia debida” con la jerarquía que históricamente los ha marginado y desalentado en su trabajo social.

La modalidad de la protesta será una “gran movida artístico-cultural de abrazo a La Cripta”, desde las 14,30 horas del próximo domingo 10 de abril, en la que actuarán el coro y el grupo de teatro de la parroquia y conjuntos folclóricos invitados. Previamente, esta noche desde las 22,30 se realizará una peña de despedida al párroco saliente, Víctor Acha, y “preparación de la resistencia”.

Más allá de que el nombramiento de un sacerdote es potestad del Arzobispado, lo habitual es que el designado tenga el apoyo del colectivo que va a conducir. En este caso, las diferencias teológicas e ideológicas con los curas que han conducido esta parroquia -identificados con la línea tercermundista-, hacen que la comunidad interprete esta decisión como “un nuevo gesto de intolerancia hacia la Iglesia de los pobres”.

En este sentido, el conflicto va más allá de una cuestión personal de simpatía o antipatía con los sacerdotes y se enmarca en el avance del conservadurismo de la Iglesia oficial sobre las cada vez más escasas experiencias de las comunidades de base con una impronta de transformación social.

“Para algunos ésta es una parroquia combativa. Y no están de acuerdo porque crea problemas y discute ciertas decisiones de la Iglesia oficial. Esta parroquia está comprometida con la realidad, con los pobres, con las personas diferentes; no está con el estatus de la Iglesia jerárquica. Nosotros frente a un conflicto de la realidad, no nos guiamos por lo que dice la Iglesia jerárquica, sino que vamos a lo que Jesucristo dice. Por eso se quiere terminar con experiencias de base como la nuestra”. Así lo explica a Prensared Beatriz Brikworth, integrante del consejo pastoral de La Cripta y militante de esa comunidad desde hace más de 40 años.

Fue en esa época cuando el Concilio Vaticano II impulsaba un proceso de renovación, apertura y compromiso, que llevaría a La Cripta a un sacerdote plenamente identificado con ese proceso: Guillermo “Quito” Mariani. Fueron 39 años en los que condujo esta comunidad, durante el período de nacimiento, apogeo y declinación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que se desarrolló en paralelo con el proceso de politización de los sectores obreros y juveniles, truncado luego por la represión dictatorial.

Luego de la jubilación de Mariani, en 2006, se logró la designación de un cura de la misma línea posconciliar, Víctor Acha, respetado por su trabajo en la parroquia de barrio Villa El Libertador durante los años 60 y 70, cuando llegó a sufrir once allanamientos antes de su obligado exilio. Acha continuó con la tarea desarrollada por su predecesor, estimulando el protagonismo de los laicos en la planificación y desarrollo de la tarea pastoral que involucra a unos 500 vecinos de Villa Belgrano y otros barrios de Córdoba que participan en las actividades de La Cripta. Ante su inminente jubilación, fue designado Torres, a quien consideran “la antítesis de lo que somos como comunidad”.

Ex seminarista e integrante del consejo pastoral, Daniel García Carranza, plantea lo que está en riesgo: “Lo que estamos tratando de hacer es mantener vivas las ideas del Concilio Vaticano II, que desde que surgieron se empezaron a implementar acá y la gente empezó a vivir esas cosas. Nosotros no estamos en nada raro. Lo que pasa que la Iglesia, con Juan Pablo II y ahora con Benedicto XVI está cerrando los libros del Vaticano Segundo, diciendo que esto no está vigente. No es la doctrina social de la Edad Media lo que tenemos que seguir, sino la del siglo XXI, porque la sociedad ha cambiado. Por eso la prioridad nuestra es la libertad de conciencia entre la gente”.

“Otro aspecto que genera una reacción adversa en la jerarquía es que nos permitimos debatir cosas que la jerarquía de la Iglesia no quiere discutir -apunta el laico Darío Passadore-. Por ejemplo, la ley del matrimonio igualitario. Por supuesto que hubo dentro de la comunidad distintas posiciones, pero la debatimos y tuvimos un montón de reuniones reflexionando e intercambiando información. No es que porque la Iglesia toma una postura nosotros agachamos la cabeza, sino que buscamos, a la luz del Evangelio, informándonos y pensando, buscar una postura propia con consenso”.

Justamente, con ese reciente debate está relacionado un antecedente poco alentador respecto a un eventual cambio de decisión del arzobispo Ñáñez: la “suspensión” (léase cesantía) al cura Nicolás Alessio por haber “cometido rechazo pertinaz de la doctrina descrita, al sacramento del matrimonio y desobediencia al Ordinario”, al manifestar públicamente su apoyo a la unión civil entre personas del mismo sexo.

No obstante, el colectivo La Cripta no está dispuesto a transigir y prefiere no tener un párroco propio y mantenerse transitoriamente como una vicaría, hasta que su reclamo sea escuchado.

En un comunicado a la opinión pública, se explicitan los motivos: “Decidimos rechazar la imposición del obispo. Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe. Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos. Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa. (Porque queremos) dar a conocer que hay otro rostro de Iglesia que aquel que muestran los que tienen el poder (y que parece han olvidado que desde Jesús el poder es servicio)”.

 

Fuente Nota: www.prensared.com.ar

Fuente Foto: José Luis Cortés

Charlas en la Cripta. DDHH y Conflictos de Hoy. Derecho a la Identidad. Viernes 15 de Abril 20.30 hs.

Viernes 15 de Abril 20.30 hs.

 

Charlas en La Cripta

DERECHOS HUMANOS Y CONFLICTOS DE HOY

DERECHO A LA IDENTIDAD

Con la participación de:

Sonia Torres,

Titular de la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo

Luis Miguel Baronetto,

Ex-director de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, querellante de la causa UP1, Director  de la Revista Tiempo Latinoamericano, autor de varios libros entre ellos, “Derechos Humanos: una Tarea, una Construcción”

 

Y  los aportes  del Párroco Víctor S. Acha

 

Laplace 5786 (a mts Mujer Urbana) – Colectivos línea N

Para comunicación e informaciones charlasenlacripta@gmail.com

 

 

Iglesias sin curas. Por Manuel de Unciti

Hasta un ‘sabio distraído’ como Rafael Sánchez Ferlosio lo ha advertido y lo ha proclamado, con total desparpajo según su costumbre, a los cuatro vientos: «Su problema más grave es la desesperación porque no tiene vocaciones». Se refería -fácil es de entender- a la Iglesia. Y hay que añadir que son muchos los católicos que, con mayor o menor acierto, comparten este juicio o esta aprensión. «La Iglesia, dicen, se queda sin curas, sin sacerdotes».

Tal vez sería bueno recordar a estos temerosos y preocupados por el futuro de la fe que el término ‘sacerdote’ no aparece en los textos del Nuevo Testamento y que solo a partir del siglo III las comunidades cristianas le conceden carta de ciudadanía ¡y de qué manera, válganos Dios! Durante los doscientos primeros años de la Iglesia nadie habló de sacerdotes ni de curas. La denominada ‘Carta a los hebreos’ es el primer documento cristiano en que se habla de ‘sacerdocio’; lo hace, como es sabido, con referencia explícita a Cristo. Pero este importantísimo documento canónico no tiene al apóstol Pablo como autor -según se ha creído durante siglos- sino que es de una época posterior, redactado por cristianos admiradores del ‘Apóstol de las gentes’ y entre los que figuraban, por lo que parece, levitas y sacerdotes de la Antigua Alianza llegados al cristianismo con una exagerada añoranza del esplendor que tuvo en su día el templo de Jerusalén… Y no son obra de Pablo, igualmente, las cartas a Tito y a Timoteo, documentos canónicos que suelen citarse en apoyo del ‘orden sacerdotal’. Las comunidades cristianas contaban, como es natural, con personas que las presidían y ordenaban -que celebraban la Eucaristía del Señor- pero que no eran ministros consagrados. Tertuliano afirma resueltamente, a la altura del siglo III, que cualquier bautizado bien visto por la comunidad de los hermanos solía presidir la ‘Cena del Señor’ o Eucaristía. Y de hecho, el diccionario de uso corriente en las comunidades de los primeros siglos echa mano de términos de la vida civil para designar los diferentes cargos que dirigían y servían a los seguidores de Jesús. El bien conocido teólogo José María Castillo enumera no menos de diez cargos y servicios habituales en el seno de las comunidades cristianas; y todos ellos con nomenclatura profana o civil. Más aún: hasta el mismo término ‘orden’ -que con el adjetivo de ‘sacerdotal’ ha llegado hasta hoy- tiene su origen y uso en la esfera social romana. Se hablaba así del orden de los senadores y del orden de los caballeros; y tanto en un caso como en el otro, la pertenencia al ‘ordo’ comportaba prestigio, riqueza, boato, separación de la masa… Cuando las comunidades cristianas se apropiaban de este término, ¿eran conscientes de que estaban dejando a un lado la enseñanza de Jesús, «el que sea mayor entre vosotros, muéstrese como el menor», o se estaban contagiando de las pompas y vanidades de este mundo?

Estaba a un caer el reconocimiento del cristianismo en la esfera de lo civil con la llamada ‘paz constantiniana’ (año 313) y sabido es cómo son muchos los que sitúan en ese reconocimiento -en sí mismo positivo- el comienzo de una cierta mundanización de la Iglesia que con el tiempo le llevaría a más de un exceso. Es de toda justicia subrayar la inmensidad de bienes que ha reportado a las comunidades cristianas la fórmula del ‘orden sacral’; pero también es obligado subrayar el veneno que la dicha fórmula ha inoculado en el cuerpo de la Iglesia: el gran contingente de los laicos se ha ido configurando poco a poco como masa que oye y calla, obedece a lo que se le manda y espera cruzada de brazos hasta un nuevo mandato… La participación activa de los seglares en la marcha de la Iglesia ocupa ya, por fortuna, un primer plano de actualidad en la literatura cristiana de nuestro tiempo, pero -por desgracia y salvo contadas excepciones- la tan traída y llevada participación laical no pasa de ser un pío desideratum. La fórmula del ‘ministerio sacro’ u ‘ordo sacerdotal’, por el contrario, se fue expandiendo y consolidando a lo largo de la historia; y ha llegado hasta el día de hoy imponiendo una nítida distinción entre clérigos y laicos. Persistirá, ay, esta distinción mientras las comunidades estén presididas día y noche por un ministro consagrado que tiene ‘la sartén por el mango y el mango también’.

Y surge la pregunta: ¿no sería cosa de retornar al estilo de los primeros tiempos de la Iglesia en que los ‘liberados’ -sin más ‘sacralidades’- se dedicaban a dar vida a nuevas comunidades, a ser testigos de la fe de unas comunidades ante otras, a servir de vínculos de caridad de todas las comunidades entre sí? A cuantos se sientan confundidos, perplejos y tal vez escandalizados ante estas propuestas, habrá que recordarles la magnífica expresión del jesuita padre Rahner: «Jesús no es el fundador de la Iglesia sino su fundamento». Cada generación, cada tiempo tendrá que ver cómo organizarse al servicio del Reino de Dios.

 

Manuel de Unciti es sacerdote y periodista.

Fuente ElCorreo.es

¿DIÁLOGO EN LA IGLESIA CATÓLICA? Carta de P. Victor Acha al Obispo.

Tomado de la carta enviada por el padre Víctor Saulo Acha al Arzobispo, en el mes de febrero

Escribo estas líneas a propósito de la situación planteada en ocasión de mi retiro de la actividad parroquial. Este retiro estaba acordado con el Arzobispo cuando me pidió hacerme cargo de la Pquia. Ntra. Sra. del Valle, La Cripta, en el año 2006.

Desde que el Padre Carlos Ñañez se hizo cargo de la arquidiócesis pareció que comenzábamos un proceso de participación, de integración, de diálogo que había sido poco frecuente entre nosotros y que por cierto nos alegró. Poco después sacerdotes y laicos vimos con agrado cuando el Arzobispo pidió colaboración para entregar una carta pastoral a la arquidiócesis en un Adviento ya lejano. Así hubo muchos signos prometedores de una pastoral diferente.

En lo que a mi respecta, durante años expresé mi adhesión a las propuestas del Plan Pastoral, he colaborado en semanas del clero (no sin inconvenientes), he acercado sugerencias, fui llamado a colaborar con el Vicario de Pastoral, P. Walter, se me pidió exponer en algún encuentro diocesano, etc. Y cuando personalmente o con otros creímos necesario sugerir cambios, poner acentos, cambiar algún esquema, también lo expresé.

Parece que todo esto no significó mas nada, desde el momento en que me permití disentir con expresiones de algunos Obispos (a propósito de la Ley de Matrimonio igualitario) en una cuestión absolutamente opinable y frente a la cual la Iglesia tenía la oportunidad de mostrar su equilibrio, acentuando por un lado los principios que considera importantes y por otro mostrando su apertura para buscar caminos nuevos para la integración y el crecimiento humanos.

En varias ocasiones el Arzobispo ha manifestado que tiene presiones, y que peligra el camino pastoral que está en marcha en la Arquidiócesis. ¿De qué hablamos? ¿Qué puede temer el Arzobispo? ¿Quién puede presionarlo si cree que cuenta con la fortaleza del Espíritu? ¿Quién puede cuestionar los procesos participativos que el obispo quiera instalar en su diócesis?

La más antigua teología y práctica eclesial nos dicen que el Obispo tiene plena autoridad en su diócesis. Nadie de fuera, puede cuestionar su autoridad en asuntos que hacen a su ministerio pastoral. Ninguna institución de la Iglesia se sitúa por encima del Obispo en lo que concierne a sus decisiones pastorales.

¿La necesaria “comunión episcopal” que le une al resto de los obispos, significa algún modo de sumisión? ¿El Obispo tiene que condicionar sus decisiones a la palabra o el pensamiento de otros obispos? Aún los documentos, expresiones y criterios de la Conferencia episcopal no son  vinculantes, si bien son asumidos en razón de la comunión de todos. Pero obrar en comunión no significa no pensar, no opinar, no buscar, no expresar diferencias, acentos, puntos de vista que en conciencia se consideran válidos.

La fisonomía jerárquica y de sentido verticalista que muestra la Iglesia Católica, tiene más de mundana que de evangélica y aunque tiene siglos desarrollando ese estilo de autoridad, debe ser revisada y adaptada a la realidad del mundo actual y siempre buscando coherencia con el Evangelio, que es el criterio supremo de la fe y de la práctica cristiana.

Esto no es una reflexión aislada ni original, en parte es doctrina tradicional y en parte es el pensamiento de teólogos de reconocida autoridad, al menos desde que el ya olvidado Juan XXIII tuvo la ocurrencia de decir que había que dejar entrar aires nuevos en la Iglesia y sacar el polvo acumulado desde siglos en sus estructuras.

A esta altura de la historia ¿tienen sentido las posturas conservadoras que pretenden mantener el statu quo sin buscar caminos nuevos en lo que concierne al ejercicio de la autoridad? ¿A dónde va a terminar una Iglesia que siga apelando a ese tradicional recurso de la autoridad para señalar un único camino y opciones más corporativas que fieles al Evangelio? ¿Es que la Iglesia no puede incorporar de una vez, formas sanas y hace tiempo aceptadas socialmente de  participación, cuando se trata de la designación de obispos y sacerdotes?

He planteado al Arzobispo que el Padre Pedro Torres, propuesto como futuro párroco no me parece la persona indicada y también que no comprendo por qué no fui consultado respecto al posible sucesor, ni se pensó en dialogar con la comunidad al respecto. El obispo, los sacerdotes y laicos somos parte de una misma institución, de un mismo proyecto y creo que aceptamos un mismo evangelio que nos señala un modo de relaciones que exceden los marcos institucionales, porque se vinculan con lo fraterno, lo solidario, lo participativo.

Aquí no se trata de una actitud contra el padre Torres, solo opinamos (la comunidad y yo) que sus opciones pastorales difieren de las nuestras y que cada persona es adecuada o no, para determinada circunstancia ó ámbito. Son incontables en esta y otras diócesis los casos de cambios semejantes que terminan desarmando comunidades, enfrentando a unos con otros y produciendo heridas y rupturas que solo consiguen el alejamiento de muchos, cuando nuestra misión es integrar y nunca dispersar. Por eso hemos reclamado ser escuchados

¿Acaso la consulta amplia, la opinión de las bases, el criterio de los protagonistas menoscaba la autoridad de quien tiene que decidir? ¿No es mejor el diálogo oportuno y con todos,  que tener que afrontar situaciones conflictivas e indeseables que dejan heridas a veces insalvables?

Laicos representantes de la comunidad han hablado al respecto con el Arzobispo y también con el Padre Torres, pero parece que la decisión es inamovible.

Nos preguntamos ¿la intención será desarmar esta comunidad, desalentar nuestro estilo participativo e inclusivo, ajustar los proyectos a un modelo de pastoral tradicional?

De ser así ¿Porqué acallar las voces que matizan los discursos oficiales? ¿No es una riqueza asumir la diversidad en el conjunto de una diócesis? Hay mucha gente que adhiere a una pastoral tradicional, de conservación, de sacramentalismo y devociones, pero en el escenario de esta sociedad del siglo XXI, en el escenario de nuestro país y en el de Córdoba, muchos alentamos otras opciones pastorales.

Aquellas y estas opciones diferentes contribuyen a sumar, a integrar lo diverso, a fomentar la convivencia de lo diferente. ¿No se parece esto a lo que hizo, propuso y pretendió Jesús, incluyendo a todos, aceptando a los que eran rechazados en su tiempo, planteando una experiencia religiosa diversa en ciento ochenta grados a lo establecido en aquella sociedad?

Superemos los miedos, compartamos nuestras dudas, seguridades y expectativas, busquemos juntos, escuchémonos sin prejuicios. Solo eso podrá salvar a nuestra Iglesia de quedar reducida a una secta, o de ser una más de tantas obsoletas monarquías, cáscaras sin contenido significativo.

Cada día es mayor el descrédito del Vaticano, de muchos obispos de Argentina y de otras latitudes y no por calumnias, sino porque sus expresiones, sus actitudes, son muchas veces extemporáneas, cuando no anacrónicas u obsoletas. Y porque además ha quedado patente que el pecado está tanto dentro como fuera de la Iglesia y esto no puede ser de otro modo, porque esa es la condición humana. Asumamos con sencillez y humildad y sin arrogancias lo que somos. Porque es tan cierto nuestro pecado, como lo debe ser nuestra vocación para proclamar oportuna o inoportunamente el Evangelio de la vida, superándonos desde nuestras limitaciones.

Todos debemos leer “los signos de los tiempos” y revisar con sinceridad y sin prejuicios ¡tantas! expresiones y acciones que no hablan de una Iglesia enteramente fiel al Evangelio. Hay que transformar una Iglesia que pretende defender siempre el orden establecido, atender a quienes le halagan el oído y dicen amen a cualquier propuesta, para quedar bien con todos, menos con los que piensan, opinan y proponen. Hay que transformar una Iglesia que piensa más en la defensa de sus instituciones epocales que en su irrenunciable misión profética. Esto es misión de todos los que decimos seguir a Jesús de Nazaret.

Entonces, para ser una Iglesia que escucha, que atiende, que asume a todos y a todos propone el diálogo adulto y maduro, aceptemos al interior de nuestra comunidad diocesana, la diversidad y el pluralismo.

La cuestión planteada en La Cripta no está cerrada, pues lo que hoy es un hecho puntual de esta comunidad, o bien nos lleva a buscar caminos nuevos en las relaciones pueblo autoridad, o las soluciones sin el diálogo y la participación serán ficticias y harán daño a todos.

PADRE VICTOR SAULO ACHA