|
|
El Reino une. La Iglesia divide cuando no coincide con el Reino. (Mons. Pedro Casaldáliga) Por Raúl A. Perez VerziniA raíz del libro autobiográfico de Quito Mariani, se reavivó en un amplio grupo de cristianos la idea de hablar claramente y sin tapujos sobre lo que pensamos acerca de la Iglesia Católica. Y como nos enseñó el Primer Foro Mundial de Teología y Liberación, la religión y la espiritualidad pueden contribuir o dificultar la edificación de un mundo mejor, de otro mundo posible. Es por eso que a partir de hoy www.SinTapujos.org se independiza como sitio Web. A partir de hoy éste será un sitio para expresar sin tapujos y sin censuras nuestras convicciones con relación a los temas que nos preocupan. Porque entendemos nuestra Fe no como algo para vivir en la esfera de lo individual, sino y principalmente en la esfera de lo comunitario y social, pretendemos crear un espacio para compartir reflexiones, animar debates, estudiar juntos y contagiar entusiasmo. La página original de La Cripta seguirá funcionando normalmente en la dirección www.LaCripta.org.ar con toda la libertad y profundidad que la ha caracterizado hasta hoy. En Sin Tapujos creemos que ha llegado el momento de iniciar nuevos caminos asumiendo la independencia de pensamiento que supone nuestra madurez como cristianos. Madurez a la que parece no haber llegado aun la jerarquía de Iglesia Católica, quienes una vez más han hecho oídos sordos al Espíritu del Señor eligiendo como nuevo papa al tristemente célebre inquisidor del siglo XX. Ha sido elegido papa el Cardenal Ratzinger, la representación más patética del antitestimonio eclesial. Una vuelta de tuerca a la religión medieval en detrimento de la buena noticia de Jesús de Nazaret. Con él, la Iglesia retrocedió una vez más hacia sus cuarteles de invierno. Con él se asegura la continuidad del totalitarismo ideológico que inició Juan Pablo II valiéndose precisamente de Ratzinger como gran inquisidor. Se avecinan tiempos sombríos para aquellos que aun creemos en la fuerza liberadora del Evangelio. Especialmente para aquellos que aun soñamos con la utopía de la justicia, de la libertad, de la fraternidad y de la igualdad también hacia el interior de las iglesias. Ratzinger es la persona que lideró la persecución a los más de 100 teólogos cruelmente censurados por representar ideas teológicas y prácticas pastorales contrarias a la práctica eclesial oficial que se aleja veloz e insalvablemente del evangelio. Ratzinger encarna una visión patológicamente oscurantista del ser humano y del mundo que se manifiesta en su desprecio al librepensamiento, a las mujeres y a la sexualidad como expresión sublime de la comunicación humana. Para él vale más la ortodoxia (el correcto pensar) que la ortopraxis (el correcto actuar) y por eso su indiferencia práctica a los gravísimos problemas del tercer mundo y su ataque sistemático a los teólogos de la liberación. Encerrado en su burbuja vaticana se mostró incapaz de escuchar el sufrimiento del inocente, ese clamor cada vez más claro, creciente e impetuoso por un mundo donde quepan todos. La visión medieval de Ratzinger incluye el rechazo al pensamiento y al actuar diferente por eso condena con igual maltrato a los gays y a los teólogos que contradicen su totalitarismo del pensamiento único. Se avecinan tiempos sombríos para aquellos que soñamos con que la Iglesia retorne al evangelio. Ratzinger expresa lo peor del conservadurismo, la cerrazón al siglo XXI, con sus todos sus apasionantes desafíos. Se avecinan tiempos sombríos para los que esperábamos un llamamiento a la participación de los laicos. Los iluminados han tomado el poder y se interpretan a sí mismos como autosuficientes. “Los laicos, seguirán enseñando en los seminarios diocesanos, están para obedecer”. La eclesiología que sostiene Ratzinger, que como afirma lúcidamente Leonardo Boff es más una “jerarcología”, legitima de manera perversa la marginación de los laicos y la exclusión de las mujeres y como tal representa un estado patológico que debemos curar mediante una visión más cercana a la utopía de Jesús. Una visión que hoy aparece cada vez más lejana en el estado Vaticano. Con esta elección nos robaron la esperanza de un papa que virara el rumbo hacia un mayor diálogo con el mundo, que respete las diferencias, que devuelva a la mujer el rol que se le quitó, donde verdaderamente se la reconozca como hija de Dios y por lo tanto en igualdad de condiciones para acceder a todas las funciones que, en contra de la tradición más genuina, la jerarcología misógina se apropió. Nos robaron la esperanza de continuar el aggiornamento que valientemente impulsaron Juan XXIII y Pablo VI y que Juan Pablo II traicionó. Nos robaron la esperanza de que los miles de teólogos y pensadores perseguidos y censurados durante todo el pontificado de Juan Pablo II pudieran retornar a sus aulas y que sus libros dejaran de ser piezas difíciles de encontrar para transformarse en guías para las comunidades que verdaderamente pretenden madurar en la fe. Nos robaron la esperanza de que se aboliera esa obra abominable denominada Catequismo Universal para retornar a la alegre fidelidad de aquellos que buscan comunitariamente la mejor respuesta a cada situación con un oído en el Evangelio y con otro en el Pueblo. Nos robaron la esperanza de un macro ecumenismo respetuoso, consciente de que la verdad no es patrimonio exclusivo del catolicismo sino que el Señor se ha revelado desde siempre en todas las religiones que buscan el cuidado y la promoción del ser humano y la creación. Nos robaron la esperanza de una Iglesia que abandonara por fin el eurocentrismo y diera participación real a las Iglesias locales desarrollando un estilo de gestión basado en la comunión y la participación. Se avecinan tiempos sombríos para las intuiciones fundantes del Vaticano II, su principal traidor ha sido elegido papa. Pero hay que seguir andando nomás. Como nos enseñó Casaldáliga,
Es tarde
Es tarde
Raúl A. Perez Verzini |
Número de visitas desde la Pascua del 2001
Enviar correo electrónico a
raul@sintapujos.org
con preguntas o comentarios sobre este sitio Web. |