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Conclusiones y cierre del encuentro de las mujeres. Por Marta Dillon
Las miles de mujeres reunidas en Córdoba acordaron que la próxima sede del
encuentro será Neuquén.
El método es informal pero efectivo. La sede del
siguiente Encuentro Nacional de Mujeres se decide por aclamación, al mejor
estilo de antiguos programas televisivos o, tal vez, como lo definen las mismas
mujeres que participan, como reafirmación de un modo de democracia abierta y sin
jerarquías representativas. Y el resultado fue claro: Neuquén. Allí volverán a
convocarse las autoconvocadas en octubre del año que viene, en esa ciudad
rodeada de estepa, la misma donde fue asesinado el docente Carlos Fuentealba y
desde donde surge uno de los candidatos presidenciales más literalmente
identificados con la derecha. Eso pesó en la elección de la sede, sin duda, pero
también la nutrida y creativa legión de mujeres neuquinas que participaron de
este ENM que empujaron a su geografía como una casa posible para todas a pesar
de las distancias.
El cierre de tres jornadas de encuentros y debates fue una sorpresa. Pocas
veces como ésta son tantas las que se quedan hasta el final, retrasando la
vuelta a casa, que en muchos casos implica viajes agotadores. El estadio del
club Juniors estaba atestado a las 10 de la mañana, cuando las propuestas de
nuevas sedes se empezaron a escuchar desde un equipo de sonido que hasta hacía
pocas horas había hecho sonar música cuartetera en la peña de cierre, el domingo
por la noche. Santa Fe y Catamarca tuvieron apoyos tibios; Buenos Aires, sede
propuesta por la numerosa delegación del Partido Obrero, fue abucheada
masivamente. El temor de que los aparatos políticos terminen de obturar las
voces de la mayoría de mujeres independientes era una de las razones para que
tantas hubieran conjurado el cansancio y las ganas de volver a sus lugares de
origen y estuvieran en la mañana de ayer de pie, dispuestas a votar.
Los taxistas que se acercaban al estadio, del otro lado de la costanera que
separa la periferia del centro de Córdoba, apenas podían creer la cantidad de
mujeres que caminaban por las inmediaciones mirando los autos con el deseo
propio de unos pies ya hinchados de tanto andar. Es que impresionaba el
contraste entre los ecos de la marcha del día anterior –cuyos rastros todavía
podían leerse en pintadas, sobre todo sobre algunas iglesias– y el silencio de
los medios locales, que casi no dieron espacio al ENM. El principal diario de
Córdoba, por ejemplo, apenas si dedicó ocho líneas a la “multitudinaria marcha
de mujeres de todo el país”, sin citar ninguna de sus consignas.
Así, trasladarse desde el estadio donde se cerró el Encuentro hasta cualquier
otro lado fue una odisea de peregrinas que emprendían la vuelta a pie en busca
del ansiado transporte.
La noche anterior podía leerse en la cara de las mujeres que desafiaron la
lluvia que mojaba a Córdoba el lunes a la mañana. Cierta resaca emocional y de
la otra, de la que se consigue a fuerza de cerveza y baile desenfrenado,
dibujaba ojeras pero no llegaba a borrar las sonrisas ni los abrazos y los
saludos hasta la próxima vez, que será en Neuquén. “Córdoba llora porque nos
vamos”, dijo una mujer y otra le contestó con un “¡Ah!” sobreactuado que subrayó
la cursilería de la frase y desató unas cuantas carcajadas.
La lectura de las conclusiones de los más de 63 talleres –cada vez que en
alguno se reunían más de 40, debía desdoblarse– se hizo entre el murmullo
general de quienes entendían que la tarea estaba cumplida. No es en esos papeles
redactados en el final de la tarde del domingo donde está la fuerza de los ENM
sino lo que cada uno oyó y compartió y que después llevará a sus ciudades y
provincias para seguir provocando debates. Entonces no hubo conflicto en esa
lectura que como una letanía se seguía desde el escenario del club Juniors.
Además, la participación católica que siempre genera conflictos parece haberse
corrido de eje para juntar sus fuerzas en la puerta de la catedral, como lo
hicieron la noche del domingo cuando la marcha multitudinaria vociferó su
reclamo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Hubo un solo
incidente que apenas se registró al final de ese día: un hombre intentó robar la
bandera del ENM cuando terminaba la manifestación, pero ese acto fue rápidamente
impedido y el hombre terminó detenido.
En el baile que cerró tanto la manifestación como los debates también pudo
advertirse la masiva participación de mujeres en los ENM y la necesidad de
convertirlos en fiesta. Si la tensión que se vivió frente a la catedral de la
provincia había dejado algunas gargantas mudas, la música típica cordobesa
ofreció la chance de descargarla y de saber que hay sentidos múltiples en esta
convocatoria que es única, por lo menos en América latina, y de la que se
hicieron eco diarios de la región: en Costa Rica, en República Dominicana, en
México y en Colombia hubo espacio para mencionar el ENM, algo que se puede
rastrear en un rápido censo por la web.
Con la elección de la próxima sede –que se fue fraguando de boca en boca
desde el día anterior– comenzó la vuelta a casa para las mujeres. Ahora el
desafío es sostener la movilización durante un año entero y también de empezar a
juntar los fondos que harán posible el viaje.
Fuente: Página 12
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